Existe una historia secreta o soterrada de las relaciones entre
el Poder Judicial, sobre todo en sus niveles más altos, y la casta política
dominante en cada momento, cuyos detalles causarían un tremendo estupor o
escándalo. Se ha formado, por decirlo de algún modo, una república subterranea
a donde no llega nunca la luz y por
cuyos canales ocultos discurren fluidamente historias tremebundas de favores,
venganzas, decisiones, exculpaciones, acuerdos, compensaciones en especie o
cargos, en fin una cruda realidad de
alcantarilla cuya divulgación causará horror a los “intraterraqueos” que
pululan por sus conductos en la confianza de que nunca serán descubiertos.
La relación entre Valcárcel y la Sala Civil y Penal del Tribunal
Superior de Justicia de Murcia, da para
una tesis doctoral de cómo la alta cúspide del Poder Judicial de la tierra del
“mata al rey y vente aquí”, se inclina sospechosamente a favor de personajes
poderosos como Valcárcel y existen cruces juramentados en sangre de
intercambios. A veces estas inclinaciones son tan burdas (porque burdos son los
personajes a cargo) que no caben intepretaciones diversas porque el
escoramiento es de 45 grados o más.
Juan Martínez Moya, actual presidente del
TSJ de Murcia ya muchos años, es para mí un ejemplo del juez que usa el cargo
para promocionarse hacia un cargo político. Y explico mis razones ya que
estamos ante una cuestión de vivo interés público por el cargo que ocupa el
personaje y por la propia naturaleza de la materia.
Acaba de presentar Moya su candidatura a vocal del Consejo General del Poder Judicial por el cupo judicial (12 de los 20 miembros) y tiene que elegirlo el Congreso o el Senado, es decir, los políticos. No se ha presentado avalado por su asociacion, la conservadora Asociación Profesional de la Magistratura, sino por libre, logrando avales de sus compañeros jueces. Necesita el respaldo de políticos del PP para obtener el cargo de vocal electo.
Acaba de presentar Moya su candidatura a vocal del Consejo General del Poder Judicial por el cupo judicial (12 de los 20 miembros) y tiene que elegirlo el Congreso o el Senado, es decir, los políticos. No se ha presentado avalado por su asociacion, la conservadora Asociación Profesional de la Magistratura, sino por libre, logrando avales de sus compañeros jueces. Necesita el respaldo de políticos del PP para obtener el cargo de vocal electo.
Cada uno es libre de pensar lo que quiera, pero los antecedentes
de presuntos y grandes favores del juez Martínez Moya a Valcárcel le hacen
sospechoso de que si logra el nombramiento es muy probable que haya sido por
sus “méritos” a favor de este personaje político y los favores que le ha hecho
a él y posiblemente a algún recomendado suyo (como uno sospechosamente absuelto
por la Sala Civil y Penal de un delito clarísimo contra el medio ambiente, por
el que acusaba el fiscal y cuya sentencia era un ejercicio de retorcer los
hechos y las normas).
Pero los favores que directamente conozco, y he vivido por tanto
de cerca, del juez Martínez Moya hacia Valcárcel, son los siguientes:
a) El de la suspension de la ley del aborto por Valcárcel.
Diligencias abiertas por denuncia y luego querella contra Valcárcel por la
suspensión de la ley del aborto en julio de 2010, en que manu militari impuso
la no aplicación de esa ley durante cuatro dias, incurriendo de forma clamorosa
en el delito de suspensión de una disposición general del artículo 506 del
Código Penal.
La Sala Civil y Penal, auxiliada por el Fiscal Jefe López
Bernal, bajo la ponencia del propio juez y presidente Martínez Moya, se negó en
redondo a abrir una investigación, a instancias de la asociacion Preeminencia
del Derecho de la que yo formo parte, sobre la ilícita y escandalosa conducta de Valcárcel, rompiendo los
protocolos y deberes legales de un juez instructor.
Para justificar lo
injustificable, Moya, auxiliado por otro juez “valcarceliano”, Julián
Pérez-Templado (amigo íntimo del cuñado y de la hermana de Valcárcel, quien en
mayo de 2010 había invitado al mismo Valcárcel a la boda de su hija, a la que
asistió) enmarañaron el caso de forma que parecía que estaban hablando de otro
asunto, todo ello encaminado a que Valcárcel no fuera “molestado”.
