MADRID.- Los 35.000 lechones que produce al año la granja de los Hermanos Garijo no son suficientes. Como tantos otros ganaderos
, la segunda generación de la familia ya tiene planes para ampliar
la explotación, hoy de tamaño intermedio, según publica hoy Abc.
«Tenemos 1.200 madres y lo máximo permitido son hasta 3.000.
Queremos alcanzar esa cifra», explica José Manuel Garijo desde
Zaragoza.
En los últimos años el sector ha vivido su propia revolución
hasta convertir a España en el primer país europeo en número de cerdos y el tercero a nivel mundial, solo por detrás de China y Estados Unidos.
En 30 años el censo del porcino español se ha duplicado: ha pasado de una población de 15 millones en 1986, a otra de 30 millones en 2018.
Es la fotografía fija del sector, si bien el año pasado se sacrificaron
hasta 50 millones de cabezas y cada año nacen en territorio español
unos ocho millones de lechones, es decir, 20 veces más que personas.
Pero el crecimiento empieza a estancarse
y el sector no prevé que llegue a haber más cerdos que seres humanos,
aunque ya existe un precedente a nivel europeo en el que este fenómeno
sí ocurre: Dinamarca. Allí, si repartieran estos animales entre sus
habitantes, tocarían a más de dos cada uno: tienen 12,8 millones de
cabezas frente a 5,7 millones de seres humanos.
En
España, la fórmula del crecimiento responde a diversos factores.
Motivadas por la demanda, las granjas están creciendo en tamaño y
actualizando sus métodos de trabajo.
«Si miramos los datos de consumo,
la carne de porcino es la que más se mantiene», dice
Alberto Herranz, director de Interporc.
Así, el número de las
explotaciones de menor tamaño, las reducidas, ha caído un 45% en la
última década; pero el de las granjas más grandes se ha elevado un 42%.
«Las
granjas más pequeñas lo tienen más difícil. Las integradoras prefieren
trabajar con cerdos que vengan de la misma explotación», explica Garijo.
La razón es que, si no se mezclan animales de varias explotaciones, es
más fácil el control a nivel sanitario.
La otra parte de la fórmula del crecimiento se esconde en la genética. Muchas granjas han introducido cerdas que, gracias a la selección genética, dan más lechones por camada. Ahora, además, los cerdos engullen menos alimento y lo aprovechan mejor (lo que a su vez hace que contaminen menos con sus excrementos).
«Es igual que con
los coches, se busca que sean más eficientes y que consuman menos»,
explica Miguel Ángel Higuera, director de la Asociación Nacional de
Productores de Ganado Porcino (Anprogapor).
«Creemos que el "boom" que hemos vivido se va a minimizar. Lo que queda es ser más competitivos», asegura.
Ahora,
tras casi dos décadas con la misma normativa de explotaciones porcinas,
el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha empezado a
trabajar con los productores en un nuevo reglamento.
«Los profundos
cambios que ha experimentado este sector justifican la modificación del marco normativo,
que debe regular un sector ganadero con una estructura productiva y
empresarial significativamente diferente a la de hace casi 20 años»,
explican desde el Ministerio.
Ahora hay nuevas obligaciones en materia
de bioseguridad, sanidad animal y nuevos compromisos medioambientales
que hay que reflejar. «Nosotros queremos que el real decreto salga lo antes posible», asegura Higuera.
Según
fuentes de Agricultura, se van a incluir medidas para reducir los gases
contaminantes en las explotaciones. En el caso del amoniaco, el sector
del porcino aporta, procedente de los purines, el 27% de las emisiones
totales de España. También se incluirán nuevas exigencias en materia de formación del personal y en el traslado de los animales.
Otro
tema que se debatirá será el tamaño de las explotaciones. Pese a las
polémicas «macrogranjas», España es el único país que tiene marcada una
capacidad límite para ellas, recalca el sector.
«Es muy polémico, pero
es una cuestión de marketing, porque somos el único
país que lo tiene limitado», dice Higuera que también avanza que el
sector «no va a pedir ampliar el tamaño».
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