Han intentado bajar el diapasón, pero la bronca sigue ahí, en el
corazón de Podemos, cruz de navajas por el poder, un clásico, pura casta
de toda la vida, y como la cosa va de marxismo y leninismo, o post
marxismo, comunismo del nuevo Siglo con todo lo peor de la vieja
escuela, se viene una depuración, o un intento de depuración de Errejón
el ideólogo de la cosa, el teórico, el que diseñó la táctica y la
estrategia que les ha llevado a donde están. Pablo Iglesias y sus cuates
van a por él, y los suyos, y no se van a parar en barras. En este tipo
de batallas en el seno de formaciones de ese corte autoritario no se
hacen prisioneros, aunque al final van a tratar de enmascararlo.
Aparentemente la diferencia entre ambos es la relacionada con las
votaciones de la Asamblea Ciudadana de Vistalegre II. Iglesias desea una
votación conjunta de los documentos políticos de los candidatos y
Errejón pretende que se hagan por separado. Pero esto son las excusas
formales. Detrás de esta cuestión de orden, en el fondo hay una batalla
de poder en toda regla, y Pablo Iglesias, el hombre de las mil caras que
cambia de principios a la velocidad del rayo, asume el papel de
ortodoxo, guardián de las esencias. Lo de la socialdemocracia era
estrategia de campaña. El es un duro y cree que la cosa se ha puesto mal
para ellos y hay que volver a las barricadas, al discurso agresivo, al
ataque por todos los flancos, las movilizaciones en la calle, las hordas
de las redes sociales a todo gas y la tensión al máximo. Errejón, que
es menos moderado de lo que parece o pretenden que parezca, está más en
la estrategia de los acuerdos tácticos, no pretende acabar con el PSOE,
no quiere bajar al barro sino dar la batalla de las ideas.
Podemos lleva varios fracasos en la mochila y hay que buscar un
culpable. Para Iglesias la cosa está clara y, animado por el taimado
Monedero, tiene en el punto de mira a Errejón y quienes secundan sus
pasos, y está seguro de la victoria, amarrado a la experiencia de la
batalla de Madrid. Y como ya son de todo punto incompatibles, lo que
prepara Iglesias es la laminación, a saco, sin matices. Pablo no cabe en
su ego, desprecia a los blandengues y se descojona de “los amables”
porque no admite otro liderazgo que el suyo y no cree en la negociación
sino en la imposición.
Al final lo que queda de verdad en Podemos es una pelea de gallos,
una guerra sin cuartel por el control del partido que aspira a liderar
la izquierda y que, en el fondo, aspira a consolidar un régimen
autoritario, en el que las libertades son un sueño, la igualdad una
milonga y la democracia una aspiración burguesa. La va a ganar Iglesias.
Lo que nos queda es esperar que el personal se entere de que va la
jugada. Más que nada por si a Rajoy le da por una legislatura corta,
cosa poco probable, pero no descartable. No olvidemos que desde
Presidencia, los asesores áulicos del presidente auspiciaron su ascenso
con el apoyo de la sexta columna mediática convencido de que era bueno
para el PP en la medida que malo para el PSOE, sin reparar en que era
pésimo para España.
PS: Y ojo con Cataluña, donde por la vía de los hechos los soberanistas e
independentistas tratan de consolidar el desenchufe, o sea, la
independencia. Vale que es obligación del Gobierno es aplicar la
legalidad, poner a trabajar a los fiscales y los jueces si hay materia,
pero seguimos echando de menos la política. Y la cosa está que arde, en
silencio, pero que arde.
(*) Periodista
http://www.republica.com/en-el-anden/2016/12/10/laminacion-en-podemos/
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