Nadie que esté en su sano juicio y conozca un poco como funciona la vida
política, económica y mediática de este país puede creer las
afirmaciones que Juan Luis Cebrián hizo anoche a Jordi Évole en el
programa ‘Salvados’ de La Sexta TV‘ cuando aseguró que los medios del Grupo Prisa, El País y la SER,
no están sometidos a los intereses del núcleo duro de los accionistas
del citado Grupo Editorial (donde según Cebrián figuran Telefónica (13
%); y los bancos HSBC (8 %), Santander (4 %) y La Caixa (4 %), en
conjunto el 29 % de las acciones, lo que los coloca como dueños del
‘paquete de control’ de la empresa).
Como también es falso que Cebrián diga que él no influye en la línea editorial e informativa del diario El País,
cuando en realidad es el único que manda de verdad en el diario (y en
la SER). Y quien, a todas luces, utiliza la influencia y los medios de PRISA
para favorecer a su empresa y condicionar el marco político español. Y
en fechas recientes ‘forzar’ al PSOE a facilitar la reciente investidura
de Rajoy y a echar a Pedro Sánchez -a quien Cebrián calificó de
‘mediocre’- de la secretaría general. Y todo ello con el visto bueno de
sus poderosos accionistas del Ibex y en connivencia con Felipe González
que completa esa ‘trilateral’ que de vez en cuando se convierte en
‘cuarteto, cuando a sus sigilosas andanzas se les une el ‘emérito’ Rey
Juan Carlos I.
Lo sorprendente de Cebrián es que mienta de manera vergonzante y
niegue a sus primeros accionistas y su estrecha relación ‘conspirativa’
con González cuando no hay nada de malo en ello. Más bien al contrario
podría decirse que esa presunta ‘conspiración’ pro Rajoy en el Gobierno y
pro Susana Díaz en el PSOE entra en una lógica y coherencia aplastante,
como lo reconoció Cebrián al subrayar que él no quería terceras
elecciones sino estabilidad política. Que es justo lo que desean los
bancos y grandes empresas -como los accionistas de El País- y por supuesto las pequeñas empresas y muchos españoles.
Lo malo de todo ello son los modales y el oscurantismo que se
evidencia en la máscara de Darth Vader que Cebrián lucía en esa portada
del suplemento Jot Down que El País nunca publicó, porque
Cebrián se lo pensó dos veces y a buen seguro la vetó. Maneras y
‘maniobras orquestales en la oscuridad’ que desbordan el campo del
periodismo en este tipo de operaciones que se rodean de sigilo para
ocultar que: El País en los últimos años ha girado hacia la
derecha de manera coherente -porque el Grupo editor cambió de dueño-; y
para evitar perder su credibilidad, influencia y lectores entre los
ciudadanos progresistas y los militantes y votantes del PSOE.
Porque esa relación de González y Cebrián ha sido muy importante
durante los pasados largos años de la transición y muy beneficiosa para
los intereses del Grupo PRISA. El que, bajo el liderazgo
empresarial de Cebrián, sufrió un serio quebranto por la OPA que
lanzaron por el control de Sogecable en vísperas del estallido de la
crisis financiera de 2008. Lo que se convirtió en una de las causas de
su endeudamiento brutal de PRISA hasta que llegó el ‘séptimo de
caballería’ del IBEX a salvar la situación, mientras se sucedían duros
ajustes de la plantilla en PRISA que, como le dijo Évole a Cebrián no
afectaron a su sueldo espectacular. Un comentario este del entrevistador
que provocó la ira del periodista/empresario.
Al fondo de todo ello -pero ahí no llegan ni Évole ni su Redacción-
está el fin del bipartidismo del PSOE y PP y el riesgo, para PRISA
y para su declinante ‘hegemonía editorial y cultural’ en la izquierda
española, de que Podemos llegue a liderar la izquierda y la oposición en
España.
Porque ello llevaría a los poderes económicos -ellos son así- a tener
que pactar en el flanco zurdo de la política con Pablo Iglesias en
lugar de Felipe González. Y si eso ocurriera y el PSOE se hunde como en
Grecia el PASOK, el efecto dominó llegará a las ingentes ayudas
empresariales o financieras que siempre recibió PRISA del
gobierno de turno y del IBEX y que podrían disminuir poniendo en peligro
este Grupo editorial que aún mantiene un alto endeudamiento.
Lo que no impide que, al margen de su dependencia política y
económica que sin duda afecta su línea informativa y editorial, el
diario El País continúe siendo el mejor diario de España por
sus espacios de calidad, su presencia en la UE y Latinoamérica y porque
ninguno de sus competidores les presenta batalla en el ámbito de la
influencia y la calidad. Y eso los mantiene en el liderazgo de la prensa
nacional. A pesar de los pesares de Cebrián quien, por cierto, en estos
mismos días ha publicado un libro auto hagiográfico donde cuenta con
naturalidad y sin rubor como él blanqueó su pasado franquista/periodista
en vísperas y al inicio de la transición.
(*) Pseiudónimo de un veterano y brillante periodista cordobés
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