Podemos lleva la iniciativa. Promueve una moción de censura. Pero 
tiene un único aliado: el PSOE. Ciudadanos, que es el que tiene la llave
 de la gobernabilidad en Murcia, huye hacia adelante. De momento, se ha 
desentendido de esa posibilidad, y ha solicitado una entrevista con el 
presidente. Le pedirá, según se han encargado de anunciar, que sugiera 
de entre los suyos, un nuevo candidato a presidir la Comunidad, en el 
supuesto de que PAS tendría que dimitir por su imputación.
Pero la 
entrevista se celebrará hacia el final de la semana próxima, el viernes,
 apurando los tiempos por una y otra parte. Entre esa entrevista y la 
comparecencia de PAS, el lunes próximo, ante el juez instructor de su 
caso en el TSJ sólo hay un fin de semana. Parece claro que el presidente
 sugerirá a Miguel Sánchez que tenga paciencia y espere a su declaración
 del lunes, y después, ya veremos, según la decisión que adopte el 
magistrado Pérez Templado.
Ese es el primer tiempo, puesto que habrá que
 esperar tal vez algunas semanas hasta el juez digiera la declaración 
del presidente y las pruebas en su favor que éste se propone aportar. Es
 la fórmula Simeone: partido a partido, paso a paso.
La izquierda tiene prisa
Pero
 mientras tanto Podemos y PSOE tienen prisa. ¿Por qué? Porque 
precisamente el caso se va a resolver, de una u otra manera, en poco 
tiempo. En realidad, todo está ya instruido por la juez de Lorca, y sólo
 falta el testimonio de PAS, que por su condición de aforado se reservó 
para el TSJ. Cabe suponer que no habrá que esperar meses para que este 
tribunal decida si le da carpetazo al caso en lo que afecta al 
presidente o si decide que éste vaya al banquillo con el resto de 
acusados. La primera posibilidad no es imposible, de manera que la 
oposición de izquierdas debe darse prisa para tomar posiciones en su 
exigencia de dimisión, y como ésta no se va a producir, la moción de 
censura se convierte en la opción necesaria para obligar a que se 
produzca.
Pero,
 como señalábamos ayer, esto es un paripé. Cada partido intenta que los 
demás incurran en contradicción, empezando por Podemos. Urralburu y su 
equipo hacen lo que tienen que hacer, es decir, actuar con la 
radicalidad que se les supone, pero de antemano saben que su iniciativa 
no saldrá adelante, y si saliera serían los primeros sorprendidos hasta 
el punto de verse en un compromiso grave, de modo que buscarían 
cualquier pretexto para bascular.
No puede darse una moción de 
censura que tenga éxito sin el concurso de Ciudadanos, y éste, ya se ve,
 no está por la labor. Se ha buscado una línea de escapada con la 
entrevista al presidente, un recurso mediante el que ambos, C's y PAS, se
 dan una semana de tregua durante la cual el partido de Miguel Sánchez 
se mostrará ajeno a toda negociación con el resto de los grupos, pues ha
 ingeniado una estrategia propia. C's se está dando tiempo, que es 
también a su vez lo que necesita el presidente.
El portavoz regional ha 
cumplido con la lógica al solicitar la dimisión de PAS en el momento en 
que éste ha sido imputado, pero para forzar su dimisión, C's no ha 
acudido al recurso práctico de la moción de censura, pues tendría que 
apoyar un Gobierno de izquierdas que rompería tanto con su nueva 
definición ideológica tras el congreso nacional como con sus acuerdos 
parlamentarios con el PP en el Congreso de los Diputados. Por tanto, 
paso a paso, todo a cámara lenta, hasta ir viendo cómo se va despejando 
el asunto, es decir, a la espera de ver qué pasa en el ámbito judicial.
¿Y qué dirán los ´aparatos´?
Podemos,
 por su parte, sobreactúa. El camino de la moción de censura que 
promueve lo llevaría a facilitar un Gobierno del PSOE. Pero esto es tabú
 en la política podemita, pues tendrían que explicar que hagan ahora en 
Murcia lo que no hicieron en España tras el 20D cuando con su simple 
abstención habrían facilitado un Gobierno socialista que habría 
expulsado a Rajoy de la Moncloa. Iglesias, el líder nacional que se 
opuso a entregar la presidencia del Gobierno a Pedro Sánchez tendría que
 explicar que en Murcia le dé el Gobierno a González Tovar.
