Luis María Linde quiere recuperar la neutralidad perdida que se le
exige en el mundo occidental a los máximos responsables de la política
monetaria del país. Ha aprovechado su comparecencia en el Senado para
matizar las declaraciones que había hecho dos días antes cuando alertó de las gravísimas
consecuencias económicas que tendría para Cataluña aprobar una
secesión.
El gobernador del Banco de España ha hecho muy bien en
precisar sus declaraciones matizando ahora que ve "altamente
improbable" y "casi imposible" un corralito en Cataluña.
Sus palabras habían provocado numerosas críticas entre expertos y
algunos medios de comunicación. Consideran que las palabras de Linde
habían entrado directamente en la batalla política de Cataluña al
abandonar la neutralidad política que se espera del máximo responsable
del Banco de España con unas declaraciones que podían interpretarse
como un intento de amedrentamiento de los electores catalanes.
Otra cosa será lo que decidan los líderes políticos catalanes que se
presentan a sí mismos como los conductores de la ciudadanía que van a
llevar a su pueblo a la independencia prometida. Ni la Constitución ni
el Estatuto de Autonomía se lo permite, pero dicho esto, el gobernador
del Banco de España hace bien en precisar.
Ya periódicos como The Wall Street Journal o La Tribune le habían
recordado a Linde que estos intentos de presionar a la opinión pública
a través de las amenazas de expulsión de la zona euro no tienen mucho
sentido dado que los tratados no tienen prevista la salida de un país.
Contempla el artículo 143 del Tratado de Lisboa las condiciones que
debe reunir un país para permitirle la entrada en la zona euro. Otro
artículo, el 50 del mismo Tratado especifica las condiciones para que
un país solicite su abandono, pero no está contemplada la expulsión,
por lo que debe deducirse que quien es miembro no desea abandonar la
Unión Europea.
Más comprensible son las explicaciones del gobernador cuando dice que
lo que hizo fue responder a una pregunta asegurando que "en
situaciones de mucha tensión y de incertidumbre es un riesgo que no
puede excluirse, ahí está el caso de algunos países latinoamericanos
y el caso de Grecia”.
Y añadió ayer en el Senado en respuesta al senador que le interpelaba,
“si me pregunta si existe alguna posibilidad o riegos de corralito,
debo decir que sí, pero es un futurible altamente improbable".
Es un rasgo de agradecer la sinceridad de Linde cuando admite que
antes de contestar a la cuestión planteada, tuvo "unos segundos de
duda" para añadir que "respondí lo que honradamente me parecía que
tenía que responder como gobernador del Banco de España y como algo
experto en la materia".
En el resto de la intervención no se le puede poner ningún pero. Hace
lo que debe cuando transmite lo que realmente sucede en la Unión. Como
él mismo ha recordado, los responsables políticos de la Unión Europea
señalan que si "un pedazo de territorio" se separa de la UE deja de
ser miembro de la Unión Monetaria. Quien más explícitamente lo ha
dicho, casi con estos mismos términos, ha sido Angela Merkel. Pero no
ha sido la única.
Como también es elogiable la actitud de Linde recordando que las
instituciones bancarias pertenecientes al territorio que se escinde no
son de la Unión Monetaria y por lo tanto no tienen acceso a las
facilidades de crédito del BCE de acuerdo con las actuales reglas en
vigor.
Pero para que no haya equívocos sería deseable que Draghi se
manifestara claramente respecto de lo que sucedería con Cataluña en
caso de que sus líderes declararan la independencia. No es un
ejercicio de interferencia política en este caso, sino que obedecería
a la necesaria información que deben tener los ciudadanos antes de ir
a votar.
(*) Periodista
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