Estuvo muy bien ayer Rajoy caracterizado
de Felipe VI. Se le ve rejuvenecido, menos huidizo, con mayor aplomo,
no se le cierra el ojo, vocaliza bien y hasta se entiende lo que dice
que, en lo esencial, es lo que lleva años diciendo: a) la crisis es
historia; vamos de recuperación; b) el independentismo catalán no existe
y ojito con que exista; c) el pasado no se toca; la única memoria
admisible es la desmemoria.
Se
le entiende hasta lo que no dice. La corrupción no existe y, dentro de
poco irá a hacer compañía a la crisis, junto a la rueca y el huso. De la
Constitución no se habla y de reformarla, menos aun.
El
resto de la perorata podría llamarse "relleno real", con retórica
flamígera: el esfuerzo de los españoles, el trabajo, el sacrificio para
el engrandecimiento de la nación española. Género arenga civil. Con
algún broche destinado al tercio más nacional-católico con un ditirambo a la familia
ensalzada no por sus valores intrínsecos, sino por su condición de
Estado del bienestar privado y subsidiario. La derecha se hace realista.
Este
año, como tocaba dar imagen de modernidad, nos han encasquetado un
pequeño monográfico sobre las TICs, con la muy novedosa advertencia de
que la revolución digital está dando al traste con formas de vida no de
siglos, sino de decenios, de hace unos años. Pues sí, ese el tema en el
que todo el mundo está perdido porque nadie tiene brújula alguna. Por si
acaso, el orador de anoche apuntó a la importancia fundamental de la
educación. Justo uno de los capítulos en donde más ha recortado el
gobierno del PP. Basta con comparar el porcentaje del PIB que España
destina a educación e I+D y el que destinan los países nórdicos.
Un apunte de imagen. Yo suprimiría estos mensajes de Nochebuena en un país oficialmente aconfesional y que tanto recuerdan los discursos de Franco. Por cierto, en las imágenes de plano general, la pared del fondo luce el retrato de Carlos III por Goya. Carlos III es el único Borbón que merece buen juicio general, aunque de modesta ambición, pues ve en él sobre todo "el mejor alcalde de Madrid". Y Goya. Supongo que se trata de un mensaje subliminal de carácter reformista. "Yo no soy como mis antecesores". La cuestión es si le importa a alguien.
Un apunte de imagen. Yo suprimiría estos mensajes de Nochebuena en un país oficialmente aconfesional y que tanto recuerdan los discursos de Franco. Por cierto, en las imágenes de plano general, la pared del fondo luce el retrato de Carlos III por Goya. Carlos III es el único Borbón que merece buen juicio general, aunque de modesta ambición, pues ve en él sobre todo "el mejor alcalde de Madrid". Y Goya. Supongo que se trata de un mensaje subliminal de carácter reformista. "Yo no soy como mis antecesores". La cuestión es si le importa a alguien.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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