MADRID.- Un número tres con mucho poder. En eso se
ha convertido el coordinador general del PP quien, desde que llegó a la
cúpula de Génova, en 2015, no ha dejado de acaparar protagonismo. A día de hoy, Fernando Martínez-Maillo ya ha desbancado a la secretaria general, María Dolores de Cospedal, según Público.
El jefe de los dos, Mariano Rajoy, ha confiado en él para gestionar las últimas crisis internas de la formación. Algunas de ellas, como la reciente dimisión de Esperanza Aguirre,
de especial relevancia. Ya lo adelantó el presidente: "Ni Cospedal ni
yo vamos a estar al frente del partido. El día a día lo tiene que llevar
Maillo", constató en una entrevista poco después del Congreso nacional del partido.
Si en su día fue la actual ministra de Defensa quien tuvo que hacer frente a la crisis de Bárcenas, con Rita Barberá ya compartió responsabilidad con quien entonces era vicesecretario de Organización. Fue a él a quien la exalcaldesa fallecida enviaba mensajes amenazantes: "Defiende a la gente que no ha hecho nada", le pidió después de que la cúpula nacional le abriera un expediente informativo por la Operación Taula.
Fue por ese caso por el que el Tribunal Supremo le abrió una causa por presunto blanqueo de capitales.
Una vez la imputación de la lideresa valenciana era inminente -faltaba
que el Senado aceptara el suplicatorio del Supremo para poder citarla
como investigada-, fue Cospedal la que tuvo que mediar.
Ella convenció a Barberá para que dimitiera, aunque ésta decidió hacerlo a su manera: sólo a medias, pidiendo la baja de militancia del PP pero atrincherándose en su escaño de la Cámara alta y pidiendo el traspaso al Grupo Mixto.
Meses después, con Rajoy ya investido como
presidente del Gobierno, las dudas sobre la capacidad de Cospedal para
compaginar la cartera ministerial con la Secretaría General del PP
fueron en aumento. Tanto que el Congreso nacional del partido tuvo que debatir una enmienda a los Estatutos sobre la acumulación de cargos institucionales y orgánicos.
Una estrategia de Maillo para seguir subiendo peldaños, según algunas fuentes de la formación. La idea era tumbar la denominada 'enmienda antiCospedal'
para no abrir otra crisis interna, pero sí permitir que se debatiera
sobre su capacidad para asumir ambas responsabilidades. Idea de Maillo o
no, la propuesta del PP de Castilla-La Mancha -que sigue presidiendo
Cospedal- no salió adelante por apenas una veintena de votos y en una votación salpicada por las denuncias de presunto pucherazo.
Todo ello sirvió para dar publicidad al asunto. Rajoy zanjó la cuestión al mantenerla como número dos del partido
("No se cambia lo que funciona", argumentó), pero también premió al
único vicesecretario que conocía [incluso había acudido a su boda]
cuando llegaron los "jóvenes anticorrupción" a la cúpula de la formación. Maillo fue nombrado coordinador general y restó competencias a su inmediata superior.
Desde entonces, Rajoy le ha encargado todos los asuntos espinosos. Desde la organización de los congresos regionales del PP -en los que, salvo con la excepción de La Rioja, los candidatos de Génova se hicieron con el poder-
a las crisis de Murcia y, ahora, la Operación Lezo que se ha saldado
con la detención y encarcelamiento del expresidente de la Comunidad de
Madrid, Ignacio González.
Aunque en ambos casos el PP siguió la tradición de su presidente de no agitar el árbol hasta que la fruta madure y caiga por su propio peso,
Maillo volvió a asumir toda la responsabilidad. Fue él el encargado de
representar a la cúpula nacional en el Congreso regional del PP de
Murcia que eligió a Pedro Antonio Sánchez como presidente. Rajoy no quería una foto con imputados [Maillo también lo está, por el fiasco de Caja España] y el mal trago se lo tomó el número tres.
Después, cuando además del caso Auditorio
se sumó la petición de imputación de Sánchez en la Operación Púnica y la
permanencia como presidente de la Región de Pedro Antonio Sánchez era ya injustificable, Maillo volvió a mediar. El exjefe del Ejecutivo murciano dimitió antes de que le echaran y sin hacer ruido, a cambio de elegir a su sucesor, Fernando López Miras -que será investido este sábado. De nuevo, fue Maillo quien negoció con él y quien viajó al sur para apoyar al dimitido.
La misma situación vivió esta misma semana. La presidenta y portavoz del Grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de Madrid, Esperanza Aguirre, abandonó el lunes todos sus cargos tras el encarcelamiento de quien durante años fue su mano derecha, Ignacio González.
Ella también se fue antes de que le echaran, pero fue Maillo quien
recibió la noticia, sólo una hora antes de que se hiciera pública: "Este calvario ha terminado", le dijo, según informó La Razón.
Una prueba más de que Rajoy -que sólo recibió un sms de Aguirre con la
noticia- ya le ha confiado sus dotes de mando a su número tres, en
detrimento de la número dos.
De hecho, mientras el presidente del
Gobierno se esforzaba en su gira internacional [ha estado en Brasil y
Urugay] por limpiar la imagen de España, era Maillo quien a nivel
nacional hacía la propia con la del PP. Él zanjó la Operación Lezo circunscribiéndola sólo al PP de Madrid que ya no dirige Aguirre, sino Cristina Cifuentes, a quien aplaudió por denunciar las irregularidades del Canal de Isabel II ante la Fiscalía.
Su misión es, por tanto, mantener el orden
en el PP, apagar los fuegos internos y dar la cara por el partido. Un
encargo que antes correspondía a Cospedal y ahora ha asumido Maillo. Ya
lo dijo Rajoy: "María Dolores y yo sólo estaremos los fines de semana".
Maillo, de lunes a domingo.
Vaya papelón el de otro cateto tambien imputado, Rajoy se supera con sus colaboradores mas cercanos: de Floriano a Maillo y González Pons a Casado o Maroto, vaya cuadrilla de impresentables de todas las procedencias y condiciones para hacer el trabajo sucio.
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