Dicen los entendidos que nos acercamos a
una situación parecida a la de la Navidad de 2015. Formalmente, es
posible. Materialmente, no. En 2015 no había presos ni exiliados ni
embargados políticos. Hoy, sí. Eso no puede olvidarse y estoy seguro de
que no se olvidará.
El
resto es opinable. Las negociaciones para constituir gobierno tropiezan
con dificultades y la abstención de la CUP a la fórmula propuesta por
sus dos socios. Si esa abstención cuenta con producirse o bien no es
necesaria porque se prohibirá la investidura de Sánchez con el 155 es
aquí irrelevante. Lo esencial es que la unidad del independentismo
amenaza con romperse.
El panorama si esta ruptura se da se complica. De
pronto comienza a entrar de nuevo la aritmética parlamentaria: con 66/64
escaños del bloque independentista y los cuatro inseguros de la CUP, la
oposición podría salir de la modorra y forzar alguna fórmula
imaginativa, aunque es muy poco probable.
Más
da la impresión de que recomenzarán las negociaciones para encontrar
una solución compartida. El problema es que las posibilidades de esa
solución son cada vez menores, bajo las presiones opuestas del gobierno y
la CUP, con el mismo número de diputados cada uno de ellos. Es
imposible compatibilizar dos marcos, uno autonómico y otro
constituyente.
El conflicto llega tarde o temprano y en este caso, más
bien temprano. En realidad, ya ha llegado. Y está claro que optar por la
vía "rupturista" de proponer a Puigdemont o la gradualista o "fabiana"
lleva al mismo sitio: al 155.
Con un govern independentista, la
Generalitat no puede funcionar fuera ni dentro del marco autonómico. Y
el bloqueo no es una opción. Investir a Puigdemont no hace sino
adelantar acontecimientos, pero deja claro en dónde está la legitimidad,
ahorra nuevas persecuciones y fuerza al Estado a tomar alguna medida en
relación con Catalunya que pueda presentar entre los países
civilizados.
Si
no hay otra salida, será preciso pensar en nuevas elecciones cumplidos
los plazos pertinentes. Y que sea la gente quien decida cuál es el marco
que quiere y si los presos y exiliados políticos vuelven a casa.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
No hay comentarios:
Publicar un comentario