Aprovecho que los periódicos todavía pueden mostrar testimonios gráficos
de la brutalidad de la policía al servicio de este gobierno autoritario
y semifascista. Cuando entre en vigor la Ley Mordaza que han cocinado
los psicópatas de Interior, la publicación de estas imágenes que, en
cualquier país civilizado harían caer a los responsable políticos de que
la policía actúe como una banda de matones, será sancionada con multas
estratosféricas y, posiblemente con una buena paliza a los
responsables a fin de seguir sembrando un sano terror en España.
A propósito, el motivo de esta nueva agresión de las fuerzas represivas a la ciudadanía es una Operación Pandora
que tiene toda la pinta de ser otro montaje policial para justificar la
brutal Ley Mordaza y, de paso, criminalizar a los anarquistas, quienes
suelen encabezar las listas de víctimas de la vesania nacionalcatólica.
¿Cómo
hemos llegado hasta aquí? ¿Cómo hemos alcanzado este nivel de
degeneración democrática que en tres años nos ha dejado a la altura del
México de hoy?
Muy sencillo: porque hemos tolerado todo tipo de abusos.
Hemos
tolerado que gobierne un partido que es una presunta banda de ladrones
con decenas y decenas de cargos en procesos penales, probablemente la
punta del iceberg del gigantesco expolio que estos sinvergüenzas han
organizado en el país con una corrupción insólita que ahora, los más
granujas de ellos, quieren hacer extensiva a toda la ciudadanía. Los
ladrones tratando de convencer a las víctimas de que ellas también
roban.
Hemos
tolerado en la presidencia del gobierno a un embustero redomado,
sospechoso de cobros en B, maniobrero, taimado, una persona indigna no
ya de presidir un país sino una peña de fútbol en un oasis del desierto.
Un incompetente cuya falta de escrúpulos solo es comparable a su
arrogancia, capaz de mentir sin que se le descomponga el peinado aunque
el compulsivo guiño del ojo izquierdo lo traicione como el maullido del
gato en el cuento de Poe.
Hemos
tolerado que estos indeseables prolonguen la crisis a costa de los más
desfavorecidos y en beneficio de empresarios y banqueros depredadores,
pero sobre todo de su propio bolsillo, pues todos ellos están pringados
en el expolio nacional. No hemos reaccionado cuando han desmantelado el
Estado del bienestar, despojado de sus derechos a la gente, excluido a
los inmigrantes, expulsado a los jóvenes, eliminado la asistencia a los
dependientes o robado sus pensiones a los jubilados.
Hemos
permitido que esta presunta asociación de malhechores se cisque en el
Parlamento, reducido a una cámara para aplaudir las mentiras del jefe y
que ha llevado su ignominia al extremo de tener de portavoz de la
partida a un jayán energúmeno que no solo insulta cuando habla sino que
es capaz de agredir físicamente a quienes no piensen como él.
Estamos
permitiendo que se nos imponga una Ley Mordaza para amedrentar a la
gente, perseguir las protestas, criminalizar la oposición y cercenar los
derechos y libertades de la ciudadanía. Como estamos permitiendo que
este Estado policía espíe a los ciudadanos en violación del secreto de
las comunicaciones garantizado por una Constitución que no solamente no
respetan sino que usan como cachiporra contra los adversarios,
singularmente los nacionalistas no españoles. Y hemos permitido que nos
arrebaten el derecho a la tutela de la justicia poniendo unas tasas
judiciales tan altas que nadie puede pedir el amparo de las tribunales
si no es cayendo en la ruina.
De
esta manera, este personaje sin categoría ni principios y su partida de
amigos, deudos y clientes ha conseguido la mutación constitucional
perfecta: convertir el gobierno del país en una dictadura disfrazada de
democracia.
Todo
eso lo hemos permitido los españoles. Pero unos más que otros. Es poco
lo que la gente normal podemos hacer fuera de salir a la calle a
protestar con una probabilidad muy alta de que algún vándalo de
uniforme nos abra la cabeza a porrazos y, encima nos denuncie, fabrique
las pruebas, nos impongan una multa ruinosa y, si dan con juez servil,
que los hay y muchos, nos envíen a la cárcel siendo inocentes.
Podrían
hacer mucho más los partidos de la oposición si quisieran. En el fondo,
si hemos llegado a esta grado de degeneración es en parte por su
cobardía, su inhibición cuando no su complicidad. Dentro de unos días,
el hombre de los sobresueldos irá al Congreso a exponer con toda
falsedad y demagogia unas medidas en contra de la corrupción de la que
él es el máximo responsable político. Y los partidos de la oposición,
que no tienen el coraje de pedir su dimisión ni de interponer una moción
de censura, legitimarán con su presencia esta farsa y mostrarán una vez
más su absoluta carencia de espina dorsal.
Si la oposición tuviera dignidad, coraje, integridad
y responsabilidad, habría abandonado ya ese hemiciclo de la vergüenza y
dejado sola a esta partida de presuntos ladrones, con el energúmeno y
el embustero a la cabeza y se habría retirado a otro lugar que solo por
estar ella allí sería el reducto de las libertades y el derecho frente a
la injusticia, el abuso y el atropello. De conseguirse algo así,
este oprobio de gobierno no duraría una semana.
Pero,
sí, en el fondo somos todos responsables porque millones de españoles
votamos a favor de esta organización de saqueadores, otros millones
lo hicimos a favor de los cobardes de la oposición y otros nos
abstuvimos, avisando de que, en el fondo, nos da igual lo que suceda con
el bienestar y la libertad de nuestro país y con nuestra dignidad.
(*) Catedrático de Ciencia Política en la UNED
ResponderEliminarFantástico, enhorabuena!!! Por fín leo a alguien decir lo que vengo yo gritando en solitario durante mucho tiempo. Gracias!!!