Siempre
habíamos creído que la ruta férrea de pasajeros del famoso tren
Transiberiano Moscú-Vladivostok era la más larga del mundo,
pero el ingenio tencnológico de los chinos se ha encargado de
rompernos todos los esquemas, como siempre hacen. Esto forma parte
del ambicioso proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, que es el
gran plan geoestratégico de China para fomentar el comercio
mundial.
La línea de ferrocarril Madrid-Yiwu es una línea de
mercancías que conecta la ciudad china de Yiwu con la ciudad
española de Madrid desde el año 2011, recorriendo 13.052
kilómetros, más longitud incluso que el
Transiberiano, la línea más larga hasta la fecha.
Sus detractores dicen que forma parte del “imperialismo chino”,
pero el comercio es de ida y vuelta en doble sentido, y por lo
tanto beneficia a todos los países que recorren la ruta.
Hasta ahora no ha sido rentable esta nueva línea férrea debido a
que los trenes regresaban medio vacíos desde
Madrid, pero con el tiempo lo será, ya que España exporta
cada vez más productos a China, sobre todo alimentarios,
especialmente el jamón de bellota cuyo sabor es muy apreciado
por los chinos.
RECORRIDO
Desde que el tren parte de Yiwu, ciudad comercial situada a
trescientos kilómetros al sur de Shangái, la línea atraviesa
China, Kazajistán, Rusia, Bielorrusia, Polonia, Alemania, Francia y
finalmente España, hasta llegar a su capital.
El tren debe adaptarse a diferentes anchos de vía existentes
a lo largo del trayecto: ancho estándar en China, ancho ruso en
Rusia y países ex-soviéticos, nuevamente ancho estándar en Europa
y finalmente ancho ibérico en España.
Inicialmente el viaje tenía una duración de 21 días, es decir tres
semanas, mientras que actualmente la duración se ha reducido a 16
días. En comparación, una ruta naval tardaría seis
semanas y el mismo viaje por carretera supondría casi el
triple de emisiones de anhídrido carbónico CO2
(44 toneladas por ferrocarril frente a 114 por carretera).
Es el inicio de la línea férrea más larga del mundo. Conecta con
el corazón de Europa rutas que duran menos de tres semanas, la
mitad que el trayecto marítimo. En los próximos años, el tren
de mercancías de Yiwu va a revolucionar el modelo comercial entre
China y Europa.
BALANCE
Desde que se inaugurara en 2011, por el Nuevo Puente Terrestre
Euroasiático se han realizado un total de 6.235 viajes, que
atraviesan doce países, conectando 35 ciudades chinas
y 34 europeas. En cuestión de comercio, ha supuesto que durante
los primeros diez meses de 2017 se registrara un incremento del
16,2% interanual, con previsiones que apuntan a un crecimiento del
número de viajes en 2018, hasta alcanzar los cuatro mil, respecto a
los 3.270 registrados en 2017. Todavía no tenemos cifras de 2019.
Para hacer operativo el tren de mercancías ha sido necesaria la
construcción en Khorgos, Kazajistán, del mayor
puerto seco del mundo, que conecta con la ciudad china de
Khorgas, de nombre muy similar, pero al otro lado de la frontera.
La diferencia en el ancho de vía en China, que utiliza el
estándar de Europa Occidental, con la disponible en Asia Central,
con modelo ruso, requiere la transferencia de los vagones entre
trenes, repitiéndose el proceso de nuevo entre Bielorrusia y
Polonia.
Pero el gran reto a superar será mejorar su eficiencia y beneficio,
ya que en muchos casos los trenes regresan casi vacíos,
mientras China envía vagones repletos de dispositivos
electrónicos, textiles y juguetes, fundamentalmente. Las
temperaturas extremas del trayecto por la estepa asiática
suponen un gran desafío para los principales productos en la cesta
de exportaciones de muchos países europeos.
En el camino, los puertos alemanes de Leipzig, Duisburgo, Hamburgo
y Nuremberg figuran entre los principales socios comerciales.
Pero el tren también atraviesa desde 2017 el Canal de la Mancha
hasta llegar a Londres, recorriendo 12.000 kilómetros en
18 días, respecto a los 40 días del trayecto marítimo. Por
eso, en el proceso del Brexit, el Reino Unido seguirá apostando por
reforzar las conexiones comerciales a través de este tren de
mercancías.
BENEFICIOS
Para China, los beneficios del plan son claros: ampliar vías hacia
el oeste le permite desarrollar sus regiones occidentales, más
empobrecidas; estimula sus sectores industriales en momentos en
los que su economía entra en una etapa de menor crecimiento; abre
mercados para sus productos; facilita que otros países adopten
sus estándares tecnológicos y, en general, amplía su
presencia e influencia internacional.
El plan ha adquirido una importancia estratégica aún mayor
para Pekín, ante su guerra comercial con Estados Unidos. Si
continúan las tensiones, necesitará diversificar sus
importaciones y exportaciones. Pekín recurrirá a los canales
construidos a lo largo de la Ruta, especialmente en los sectores
agrícola y energético. En los márgenes, cierta producción
adicional china puede trasladarse al sureste asiático.
Para los países beneficiarios, las ventajas son también obvias.
Asia necesitará cerca de un billón y medio de euros en inversiones
en infraestructuras hasta 2030 con el fin de mantener su
crecimiento, según el Banco Asiático de Desarrollo. Por lo tanto,
los intercambios comerciales benefician a todos los países que
recorre esta ruta.
(*) Periodista
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