El padre del Rey tiene, según la revista Forbes,
una fortuna de 2.000 millones de dólares cuyo origen no ha explicado,
caza elefantes en Botsuana, mantiene pabellones de caza que pagamos
todos y relaciones con princesas que también pagamos todos.
La hermana
del Rey está metida de hoz y coz en un asunto de mangoneo de pasta
pública por un tubo protagonizada por su marido y del que ella era la
primera en beneficiarse.
La tía del Rey ocultaba una fortuna en Panamá,
paraíso fiscal y no explica si declaró ese dinero a la Hacienda de su
país por el que todos los Borbones, de sobra lo sabemos, se han
sacrificado siempre. No hay más que verlos.
¿Y
tienen ustedes alguna duda de por qué los republicanos queremos una
República? Para que dejen de tomarnos por idiotas esta manga de
apandadores y de reírse de nosotros mientras nos despluman.
Por supuesto El País
de hoy, ni palabra de la Infanta Mercedes en portada. Y el PSOE de
Sánchez, si acaso, contribuirá a desviar la atención pública de los
reyes.
Los siervos protegen a sus reyes, que les escupen encima.
Los ciudadanos queremos nuestra República.
Los ciudadanos queremos nuestra República.
La entrevista revelación
Muchos dirán-ya están diciéndolo- que
Rajoy sobrevivió a la entrevista de Évole; que se le escurrió entre los
dedos; que, con su habitual marrullería, desarmó al periodista. Que ganó
un combate, vamos.
Mentira.
La
entrevista fue un triunfo de Évole. Quizá la mejor que haya hecho. Da
las claves para entender, no ya la personalidad del presidente de los
sobresueldos, nada difícil de entender, sino su supervivencia en el
gobierno. Es la entrevista que revela la verdad de este asombroso
fenómeno de que una supuesta banda de ladrones, dirigida por un presunto
corrupto, cobrador de dinero en negro, gobierne "una gran nación" y
tenga expectativas razonables de seguir haciéndolo.
Pero hay que entenderla. Entender la entrevista.
Rajoy amontonó todos los topicazos, lugares comunes, sinsorgadas y puras estupideces que lleva cuatro años repitiendo: la inmensa mayoría no delinque (como si eso exculpara a los delincuentes o a él en su posible complicidad con ellos); no recuerdo (igual que no recuerda la Infanta, ni su marido, ni Barberá, ni ninguno de estos); no conozco el asunto de que habla (referido a cualquier latrocinio de los organizados por la gente de su partido); la gran mayoría de los políticos (y él se incluye) cumplimos con nuestro deber (como si eso justificara a los que roban); me equivoqué enviando un SMS a Bárcenas (reconoce "equivocación" como Juan Carlos I, pero solo porque los han pillado); conscientemente, no mentí (o sea, mentí, pero no era yo; era mi inconsciente).
¿Cómo
es posible que un tipo de esta catadura intelectual y moral presida
nada en ningún sitio y menos un país europeo, aunque sea España? Porque
la entrevista -insisto, ejemplar, dura, cristalina- lo dejó todo claro.
Muchos dicen que tal cosa es posible porque hay millones de personas, de
las que tienen la peor opinión, que lo votan. Yo mismo he caído en esa
simplificación de la que ahora me curo gracias a Évole. Porque la
siguiente pregunta es: ¿y cómo es posible que millones de personas sigan
votando a estos pájaros en contra de sus intereses?
Esa
es la pregunta. Y la respuesta es: porque los medios de comunicación,
los intelectuales, los partidos de la oposición, en resumen, los
organismos intermedios entre los gobernantes y la gente, que son quienes
tendrían que ejercer la crítica e ilustrar a la opinión pública no lo
hacen porque son unos inútiles, unos vagos, unos cómplices o todo a la
vez.
La
gente, los votantes, tienen muchas cosas en que pensar, tiene que
salir adelante en condiciones de vida muy difíciles, enfrentándose a
montones de problemas, no tiene tiempo de seguir la política, sobre todo
la de unos tipos tan sinvergüenzas y embusteros como la presunta banda
de ladrones. Confía, entonces, en que sus otros representantes, los
políticos de la oposición, los medios de comunicación, las instancias
críticas del país, ejerzan su función.
Pero
no lo hacen. En ningún país democrático del mundo sería presidente del
gobierno un irresponsable como Rajoy y sus sobresueldos. En ninguno.
Pero es que en ningún país democrático del mundo la prensa y la
oposición hubieran dejado un solo día de exigir su dimisión, de pedir
una moción de censura, de movilizarse. En ningún país democrático del
mundo esta banda de presuntos ladrones habría podido estar robando
veinte años a manos llenas y repartirse las tarjetas black sin que
pasara nada.
No
es la gente la que falla. Es la oposición, los medios, los
intelectuales comprados y silenciosos, son los "cuerpos intermedios" los
que fallan y no cumplen con su deber. Es la cobardía de una oposición
incapaz de plantear una moción de censura a esta banda de impresentables
que, además se han declarado en rebeldía.
Y
eso es lo que esta entrevista de Évole deja patente, claro, en primer
plano. El sobresueldos está ahí, dando lecciones porque la oposición,
los medios, los publicistas e intelectuales no cumplen con su deber.
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