Pero 
hasta éste es probable que tuviera problemas para conseguir el plácet de
 Ferraz para hacerse con la presidencia de la Comunidad con el apoyo de 
Podemos. Recordemos que Tovar ha sido ´sanchista´ y ha girado 
oportunamente, tras la defenestración del anterior secretario general, 
hacia Patxi López, pero la Gestora federal apuesta, bajo capa de una 
supuesta neutralidad, por Susana Díaz. Tovar está descolgado de la 
estrategia central. Si tuviera la oportunidad de acceder a la 
presidencia del Gobierno murciano, se afianzaría como líder regional, y 
es improbable que el susanismo le regale gratis esa carta, con la que 
definitivamente Murcia se convertiría en un territorio adverso a la 
mayoría con que el aparato central pretende conformar el nuevo PSOE.
En
 ese contexto, la impresión es que tanto Podemos como PSOE están en una 
forzada fase de gesticulación. Hacen lo que tienen que hacer, pero 
actúan para la galería, pues saben que esa apuesta conjunta no 
germinaría. Con el riesgo para ellos mismos de que, llevados por su 
propia dinámica, podrían acabar presentado en la Asamblea una moción de 
censura, ya que no hay nada que se lo impida. Eso significaría que 
tendrían que proponer un candidato a la presidencia, que se examinaría 
en el debate correspondiente, pero si C's no apoya la moción, todo 
quedará en mero espectáculo, aparte de que Podemos se retrataría 
innecesariamente al aceptar a un candidato socialista, y más sin que 
éste disponga de posibilidades.
La vía de la moción de censura 
está muerta porque no conduce a solución alguna, aunque se maneje como 
posibilidad formal. Ciudadanos quiere sustituir a PAS por otro candidato
 del PP, y ahí se ha acabado toda la capacidad de maniobra de los grupos
 de izquierda si en ésta incluyéramos también al PSOE.
Un Rivera bipolar
Pero
 hay algo todavía más sorprendente, y es el hecho de que en plena 
´crisis PAS´, el líder nacional de Ciudadanos, Albert Rivera, mantenga 
ante los periodistas que lo abordan la teoría de que el presidente 
murciano debe dimitir al haber sido imputado, y unos minutos después o 
unos minutos antes, desde la tribuna del Congreso de los Diputados se 
convierta en el promotor de una ley anticorrupción que establece el 
momento de la dimisión en el inicio del juicio oral, tal y como consta 
en los acuerdos que firmó tanto con el PSOE como con el PP, de modo que 
esto es también doctrina socialista.
A este discurso bipolar tal vez 
podríamos denominarlo ciudadaneo. De esta manera, Rivera pone un puente 
de plata a PAS, pues ¿por qué éste debiera someterse a una disciplina 
distinta a la que una ley orgánica del Estado va a establecer para estos
 casos, auspiciada precisamente por Ciudadanos? Si esta va a ser la 
regla en adelante no tendría sentido que PAS sea penalizado previamente.
Podrá alegarse que esto es lo que el presidente murciano, para 
convertirse en tal, firmó con C's en el pacto de investidura, pero ya 
señalé en mi artículo de ayer que el PP habla de ´imputación efectiva´, 
es decir, la que se establece cuando el juzgado instructor determina que
 el político correspondiente ha de dar cuenta en el banquillo de los 
supuestos delitos de que se le acusa, pues antes de esta fase todavía 
cabe la posibilidad de que sea exculpado.
Ciudadanos cumple, 
pues, verbalmente con su compromiso: pide la dimisión de PAS en el 
momento formal de su imputación, pero a la vez huye hacia adelante junto
 a él, dejando atrás al resto de la oposición. Paso a paso, partido a 
partido, y a ver qué pasa.
La entrevista será el viernes. Las agendas, ya se sabe.
(*) Columnista

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