Resulta
probado, y así se declara, que el juez Pérez Templado tenía o había tenido a su
señora de cargo discrecional en la Administración dirigida por Valcárcel y a su
hijo muy bien colocado en una empresa importante controlada por el PP regional
como jefe de un servicio o departamento jurídico, así que libertad para decidir
en contra de Valcárcel quedaba poca o ninguna y la exculpación olía a
chamusquina.
Para ascender al Supremo, objetivo del juez Martínez Moya, hacen
falta padrinos políticos de alto nivel, porque al Supremo se accede por
recomendación de la partidocracia, PP y
PSOE, a través de sus vocales en el Consejo (el puesto al que ahora aspira Moya)
y no por méritos. Moya se presentó antes al Supremo pero le faltaron votos. Y
ahora se presenta a vocal al Consejo “por libre”, con estos antecedentes de
“salvador” de Valcárcel de un proceso que le hubiera costado el cargo de
presidente regional.
b) El caso de la Balsa Yenny, un prototipo de
malversación de caudales públicos cometido por el Gobierno Regional presidido
por Valcárcel, que quedó impune por el puro voluntarismo de la Sala Civil y
Penal, con la ayuda inestimable de la mal llamada Fiscalía Anticorrupción (que
en este caso fue lo contrario de lo que dice su nombre). Estos hechos
judiciales sucedieron tambien en 2010 cuando dos ciudadanos, uno de ellos yo,
nos querellamos contra un consejero y contra Valcárcel por malversación de unos ocho millones de euros, que habrían salido de las arcas públicas para limpiar las
escorias ambientales de la finca de un particular a través de un proceso de
ingeniería delictiva: aceptar la Comunidad la donación de una parcela
intoxicada para limpiarla con cargo a fondos públicos y ahorrar a sus
titulares, unos famosos “mecenas” de los dos grandes partidos, los tales gastos
que pagamos los ciudadanos en su lugar.
La ponencia del caso tocó al amiguísimo de la hermana y cuñado
de Valcárcel, el juez Pérez Templado que, junto con Moya, debieron ponerse de
acuerdo en canonizar la operación delictiva del Consejo de Gobierno,
santificándola a base de retorcer hechos y normas legales.
Este desmadre en el
Poder Judicial requiere un cambio drástico que corte de raíz conductas
sospechosas de instrumentalizar el cargo para beneficios personales, políticos
o de otra especie. Hace falta la guillotina al menos en un sentido incruento,
que rueden cabezas en el sentido de expulsar del cargo al trasgresor. El Estado
de Derecho necesita ser defendido de sus células tumorales o la propia sociedad
se hunde en la podredumbre.
El Supremo tiene ahora
mismo en examen un procedimiento de rendición de cuentas contra quienes han
favorecido a Valcárcel en su affaire de la suspensión de la ley del aborto.
Pero esto de que jueces juzguen a jueces no garantiza el principio de que la
ley es igual para todos. Quien sabe, si en el futuro se pueden exigir cuentas ante tribunales ciudadanos;
los que hagan mal su trabajo, durante quince años estarán con la espada de
Damocles sobre su cabeza. En la Justicia pasa como en el clero católico: “de
obispo para arriba ninguno cree en Dios”, que dice el aforismo.
(*) Abogado y miembro de 'Preeminencia del Derecho'
A Don Juan algunos de sus compañeros le han puesto el mote de "el florentino" porque en Florencia nación Don Nicolás de Maquiavelo.
ResponderEliminarHay otras causas en la hoja de servicios al PP que el artículo no menciona. Un tal Balibrea, allegado de Valcárcel fué absuelto escandalosamente de un delito de que era reo convicto y confeso. Y luego está el trabajo "entre bastidores", gestiones, contactos, para sacar adelante casos de interés del "régimen valcarcelista".
Supongo que el señor Mazón tendrá pruebas de lo que afirma porque si no es así estas afirmaciones son muy comprometidas.
ResponderEliminarEl tal Balibrea debe ser garcia balibrea el presunto socio o testaferro de clemente y procesado y absuelto de tener una camtera ilegal en santomera o por ahí y también jefe o exjefe de los empresarios y comerciantes
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