Pudo tener remate festoneado o almenado, que en la actualidad ha perdido totalmente al igual que esa estructura de vigía, habida cuenta de la versatilidad y funcionalidad de estas edificaciones en caseríos y aldeas.
Como función principal desde finales del siglo XV, y
coincidiendo con los momentos de repoblación a lo largo de los últimos
años de ese siglo e inicios del siguiente, destaca la de control
territorial, defensa y resguardo en tiempos de crisis, ataque o
escaramuzas.
En ese periodo se construyeron a lo largo de
toda la comarca de Cartagena y Mar Menor una serie de torres, que
permanecieron en activo hasta el siglo XIX, como instrumento de defensa
ante los ataques de los piratas berberiscos, especialmente procedentes
de Argelia.
En la delimitación del entorno de protección la
Consejería de Turismo, Cultura, Juventud y Deportes, a través de su
Dirección General de Patrimonio Cultural, ha tenido en cuenta la
condición de las torres como edificios destinados a la ocupación y
estructuración del territorio.
En este sentido, su dominio sobre un
amplio espacio y su capacidad de visibilidad determinan el
establecimiento de un entorno extenso orientado a proteger las líneas
visuales tanto desde la torre hacia el territorio circundante como en
sentido inverso.
Así pues, el entorno BIC se ha determinado
para salvaguardar los puntos de perspectiva visual de la torre, un
fundamento de tipo paisajístico justificado porque el monumento es una
de las señas de identidad del paraje donde se ubica, ya que se trata de
uno de los edificios más singulares de la zona desde el punto de vista
patrimonial, tanto por su valor histórico como arquitectónico.
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