MURCIA.- El presidente de la Comisión Ejecutiva del Museo Salzillo,
Antonio Gómez Fayrén, asegura que "solo el hecho de mantener el Museo abierto "es un milagro" dada "la situación económica que
padecemos y que están sufriendo de manera tremenda los museos y centros
culturales"; aún así, subraya, "estamos consiguiendo mantener un cierto
ritmo de actividades con escaso coste económico".
Gómez Fayrén ha detallado que el
número de visitantes del Museo en 2014 rondará las 70.000 personas, una
cifra superior a la del año anterior, cuando lo visitaron unas 60.000
personas, "gracias al Belén Napolitano, que supuso un gran impulso".
De
hecho, ha especificado, "más de 20.000 personas fueran a visitarlo solo
en los meses de diciembre y enero, y ha seguido a lo largo del año". Lo
que indica, a su parecer, "la afición al belén que hay en esta región
pero también el interés de los forasteros cuando tienen noticia de que
en el mismo espacio museístico coinciden dos belenes de esa categoría",
algo "muy difícil".
Así, el Museo Salzillo "es el mejor museo
belenístico del mundo" porque tiene "el mejor belén barroco español, que
es de Francisco Salzillo, y tiene el que está considerado el mejor
belén napolitano del mundo, que es el de la familia García de Castro",
con lo cual "cualquier estudioso de la evolución del Belén en Europa
tiene necesariamente que visitar el Museo Salzillo".
A lo que se
suma que la artesanía belenística murciana "es una de las mejores del
mundo", solo superada por alguna ciudad como Nápoles, "de una calidad e
increíble valor artístico".
Por tanto, ha subrayado Antonio Gómez
Fayrén, "estamos en una región con la mejor artesanía belenística y el
mejor museo belenístico del mundo".
El
origen de este museo se remonta al siglo XIX. Los turistas extranjeros
hacían una parada obligatoria en la iglesia de Jesús donde se
custodiaban los cada vez más famosos pasos realizados por Francisco
Salzillo para la Cofradía de Nuestro Padre Jesús, que los sacaba en
procesión todas las mañanas de Viernes Santo, cumpliendo con una
tradición originada en 1601.
Tras la segunda mitad del siglo XIX y
los tiempos de la desamortización, los pasos y la iglesia de Jesús
fueron restaurados por los escultores Sánchez Tapia y Sánchez Araciel.
Javier
Fuentes y Ponte se encargó de elaborar el informe de una primera
rehabilitación al ser partidario de transformar la iglesia en museo para
mejor observación y estudio de las obras sin perjuicio de su uso
devocional. También organizó diversas exposiciones temporales que
posibilitaron un mejor conocimiento histórico-artístico del escultor.
Ya
en el periodo entre 1909 y 1919 el político murciano Isidoro de la
Cierva, promovió la creación de un museo, testigo recogido por la
Cofradía, que encargó un primer borrador de proyecto al arquitecto José
Antonio Rodríguez, que no llegó a ejecutarse. La superficie prevista
hubiese sido tres veces mayor que la actual.
Tras otros intentos
fallidos en la II República, el Museo fue creado definitivamente en 1941
por decreto ministerial gracias a la iniciativa del ministro de
Educación, Ibáñez Martín, de Juan de la Cierva desde el Ministerio y
Emilio Díez de Revenga, en su condición de presidente de la Cofradía de
Jesús.
En 1960, con el historiador Juan Torres Fontes al frente de
la institución, el Museo Salzillo abría definitivamente sus puertas al
público. El Museo vio ampliar sus terrenos en la década de los años
setenta, cuando se instaló en su frente norte la fachada renacentista
del Palacio Riquelme, antes sito en la calle Jabonerías de Murcia.
Ya en los años noventa, bajo la dirección de Cristóbal Belda, se llevó a cabo el programa Murcia Restaura.
El
nuevo proyecto arquitectónico ha permitido incidir en la Iglesia de
Jesús como teatro sacro al poner en uso las tribunas con sus balcones
abiertos para permitir al visitante vislumbrar desde lo alto las famosas
escenificaciones pasionarias, en un efecto muy propio del barroco.
En
2009 se modificó el discurso museográfico, con nuevas secciones
dedicadas a la historia de la cofradía de Jesús, a la obra desaparecida
de Salzillo a través de la fotografía antigua y con la recreación de un
taller barroco para la mejor comprensión de las técnicas de la talla de
la madera. También cuenta con una nueva sala de exposiciones temporales y
salas de depósito acondicionadas para las obras almacenadas.
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