CARTAGENA.- Un estudio realizado por la Universidad
Politécnica de Cartagena (UPCT) ha revelado incongruencias en la
estimación del coste del submarino Peral, lo que probablemente
contribuyó a la negativa oficial de poner en servicio el buque, según
informaron fuentes de la institución docente en un comunicado.
Cabe recordar que este año se cumple el 125º aniversario de la
botadura del submarino Peral, un hito en la historia de la navegación
mundial que, sin embargo, fue desechado por las autoridades militares
españolas de la época.
Las vicisitudes y polémicas que sufrió el invento del cartagenero
Isaac Peral afectaron también al cómputo de su coste, según refleja una
investigación llevada a cabo por Isidoro Guzmán, profesor del
Departamento de Economía Financiera y Contabilidad de la UPCT, en
coautoría con Manuela Guzmán, Economista y PAS de la Universidad
Politécnica de Cartagena.
El estudio, publicado recientemente en la revista 'De Computis',
dedicada a la investigación en Historia de la Contabilidad, revela que
el coste oficialmente asignado a la fabricación del submarino fue de
894.947 pesetas, un 196 por ciento más de lo presupuestado inicialmente
por Peral, incluyendo partidas incongruentes respecto a las fechas de
montaje del buque, por lo que "no se sabe con exactitud lo que costó el
submarino", explica el profesor Guzmán.
Basándose en la Ordenanza en vigor de los astilleros del Estado,
los autores realizan una valoración alternativa del coste del submarino,
que cifran en 634.394 pesetas, es decir, un 30 por ciento inferior a la
oficial, al rechazar el porcentaje de costes indirectos que se le
aplicó al buque como si hubiese sido íntegramente fabricado en el
Arsenal de la Carraca de Cádiz, donde fue montado a partir de
componentes adquiridos en el extranjero.
En este sentido, Manuela Guzmán subraya que "pese a las
divergencias sobre su coste real, el submarino diseñado por Peral era
económicamente mucho más asequible que otros buques". La investigadora
señala que en las mismas fechas el Estado se gastó 24 millones en el
acorazado Pelayo, frente a los 14 millones en que Peral había cifrado el
coste total de los 52 submarinos que se propuso construir para proteger
las costas españolas.
El submarino Peral fue botado ante una gran multitud el 8 de
septiembre de 1888 en Cádiz, y las pruebas de mar, velocidad, radio de
acción, navegación sumergida, disparo de torpedos e invisibilidad a las
que fue sometido, demostraron que fue el primer buque de la historia que
pudo navegar sumergido de forma autónoma en mar abierto y sin ser
avistado, gracias a su innovadora propulsión mediante acumuladores
eléctricos.
Sin embargo, a pesar del éxito obtenido en las pruebas a que fue
sometido el submarino, en septiembre de 1890, el Consejo Superior de la
Marina, presidido por el ministro José María de Beránguer, tomó la
decisión de rechazar la puesta en servicio del buque, lo que llevó al
inventor cartagenero a solicitar la baja en la Armada tras veinticinco
años de servicio activo, falleciendo en Alemania en 1895, a la edad de
44 años.
Desmantelado y aparcado en el astillero gaditano, el submarino
Peral fue trasladado a Cartagena en 1930, donde ha sido exhibido en el
Paseo de Alfonso XII entre 1965 y 2012. Actualmente está siendo
restaurado para ser expuesto a partir de septiembre en el Museo Naval de
la ciudad.
Si la UPCT de Cartagena emplea sus recursos en investigaciones irrelevantes de éste tipo y las autoridades académicas lo respaldan, la conclusión es obvia: Esta Institución carece de sentido y por consiguiente debe ser cerrada.
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