Me vino el jueves pasado a la cabeza una
película española de los setenta, en la que el alcalde de un pequeño
pueblo iba a Madrid a intentar que un ministro le recibiera y se
construyera una carretera que conectara con su municipio. Llegaba a la
puerta del Ministerio con embutidos para obsequiar al alto cargo
franquista. Sin embargo, el ministro no lo recibía. Cada día, durante un
mes iba todas las mañanas a esperar, hasta que se da por vencido y
vuelve a su pueblo humillado. Sin embargo, en lugar de decirles a sus
vecinos la verdad, se inventa una historia fantasiosa en la que el
ministro ayudaría a su pueblo.
Algo parecido pasó el jueves en el
Ministerio de Fomento. Llegan desde Murcia cinco representantes de los
grupos municipales del Ayuntamiento para asistir a la reunión de la
Sociedad Murcia Alta Velocidad. En la puerta nos dicen a todos excepto
al alcalde que no podemos pasar. Tras esperar la finalización de la
reunión, el presidente de ADIF y un técnico nos explican mediante un 'power point' lo bueno que es el proyecto que nos presentaban, que
aunque el AVE vendrá en superficie hay proyectos e intenciones de
soterrarlo en cuatro años desde que esté el proyecto definitivo.
Terminada la explicación, nos saludan efusivamente y nos mandan de
vuelta para Murcia. Diez horas de viaje para una presentación de diez
minutos.
A la salida, el alcalde de Murcia tenía el gesto
desencajado, sabiendo que el proyecto ofrecido por ADIF no era lo
acordado con la oposición y que públicamente tenía que defenderlo. Peor
fue la actitud del consejero de Obras Publicas de nuestra Comunidad, que
defendía enérgicamente un acuerdo que consideraba «histórico». Algunos
políticos murcianos siguen quedando encandilados cuando pisan un
Ministerio.
Lo que salió de la reunión de Murcia Alta Velocidad
fue que el proyecto está licitado y que está a punto de comenzar, pese a
haber sido calificado como presuntamente ilegal tanto por Fiscalía como
por el informe previo de los servicios jurídicos del Ayuntamiento. Un
proyecto de llegada del AVE en superficie para el que no hubo Informe de
Impacto Ambiental, que supone dividir nuestro municipio en dos y que ha
sido rechazado tanto por los vecinos como por el Pleno Municipal. Y que
implica que el Ayuntamiento de Murcia pague 8 millones de euros por la
obra. Pretenden que paguemos el muro que separará nuestra ciudad. Habría
sido deseable que nuestro alcalde rechazara él mismo la propuesta de
ADIF, pero afortunadamente el Pleno puso las cosas en su lugar. Murcia
ha sufrido un déficit de inversión de infraestructuras histórico, pese a
ser el séptimo municipio más poblado, pero por una vez hay una mayoría
decidida a plantarse ante Madrid.
Murcia quiere el AVE soterrado o
no permitirá su llegada. No aceptaremos engaños ni más dilaciones, el
soterramiento debe empezar por la entrada al municipio y llegar en su
primera fase hasta la estación de El Carmen. Nos negaremos a que se
cuenten más milongas a nuestro pueblo. No hay más opción admisible que
el soterramiento ya.
(*) Concejal de 'Cambiemos Murcia'
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