Lo único que no puede hacer Ciudadanos es sumarse a la disgregación
nacional a que nos ha llevado la actual oligarquía de partidos. A
algunos de sus nuevos integrantes, que ayer no más decían eso de que
Andalucía es Andalucía y Murcia (supongo que se referían a la Región de
Murcia y no al Ayuntamiento de su capital) es Murcia, habrá que
recordarles cómo y para qué nació Ciudadanos.
Yo estaba allí, en esas
Barcelonas, por esos días, y después he mantenido amistad y aprecio
mutuo con Pepe Domingo (uno de los tres primeros parlamentarios); con
Arcadi Espada, la cabeza; con María Teresa Giménez Barbat, que luego se
fue a UPyD, y con Horacio Vázquez-Rial, tan añorado estos días en que su
inteligencia y su sensatez más necesarias habrían sido, por no hablar
de otros resistentes como Marita Rodríguez y su marido Antoni, Carmen
Leal o Antonio Robles, que ha escrito libros esenciales para entender a
qué nos enfrentamos.
Ciudadanos nació para reconstituir la deshecha
nación española sobre la base liberal que la alumbró doscientos años
atrás, en Cádiz: la de la patria de ciudadanos libres e iguales. Es
decir, iguales en todas partes, iguales ante la ley, sin discriminación
de sexo, raza, religión o clase.
Ciudadanos nació para ser un partido
nacional, que es lo contrario de nacionalista, el nacionalismo siempre
divide y excluye, es su razón de ser; un partido nacional viene para
unir en un principio básico, esa igualdad que permite las diferencias
personales o sentimentales, pero que nos une en la Ley que hace posible
convivir. Un partido nacional que venía a suplir la estupidez de unos y
la cobardía de los otros. Esa fue su seña y su fuerza, precisamente
porque nadie conoce mejor que un catalán o un vasco lo destructivo y
miserable de la ideología más criminal del mundo: el nacionalismo en sus
diversas formas, sea un integrismo de raza, de lengua, de religión o de
ideología.
Sabemos que su posición es difícil, que los atacarán por
todos los flancos, pero es ahí, como en la vida, donde los principios
nos hacen fuertes o nos condenan. Si a las primeras de cambio, y nunca
mejor dicho, Ciudadanos se nos aparece como otra fuerza grouchomarxista
(si no le gustan mis exigencias, tengo otras, según la región), será su
final. Y el de España.
(*) Profesor de Enseñanza Secundaria
Este tío es más nacionalista de derechas que el general Franco y José Antonio Primo de Rivera juntos.
ResponderEliminar