El culpable de la repetición de elecciones y de que no haya un
Gobierno en España se llama Pedro Sánchez, quien insiste en pregonar que
el cambio político es él. Y lo hace con el mismo simplismo y ceguera
con los que, después de fracasar en los comicios del 20-D, pretendió que
Podemos le dejara gobernar con los liberales de Albert Rivera con el
único argumento de que había que echar de la Moncloa al político que le
ganó las elecciones, Mariano Rajoy.
Si Pedro Sánchez no se hubiera lanzado a la investidura en el
Congreso de los Diputados, sin los apoyos necesarios para salir airoso
como le ocurrió, a lo mejor todavía tendríamos la oportunidad de un
pacto de gobierno sin repetir elecciones.
Pero como Sánchez se dejó engañar por Podemos, creyendo que se
abstendrían en la votación y facilitarían su llegada a la Moncloa sobre
la base del pacto y programa de gobierno que el PSOE firmó con
Ciudadanos, ahora estamos en elecciones y Sánchez y su partido el PSOE
ante el riesgo de que Podemos los desborden en votos el 26-J y se
conviertan en los líderes de la izquierda.
Decir como dice Sánchez que ‘el PP y Podemos son la gran coalición’
es otra simpleza en la que no cree nadie, y menos aún los posibles
votantes del PSOE. Y mantener el discurso de la corrupción contra el PP,
al que llama ‘partido en B’ ahora que el PSOE tiene a punto de sentarse
en el banquillo a dos ex presidentes del PSOE y de la Junta de
Andalucía por el atraco de los fondos del paro (ERES) y de los cursos de
formación, es una temeridad de la que se puede aprovechar Podemos con
gran facilidad si el PP pone este escándalo en el ventilador.
De hecho llama la atención que Sánchez diga ahora que esta vez y
después de las elecciones del 26-J si habrá un gobierno, porque eso lo
pudo facilitar él dejando gobernar al PP o bien presidiendo un gobierno a
la valenciana con Podemos. Y pudo hacerlo cuando el PSOE tenía 90
diputados y el liderazgo de la izquierda, mientras que ahora es posible
que sea Podemos los que lideren la izquierda y que el PSOE pierda
diputados lo que dejaría a Sánchez en una posición insostenible en su
partido si además y como lo anuncian las encuestas pierde los comicios
del 26-J frente Rajoy y por segunda vez en seis meses.
Todo apunta a que Pablo Iglesias puede mejorar el resultado de
Podemos y sus confluencias con la ayuda de IU, y si ello se confirma
está claro que cualquier pacto con el PSOE pasará por la presencia de
Podemos en el Gobierno con un pacto ‘a la valenciana’ -es decir sin
C’s-, lo que pondría al PSOE ante una grave crisis de identidad y de
unidad, como la que se anuncia en Cataluña por la presencia del PSC en
el equipo barcelonés de Ada Colau, o las que se vislumbran en Valencia y
Galicia en línea la autodeterminación que no deja de crecer en el PSC y
que Podemos mantiene en su programa de Gobierno.
De manera que Sánchez solo tiene una posible escapatoria: la de ganar
las elecciones frente al PP. Lo que tienen muy difícil porque Sánchez
legitimó a Rivera a su derecha y a Iglesias a su izquierda. Y si no gana
las elecciones Eduardo Madina será el portavoz del PSOE en el
Parlamento, Susana Díaz llegará a la secretaría general del Partido
Socialista y Pedro Sánchez se esfumará, como se esfumaron Rubalcaba y
Chacón, víctimas de la herencia y los enormes errores políticos de
Zapatero. Y lo que es peor, si Podemos logra ser el líder de la
izquierda en la noche del “6-J, el PSOE deberá abordar su refundación.
En ese caso el cambio del que tanto habla Sánchez se producirá en el
interior del PSOE.
(*) Periodista
http://www.republica.com/el-manantial/2016/05/29/pedro-sanchez-no-es-el-cambio/
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