Mal empieza la presidencia para Pedro
Antonio Sánchez. Teniendo que ir a declarar el próximo 14 de julio a los
juzgados de Lorca. ¡Vaya foto para inaugurar una legislatura que quiere
ser la de la 'regeneración'! Ese día, con permiso de la crisis griega,
el recién estrenado presidente abrirá los telediarios nacionales y no
precisamente para bien. Una imagen poco edificante para la región y más
que embarazosa para Ciudadanos.
A decir verdad, y sin entrar a
juzgar a nadie, que ya lo hará la Justicia a su debido tiempo, por poco
que miremos hacia atrás, la trayectoria de Sánchez ha sido últimamente
un cúmulo de despropósitos. Con su empecinamiento en querer liderar a
toda costa el PP, ha sometido y está sometiendo a su partido y a la
región a unas tensiones que unos y otros nos podríamos haber ahorrado.
El
primer tour de force llegó cuando el año pasado Valcárcel decidió huir a
Estrasburgo y nombrar a un Pedro Antonio imputado como sucesor. Tras
semanas de luchas intestinas en el PP, de caos político y desconcierto
institucional, el partido acató finalmente la imposición de Valcárcel:
designar al veterano Alberto Garre como presidente interino oficial
durante los doce meses que faltaban para las autonómicas y colocar como
presidente 'real' en la sombra a su delfín en calidad de consejero de
Cultura.
Del balance de ese año de interinidad, mejor no hablar.
Las urnas han dado cuenta de él, como del resto de la legislatura. El PP
ha perdido, además de la mayoría absoluta, decenas de miles de votos en
la región. Bastará decir que el ninguneo a que fue sometido Garre por
parte de los suyos paralizó tanto a un Ejecutivo regional cautivo como a
una mayoría popular en la Asamblea sumisa e inoperante. Si algo
positivo se puede destacar de ese periodo es la dignidad con que el
pachequero llevó su víacrucis.
La segunda vuelta de tuerca viene
en mayo de este año cuando, a pesar de las voces internas y externas que
lo desaconsejaban, Valcárcel vuelve a imponer, forzando al límite la
situación, a Pedro Antonio como candidato a la presidencia. El partido
dijo amén, como era su costumbre, y ahí empezó el nuevo calvario. Porque
eso, y no otra cosa, va a ser para él y para los suyos lo que dure su
presidencia.
Pedro Antonio lleva demasiado tiempo caminando sobre
la cuerda floja, con el abismo judicial bajo sus pies, como para que
sus compañeros de partido no se hayan plantado desde un primer momento y
hayan forzado su sustitución. No creo que sea porque falte gente limpia
de 'polvo y paja' en el PP. Garre, por ejemplo, que ya estaba en el
puesto y quería tomar posesión. El resultado electoral no hubiera sido,
desde luego, peor; y las negociaciones con Ciudadanos, probablemente más
fluidas.
La obsesión de Valcárcel por controlar el partido e
imponer a su candidato ha arramblado con cualquier atisbo de cordura que
pudiera quedar en el PP. No se entiende si no que sigan calladas voces
disidentes que nunca han aceptado que se mantuviera en sus puestos,
contra viento y marea y hasta límites insoportables, a imputados del
calibre del delegado del Gobierno, del consejero de Agricultura, del
alcalde de Murcia, de la alcaldesa de Cartagena o del propio Sánchez,
consejero de Educación.
Cuando llegue lo que ha de llegar, no se
podrá decir que al PP le ha pillado la tormenta por sorpresa en medio
del campo. La tormenta judicial, mediática, institucional está ya aquí,
antes de la salida, en el acto mismo de investidura, y por su bien y el
de la región alguien tendría que haber parado a Sánchez.
Alguien tendría que haber puesto los medios para evitar el bochornoso espectáculo que se avecina.
Y en Puerto Lumbreras con redoble de campañas por orden eclesiástica. Y en dependencias municipales "Casa del Cura" el pp de celebración con cohetes y tracas. Pero los 2.5 millones euros que faltan del teatro auditorio , donde están?
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