Lo de Cataluña no es un problema, es un problemón, aunque por ahora
no términos de percibir que el Gobierno de España lo percibe como tal,
si atendemos a como lo despacha, por más que tras conocerse el delictivo
y disparatado borrador de ley para la independencia el tono de Rajoy y
sus muchachos se endureciera.
La ley que se han trabajado Junts pel Sí y
la Cup es una amenaza en toda regla, sobre todo, una agresión a los
derechos y libertades esenciales de los ciudadanos catalanes, que desde
hace mucho tiempo han sido abandonados por el Estado mientras el
nacionalismo y el independentismo se beneficiaban del dinero de todos
para que sus mandamases se llevaran un porcentaje cuantioso a casa y
con lo que sobraba han diseñado la desconexión con la complicidad de la
burguesía catalana, a la que no le ha ido mal.
Puigdemont y sus cuates absolutistas se cargan incluso lo que ellos
llaman “el derecho a decidir”, porque la Constitución catalana que se
han montado, una trampa de libro, viene a convertir el referéndum en un
paso para aprobar un proyecto decidido por una evidente minoría social
que, al disponer de millones y millones de todos para su propaganda,
presentan como aspiración esencial de “los catalanes”.
Las preguntas son: ¿Qué ha hecho, hace y va a hacer el Gobierno para
defender los derechos de los ciudadanos? ¿Qué ha hecho, hace y va a
hacer el Parlamento? ¿Qué han hecho, hacen y van a hacer los partidos
democráticos? Al conocimiento del texto gracias a El País se añade la
proclama secesionista y antidemocrática de Puigdemont y los suyos en
Madrid, con la complicidad de Podemos y la alcaldesa Carmena, que no lo
sería si el PSOE no hubiera querido. ¿Qué va a hacer el nuevo PSOE de
Pedro Sánchez?
Lo dicho, un problemón. Nos cuenta hoy el Fantasma de La Moncloa en
esta República de las ideas que Rajoy tiene un plan: primero, aprobar
los Presupuestos, después abordar el problema catalán y después, quizá,
convocar elecciones. Este fantasma se las sabe todas. O sea, que Rajoy,
primero, a lo suyo, es decir, a procurarse el mantenimiento en el
machito. Después, si eso, ocuparse de los catalanes. Y así nos va. Los
capos de la desconexión provocando, elevando la tensión y pretendiendo
imponer la independencia por la vía de los hechos y Rajoy a lo suyo. Sin
más respuesta al ultimátum de Puigdemont que decirle que le parece muy
mal.
El presidente de la Generalitat sabe que su sueño no es posible. Me
malicio que lo que pretenden es elevar al máximo la tensión, llegar al
límite, y cuando la realidad legal y constitucional le tumben el Estado
totalitario que se quieren fabricar, victimizarse y convocar elecciones a
ver si consiguen acumular fuerzas y que les vaya mejor.
Otro de los rumores que circulan por la villa y corte es que Rajoy,
con Soraya Sáenz de Santamaría como lideresa de la operación, tiene un
acuerdo secreto con Puigdemont para dejar llegar a Puigdemont al límite
y, en ese instante, bajarse del caballo y presentarse como la solución.
Es tan de abracadabra que quizá tenga algo de cierto. Vistos los
antecedentes del plan para acabar con el PSOE procurando el ascenso de
Podemos, todo es posible con Rajoy y los suyos.
(*) Periodista
No hay comentarios:
Publicar un comentario