La sesión de ayer en el Congreso,
perfectamente previsible. Con todos los partidos enrocados, Sánchez
volvería a ser rechazado. Tan poca novedad se esperaba que los diputados
podrían haber votado desde sus casas por internet. Cuando menos, nos
hubiéramos ahorrado la luz. Claro que entonces también nos hubiéramos
perdido el espectáculo de Hernando, el jayán tabernario portacoz del PP a
punto, como siempre, de liarse a hostias que es lo único que sabe
hacer.
Ahora
¿qué cabe esperar? En teoría, empieza la ronda otra vez, pero ya hay un
plazo fijo: 58 días y nuevas elecciones. Eso de las nuevas elecciones
asusta por barrios; no a todos. El País ya ha soltado la consigna entre las buenas conciencias, los patriotas y los retroprogres: hay que evitar las elecciones. Esto de que la gente vote saca de quicio a esta gentry mesetaria. Pero ¿se pueden evitar? Y, más aun: ¿realmente se quieren evitar? Me parece que no.
Lo
primero es aclarar qué debe hacer el Rey. En teoría, el lunes, proponer
otro candidato o el mismo. La gente cambia. En lugar de Felipe VI, yo
me quitaría de en medio y le pasaría el encargo al dicharachero Patxi
López: "Joven", le diría, "búsqueme usted un candidato viable y
tráigamelo que luego yo se lo confío para la investidura".
De
los presidenciables, el primero por cantidad de votos es Rajoy. Pero
nombrarlo es casi tan inútil como él mismo, porque no consigue apoyo
alguno. Si acaso, le interesaría que se lo propusieran, ya que así haría
perder el tiempo a todo el mundo mientras se preparan las elecciones
nuevas, que son las más importantes y las que él espera con la ilusión
de que su partido mejorará en votos.
Sánchez es quien está en la posición más cómoda, en la de la centralidad política
que Podemos ambicionaba para sí. Puede pactar a derecha o izquierda y
hasta no pactar y concurrir a unas elecciones democráticas con el
marchamo de haberse mostrado flexible, pactista, moderado porque
entiende que esa imagen, la del partido reponsable que busca soluciones
duraderas y que no se deja engañar por señuelos de radicalidad es la que
le conviene.
Podemos
lleva días diciendo que están con la "mano tendida" para el pacto con
el PSOE. Todo por no celebrar elecciones. Pero eso es lo que dicen.
Después está lo que hacen: los infundios de Iglesias relacionando
personalmente a González con la cal viva parecen pensados para dinamitar
toda posibilidad de acuerdo. Es posible que les ciegue la ilusión de
que, en unas nuevas elecciones terminarán il sorpasso del PSOE. Lo más probable es que pierdan y retrocedan a los valores de IU y los comunistas porque pertenecen a esa galaxia.
Las
nuevas elecciones, según los sondeos, registran un notable aumento en
intención de voto de Ciudadanos. Suena bastante razonable ya que C's
será, junto al PSOE, quién se ha esforzado por evitar las elecciones y
por encontrar alianzas, dando ejemplo de responsabilidad.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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