Nunca habíamos visto en España, Europa y América un debate con tanta
agresividad e insultos como los lanzados ayer por Pedro Sánchez contra
Mariano Rajoy en el debate ‘cara a cara’, o ‘a cara de perro,’ que ambos
protagonizaron por televisión. Un Sánchez irreconocible en sus modales
que acusó a Rajoy de ser una persona indecente e incluso de impedir que
las mujeres no hayan podido tener mas hijos durante la pasada
legislatura (sic). Un ataque en tromba que desarboló a un Rajoy incapaz
de responder con serenidad y que llamó a Sánchez ruin y miserable.
Semejantes modales de Sánchez – que aplaudiran sus seguidores pero no
sus adversarios en el interior de PSOE- son ajenos a la vida pública y
democrática y han ofrecido la imagen de un dirigente desesperado que
sabe que puede perder las elecciones frente al PP y que intentaba frenar
el ascenso de Podemos por su izquierda. Pero su comportamiento no le
ayudará en el día de las elecciones y puede que, al contrario de lo que
pretendía, esa actitud acabe provocando un sentimiento de simpatía a
favor de Rajoy entre votantes indecisos que en 2011 apoyaron al PP y en
favor de Rivera en el centro izquierda de la política.
De Sánchez hay que decir que empezó muy bien acosando a Rajoy en el
campo de la economía y el paro que era el territorio donde el presidente
del Gobierno se creía mas seguro, por cuanto creyó que la recuperación
de la economía y el empleo era el mayor activo de su mandato y el
segmento del debate donde podía triunfar.
Pero cuando Sánchez entró en tromba y de manera insultante en el
capitulo de la corrupción y con la inexplicada y falsa acusación de que
las mujeres han tenido menos hijos en los pasados cuatro años por culpa
del Gobierno de Rajoy, Sánchez perdió la razón. Y ofreció la imagen de
una persona irritada que no está en condiciones de ser el ganador de las
elecciones ni el presidente del Gobierno de España.
Dicho esto hay que señalar que Rajoy, muy a la defensiva y acorralado
por la agresividad de Sánchez, no estuvo bien ni pudo desplegar en
semejante situación su discurso de la mejora económica, sino que
perdiendo el control se vio en la necesidad de replicar a Sánchez con
otros insultos llamándolo ruin, miserable y deleznable, a la vez que
defendía su honradez en sus largos años en la vida política y rechazaba
los insultos de Sánchez con un ‘hasta aquí hemos llegado’, frase mas
propia de un bar que del presidente del Gobierno en funciones.
Los dos ausentes del debate Iglesias y Rivera coincidieron a la hora
de afirmar que los insultos de Sánchez -que fue quien montó la bronca- a
Rajoy eran de todo punto inaceptables en un debate. Y en su beneficio
ambos aprovecharon la bronca y el pésimo debate para decir que este ha
sido el último cara a cara del bipartidismo y que ni Rajoy ni Sánchez
merecen ser presidentes del Gobierno de España, y puede que en eso
tengan razón.
Desde luego semejante bronca va a marcar, a partir de ahora, el resto
de la campaña electoral, al tiempo que ha impedido que los españoles
que siguieron este debate por televisión conocieran los programas del PP
y del PSOE , con lo que el debate resultó un auténtico fiasco -la
encuesta de Atresmedia dijo que lo perdieron los dos, aunque dio ventaja
a Sánchez- lo que sin duda empeora la merecida mala imagen del
bipartidismo español.
¿Qué le ha pasado a Sánchez? Pues que acudió al debate con fama de
perdedor y salió en tromba y a por todas y al final se quedó con la fama
de insultador, aunque si defendió bien a los sectores mas
desfavorecidos de la sociedad. Pero puede que la agresividad de Sánchez
haya sido la consecuencia del mal resultado que obtuvo durante los dos
anteriores debates a tres y a cuatro, de la presión interna que sufre en
el PSOE y del ascenso de Podemos en las últimas encuestas.
Al final, al líder del PSOE le han perdido los malos modales o mala
educación politica porque pudo acorralar a Rajoy con la corrupción del
PP, que es cierta y con su responsabilidad política en los casos de
Bárcenas y Gurtel, pero con otros modales. Y si lo hubiera hecho así
habría resultado el claro vencedor. Pero se equivocó en eso y también al
decir que todo lo que había hecho el gobierno del PP en la legislatura
que se acaba había sido un desastre, lo que dio pie a Rajoy para acusar a
Sánchez de dibujar de una España ‘tenebrosa’, cuando en los últimos
debates del Congreso Sánchez había reconocido mejoras en la recuperación
económica del país.
¿Qué consecuencias se pueden derivarse de este debate para la noche
de las elecciones? La respuesta a esta pregunta esencial la darán el
domingo 20-D los ciudadanos en las urnas y entonces veremos quien fue el
ganador de esta bronca monumental. En la que, el moderador Manuel Campo
Vidal -un fan del PSOE, al que hay que jubilar- fue el tercer culpable
del desastre porque no impidió tan lamentable espectáculo renunciando a
su labor moderadora que en ningún momento existió como tal.
(*) Periodista
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