En mi
artículo reciente titulado ¿Por qué no soy guerrillero de
Alberto Canosa? olvidé mencionar una idea fundamental para ser
libre, que es la base de la profesión periodística y de mi propia
vida. No depender nunca de una sola fuente de información,
por muy importante que sea, por mucho que te guste, por mucho que la
ames, porque aún suponiendo la buena fe de dicha fuente, que no
siempre existe, ningún ser humano tiene el don de la
infalibilidad, ni siquiera el Papa.
Por eso es fundamental diversificar las fuentes de información
para poder contrastarlas, compararlas y analizarlas para ver sus
coincidencias y sus contradicciones, y sacar cada uno sus propias
conclusiones, máxime cuando se habla de temas que no son
tangibles ni demostrables empíricamente, sino ‘revelaciones’ que
hace cada maestro o líder de opinión.
Por fuente periodística se entiende todo aquel emisor de
datos del que se sirve el profesional de los medios de comunicación
para elaborar el discurso narrativo de su producto informativo. Es
cualquier entidad, persona, hecho o documento que provee de
información al periodista para que éste tenga elementos suficientes
para elaborar una noticia o cualquier otro género informativo.
A nivel personal, la independencia es la capacidad de actuar,
tomar decisiones y de valernos por nosotros mismos, de allí que
independencia también signifique entereza y firmeza
de carácter, y tener un cierto grado de independencia
financiera. Pero desde el punto de vista espiritual, la independencia
es la capacidad de sacar cada uno sus propias conclusiones sin
dejarse manipular por nadie.
“Un periodista debe ser un hombre abierto a otros hombres, a
otras razones y a otras culturas, tolerante y humanitario. No debería
haber sitio en los medios para las personas que los utilizan para
sembrar el odio y la hostilidad y para hacer propaganda. El problema
de nuestra profesión es más bien ético.”- (Villanueva).
EL VALOR DEL TIEMPO
Otra idea fundamental es valorar la importancia del tiempo libre
para poder administrarlo lo mejor posible, igual o mejor que el
dinero, porque el dinero se puede conseguir trabajando, pero el
tiempo no se puede comprar. Comprendo que lo primero que
buscan los jóvenes es dinero para poder sobrevivir, y porque además
no son conscientes de la brevedad de la vida humana, pero, una vez
cubiertas las necesidades básicas, el tiempo vale más que el
dinero cuando te has pasado la vida estresado y trabajando como un
esclavo sin apenas momentos de asueto y reflexión. Por eso no
regalo a nadie mi sagrado tiempo, salvo cuando tengo deberes
familiares inexcusables.
El “Diccionario de conceptos espirituales” de Orpheus define la
‘Esclavitud’ como “ser colocado en el tiempo y el
espacio de otra persona”. Si esto es así, vivimos en una
sociedad de esclavos porque casi nadie puede vivir su propia vida,
sino la que le imponen sus circunstancias laborales y familiares.
La
primera verdad de la película ‘Matrix’ es que “eres un
esclavo” pero olvidó añadir una segunda verdad, que somos
una especie derrotada, sometida, manipulada y
esclavizada desde hace miles de años, que ahora está tratando
de liberarse.
(*) Periodista
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