MÁLAGA.-
Con la alianza anunciada ayer por Liberbank, Ibercaja y
Caja 3 se diluye la opción que más se barajaba para Unicaja en el baile
de fusiones de las 'entidades medianas': la de una integración con el
grupo encabezado por Cajastur. En los círculos financieros se
consideraba un motivo de peso el hecho de que Asturias y Andalucía
compartan gobierno socialista, pero finalmente han influido más otros
factores. Unicaja se queda así, básicamente, con dos opciones encima de
la mesa: una fusión con Banco Mare Nostrum (BMN, la otra entidad mediana
que queda sin pareja) o seguir en solitario. Pero ahora, con dos de los
cuatro 'cabos sueltos' atados y Bankia acaparando toda la atención, la
presión se ha relajado sobre la entidad malagueña, que mantiene su
prioridad de evitar operaciones que pongan en riesgo su solvencia,
aunque sea a costa de quedarse sola, relata hoy el diario 'Sur'.
La que descarta seguir en solitario, según las fuentes
consultadas, es BMN, grupo formado por Caja Murcia, CajaGranada, Caixa
Penedès y Sa Nostra. La tarea más inmediata de sus responsables es
encontrar la mejor alianza posible. Y esa es, a día de hoy, Unicaja, que
con su elevada solvencia y las ayudas que ya tiene comprometidas del
Banco de España por la absorción de Caja España-Duero cubriría el
déficit de capital que ocasionan las nuevas provisiones inmobiliarias a
BMN. En este sentido, la preferencia que tenía la subasta del Banco de
Valencia en los planes inmediatos de Mare Nostrum ya parece que no es
tal. Entre otras cosas, porque a día de hoy el Banco de España aún no ha
aclarado el saneamiento de esta entidad.
A fecha de ayer y pendiente de las resoluciones de su
consejo de administración, el grupo liderado por Caja Murcia mantiene
con firmeza su interés por llegar a un acuerdo de integración con la
entidad que preside Braulio Medel. «Hoy por hoy es la mejor opción para
nosotros, pero hay que tener en cuenta que en una negociación a dos la
otra parte tiene que estar convencida de que también es lo mejor para
ella para poder llegara a un acuerdo», afirman fuentes de BMN. Tampoco
descartan -aunque es más lejana- la opción de aliarse con las cajas
vascas. La cuestión es que el calendario aprieta a esta entidad: antes
del 11 de junio debe presentar ante el Banco de España su plan de
adaptación a la reforma financiera y antes del 30 del mismo mes deben
quedar atados todos los proyectos de fusión que se planteen.
Sin embargo, la entidad malagueña no tiene prisa. En un
comunicado remitido a la CNMV tras la aprobación de la nueva reforma
financiera, sus responsables anunciaron que las nuevas dotaciones de
Caja España-Duero y Unicaja quedan cubiertas dentro de su plan de
integración , quedando en todo caso el coeficiente de capital principal
de la entidad integrada por encima del 10%. Esta solvencia refuerza la
posición malagueña en sus conversaciones con BMN. «Todo el mundo habla
con todo el mundo y no se descarta nada, pero a Unicaja no le urge
ningún proceso de integración porque cumple con el nivel de
aprovisionamiento que exige el Banco de España y goza de una fuerte
solvencia», indican sus portavoces.
De hecho, ahora cobra fuerza la posibilidad siempre
reivindicada por Unicaja de seguir su camino en solitario, pese a no
alcanzar los 100.000 millones de euros de volumen de activos que marcaba
como mínimo necesario el ministro de Economía, Luis De Guindos (se
queda en 80.000 millones tras la absorción de Caja España-Duero). Y es
que tras el desastre de Bankia el tamaño ya no parece el criterio
decisivo a la hora de decidir operaciones de integración entre entidades
financieras.
En esta línea puede interpretarse el mensaje que Braulio
Medel lanzó hace una semana en su última comparecencia en Málaga:
«Fusionarse por fusionarse, no. Existen ejemplos recientes en el sistema
financiero español de que todas las fusiones no tienen por qué ser
buenas». El presidente de Unicaja no descartó una nueva alianza, pero la
condicionó a que «contribuya a atender mejor los fines de la entidad».
No hay que despreciar el peso que supone para Unicaja el
proceso de integración con Caja España-Duero, que todavía tiene flecos
por cerrar, como el laboral. Precisamente el lunes los presidentes de
las dos instituciones, Braulio Medel y Evaristo del Canto, mantuvieron
una reunión con el presidente de la comunidad autónoma, Juan Vicente
Herrera. Tras la misma dejaron claro que su integración no tiene marcha
atrás y que el calendario de ambas entidades les llevará a que en otoño
culmine su fusión en términos jurídicos. Digerir este proceso de la
manera más adecuada es la prioridad para Unicaja en estos momentos, dado
que Caja España-Duero está muy por debajo de su nivel de solvencia y
tiene una abultada cartera de riesgo inmobiliario.
Así pues, BMN tendrá que jugar muy bien sus cartas para
convencer a Medel de que una nueva fusión es beneficiosa para sus
intereses. Lo cierto es que el grupo que surgiría de la unión de ambas
instituciones ya tendría un tamaño más que considerable -con 147.000
millones de euros en activos,- y se situaría como el séptimo en el
ranking nacional atendiendo a ese criterio. En caso de que Unicaja se
deje tentar por este argumento, tendría una posición de fuerza en la
negociación de la cuota de poder que cada entidad ostentaría en el grupo
resultante, según esta extensa crónica del diario 'Sur'.
Mas vale sola que mal acompañada. Nos sobran ejemplos de fusiones con resultados nefastos para todos los contribuyentes, como es el caso de Bankia, entidad que tiene muy difícil digestión el fuerte atracón de ladrillo propio y sobre todo el que le confiere su consorte Bancaja.
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