El fracaso de sus negociaciones con los partidos soberanistas de ERC y
PDeCAT para aprobar los Presupuestos de 2019 obligó al presidente Pedro
Sánchez a la disolución de las Cortes (el próximo 5 de marzo) y a la
convocatoria de las elecciones generales el día 28 de abril.
Elecciones que serán muy competidas entre PSOE, PP y Cs y de las que
solo pueden derivarse, ante la ausencia de mayorías absolutas, tres
opciones para la formación del nuevo Gobierno: que Sánchez renueve el
pacto con Podemos, ERC, PDeCAT, PNV y Bildu; que se reproduzca el modelo
andaluz con un acuerdo tripartito entre PP, Cs y Vox; y que se alcance
una coalición de PSOE y Cs sin Pedro Sánchez en el Gobierno, como lo
exige Albert Rivera.
Primera opción: Sánchez sabe que solo puede ser Presidente si logra
la victoria del PSOE como partido más votado y suma con Podemos 150
escaños, para pedir el apoyo del nacionalismo soberanista (con 26
escaños) a fin de llegar a la mayoría de los 176 escaños.
Una posibilidad de renovación del ‘pacto de la moción censura’ que no
es fácil porque, aunque el PSOE mejore sus actuales 84 diputados, está
claro que Podemos perderá buena parte de los 71 escaños que tiene. Lo
que, como pasó en Andalucía, impedirá a la izquierda lograr 150
diputados nacionales que necesita Sánchez pactar con los soberanistas.
Además, está claro que no es igual apoyar una moción de censura en
contra Mariano Rajoy y la corrupción del PP que lograr la investidura.
Porque en este caso Pablo Iglesias exigirá entrar en el Gobierno y los
soberanistas pedirán indultos para quienes resulten condenados en el
juicio del golpe de Estado, lo que sería un mal trago para el PSOE.
Segunda opción: el pacto tripartito del centro derecha entre PP, Cs y
Vox, similar al hallado en Andalucía, si los tres partidos suman 176
escaños (con posible apoyo de Coalición Canaria).
En ese caso entre Pablo Casado y Albert Rivera existirá el compromiso
de que la Presidencia del Gobierno será para el partido que tenga más
votos. Pero faltará por ver si Santiago Abascal acepta que Vox se quede
fuera del Gobierno, como ocurrió en Andalucía, o si en este caso piden
la presencia de representantes de Vox en el Ejecutivo. Lo que para Cs
podría ser un obstáculo.
Tercera opción: un pacto entre PSOE y Cs pero, como ha dicho Albert
Rivera, sin la presencia de Pero Sánchez en el Gobierno, aunque quizás
con la presencia de otro dirigente socialista como sería Josep Borrell.
En todo caso, la fecha del 28 de abril elegida por Sánchez incluye
unos aspectos que conviene destacar. Como que la investidura del próximo
Presidente del Gobierno de España no se producirá hasta después de las
elecciones autonómicas, municipales y europeas del 26 de mayo.
Y por ello las negociaciones de gobernabilidad no solo afectarán a la
investidura del Presidente y formación del Gobierno nacional, sino que
se extenderán a la formación de los gobiernos autonómicos y de las
principales capitales de provincias del país.
En suma, Sánchez tiene muy difícil lograr su investidura de
Presidente del Gobierno, pero si el PSOE resulta el partido ganador el
próximo 28 de abril se despediría del poder con una victoria electoral e
intentaría seguir al frente del PSOE lo que tampoco le sería fácil de
conseguir.
(*) Periodista
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