El tratamiento de los medios de la
inenarrable comparecencia del presidente ha sido sublime. Los
principales diarios de la capital ignoraban la noticia en portada o la
reducían a un miserable sueltecillo en un rincón. Las fotos eran para el
Rey en Barcelona, hablando del espíritu de concordia olímpica junto al
réprobo por antonomasia, Puigdemont. Una cortina de humo patriótica.
Supongo
que, si se pregunta a los directores de estos diarios, darán una
teórica sobre la responsabilidad de Estado y la necesidad de no añadir
gasolina al fuego. Excusas de prensa partidista, al servicio del
gobierno. No del Estado, como pretende, sino del gobierno; de este
gobierno, obsesionado por parapetarse tras la figura del Rey que cada
vez resulta más patético.
Incidentalmente, cuán agradecidos debemos estar a internet y la prensa digital. Gracias a ella y a las redes estamos informados. Los medios impresos, en general, ya no tienen el monopolio de inventarse la realidad y sus productos carecen de crédito. En su respaldo unánime a un gobierno sin perspectivas y sin apoyo social fracasan como empresas y los medios digitales sobreviven.
Incidentalmente, cuán agradecidos debemos estar a internet y la prensa digital. Gracias a ella y a las redes estamos informados. Los medios impresos, en general, ya no tienen el monopolio de inventarse la realidad y sus productos carecen de crédito. En su respaldo unánime a un gobierno sin perspectivas y sin apoyo social fracasan como empresas y los medios digitales sobreviven.
Puestos
a ocultar, el que mejor lo ha hecho es ese jefe nacional de FET y de la
TVE, José Antonio Sánchez, que decidió simplemente no dar la noticia de
la declaración del de los sobresueldos, sustituyéndola (ya me he
enterado) por una receta de bechamel. Sostiene el suprascrito que la
decisión fue un acierto.
Nadie, al parecer, le ha pedido que explique por qué dado que el hombre
tiene cara de pocos (aunque poderosos) amigos. Y sería interesante
saberlo ya que desde el punto de vista empresarial, comercial, es un
desatino.
La
razón está en el fondo de esta siniestra opereta de la agonía de un
presidente que se obstina en no hacer lo único sensato que puede hacer:
dimitir. Mientras la realidad sea esta, en efecto, la decisión de no
emitir la declaración es un acierto. Lo más acertado que cabe hacer con
el de los sobresueldos es ocultarlo. Pero la decisión es ridícula porque
llega tarde. El presidente ya ha dado el espectáculo y, a pesar de las
ayudas del tribunal, ha ido patinando y empeorando su situación.
Lo han pillado mintiendo sobre su conocimiento de los gastos electorales.
Y es que no tenía escapatoria. Pero ¿cómo va a creer nadie que el
director de la campaña electoral de un partido no sepa cuál es su
presupuesto? ¿Cómo toma las decisiones? ¿A la carta más alta? Claro que
tanto él como García Escudero conocían los pormenores económicos de la
financiación electoral del PP. Lo que aporta Público es una prueba incontrovertible que puede servir para imputar al presidente en la vía penal.
Sería
un poco el modelo Al Capone, pillado en un asunto aparentemente
trivial. De todas formas, se le impute por esta mentira o por alguna
otra, el gobierno de Rajoy no saldrá del pantano procesal. El fallo del
sistema fue cuando no se pudo forzar la dimisión fulminante de un
individuo que había estado embolsándose no sé cuántos cientos de miles
de euros de sobresueldos de la caja B.
A
todo esto, es posible que haya, sí, cortina de humo. La que oculta que
la Guardia Civil anda interrogando a distintos cargos públicos catalanes
y hasta advirtiéndoles de una posible imputación por el delito de sedición,
sin que esté claro si dispone de mandato judicial. Más bien parece que
no, pues el juez ha negado providencia alguna en ese sentido. De ser
así, ¿bajo qué autoridad actúa la Guardia Civil? Siquiendo órdenes ¿de
quién?
Esa debiera ser noticia en los medios que, recuérdese, tienen como función controlar al poder.
Esa debiera ser noticia en los medios que, recuérdese, tienen como función controlar al poder.
Es un vídeo artesanal pero está bastante bien y, sobre todo, lleva un gran trabajo de montaje. Gracias, Antonio.
No
comento el contenido porque se comenta solo. España es el reino de la
postverdad: gobernada desde hace siglos (y hoy más que nunca) por una
oligarquía de incompetentes, corruptos, ladrones y meapilas, ha llegado
al colapso y al punto de la desintegración.
Notable
trabajo el de esta caterva que todavía piensa que puede dar lecciones a
alguien, cuando ha arruinado un imperio y destruido una nación que no
pudo llegar a ser.
El
vergonzoso episodio de la declaración del Sobresueldos, escurriéndose
con prepotencia con la ayuda del presidente del "tribunal" es la enésime
prueba de que el país no tiene arreglo.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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