El lanzamiento de la consejera de
Familia e Igualdad de Oportunidades, Violante Tomás, para la candidatura
del PP al Senado es una respuesta-reflejo al único gesto 'político' que
se ha observado en la opción electoral de Vox. Si éste ha fichado a
Lourdes Méndez, que fue consejera popular de Trabajo y Política Social,
para encabezar la lista al Congreso, en el PP han considerado que la
mejor manera de neutralizar ese impacto es reclamar el voto para una
personalidad equivalente.
Violante Tomás es tan conservadora como Méndez
en las cuestiones de trasfondo ideológico que definen la política
social de la derecha, pero tiene la ventaja sobre la candidata de Vox de
que maneja las riendas de la Administración e influye sobre decenas de
asociaciones del sector. Ese conglomerado más o menos cautivo concentra
muchos miles de votos, y la manera de que Méndez pesque lo mínimo en
esas aguas propicias a los lemas rotundos es oponerle la gestión de
Violante Tomás, que ha echado la caña durante estos años para la captura
de esos colectivos.
En la tarjeta de presentación de Tomás basta la
propia denominación de su consejería: Familia, en singular, en tiempos
en que todo es ya plural, sobre todo las familias; e Igualdad de
Oportunidades, porque Igualdad a secas remite a una reivindicación
feminista neta. Era mucho más progre el título de ese departamento
cuando lo dirigía Méndez: Política Social, un concepto que comparte la
izquierda.
Por cierto que el
otro fichaje de Vox en los caladeros exPP, Luis Gestoso (tercera plaza
al Congreso), constituye un gesto más incontenido. Gestoso es algo así
como una adaptación simpática de un Homer Simpson con causa, y si lo
dejan suelto promete protagonizar en la Cámara Baja hazañas a las que no
alcanzaría ni Gabriel Rufián.
La
presencia en la candidatura del PP al Senado de Domingo Segado obedece,
en lo general, a la 'cuota cartagenera', y en lo particular, a un
recurso alimenticio. Con Segado los populares se autorrecetan una
enmienda a la totalidad, pues sustituyen a Pilar Barreiro, la
protagonista del esplendor actual de Cartagena, por sus enemigos
internos, que medraron bajo su mandato sin mayor mérito.
La sorpresa, y
en positivo, es el fichaje de Marian Vicente, empresaria independiente
de Molina de Segura, a quien en su entorno definen ideológicamente como
de centroderecha, cuya presencia muestra que el PP todavía es capaz de
atraer a sus filas a personas interesantes de la sociedad civil y con la
vida resuelta.
Al Congreso,
sin sorpresas sobre lo sabido. Teodoro García, cuya habitual
sobreactuación pretende ser un veneno antiVox; Isabel Borrego, una
paracaidista traída por el sempiterno Martínez Pujalte, y el axalcalde
de Lorca Francisco Jódar, un misterio sobre la sobrevivencia política.
La presencia de la concejala murciana Conchita Ruiz en el número cuatro
debe ser un favor a José Ballesta para aliviarlo de compromisos.
¿Para esto tanto suspense?
(*) Columnista
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