"Estos nuevos billetes de 100
y 200 euros se diferencian en tres aspectos con los anteriores: son más
prácticos, más coloridos y más seguros", explica la responsable
de la Sección de Antifalsificación del Banco Central Europeo (BCE),
Paloma Varela, en Roma.
Los billetes de 100 euros se han imprimido en España,
Francia, Alemania, Austria e Italia, y el de 200 euros en Austria,
Francia e Italia. En este último país se han fabricado en Roma, en la
imprenta ubicada en el interior de su banco central.
El
BCE y el Banco de Italia han organizado por primera vez en la historia
del euro un recorrido informativo con un grupo reducido de medios, entre
ellos, por el interior de una imprenta dedicada a producir estos
billetes.
En esta imprenta romana, más de 200
empleados han trabajado durante meses, primero en dos turnos de siete
horas y en las últimas semanas en uno único de nueve horas.
En
este tiempo, han imprimido millones y millones de euros que han
custodiado con la máxima seguridad en una gran caja fuerte, que llaman
"La Sacristía", y después los han trasladado en camiones a los distintos
bancos centrales de los países de la Eurozona, para que entren en
circulación este martes.
La imprenta del Banco de
Italia está rodeada de numerosas cámaras de seguridad, tanto en el
exterior como en el interior, y se accede al recinto después de pasar
varios controles policiales y sin ningún dispositivo móvil.
El
espacio está dividido en tres grandes áreas, una primera en la que
grandes pliegos reciben la impresión de color, una segunda en la que se
añaden los elementos de seguridad como la numeración o el relieve, y una
última, totalmente automatizada, en la que los pliegos se cortan, se
agrupan en fajos, se envuelven en plástico y se embalan en cajas.
En
todos los procesos, varias personas comprueban constantemente que los
billetes sean iguales y si tienen algún defecto se destruyen
automáticamente.
Los nuevos billetes de 100 y 200
euros son los últimos de la serie Europa, pues el de 500 euros se dejó
de producir en el año 2016, y convivirán con los antiguos, que seguirán
siendo de curso legal.
Estos nuevos billetes, que
cambian por primera vez su diseño, son más prácticos porque, tal y como
subraya Varela, se ha reducido "el tamaño para que tengan el mismo alto
que los de 50 euros, de manera que es más fácil utilizarlos, sacarlos y
meterlos en los monederos".
No obstante, su longitud
no se ha modificado, es superior cuanto mayor es el valor del billete,
una manera de ayudar a las personas con discapacidad visual.
Son
además más coloridos, porque incluyen una gran gama de tonos
intermedios, entre el verde y el amarillo, que los hacen más atractivos
al público.
En tercer lugar, incorporan elementos de
seguridad nuevos e innovadores: un holograma con satélite y un número
verde esmeralda mejorado, con los que el BCE y los bancos centrales "han
tratado de poner el listón más alto para los falsificadores".
La
autenticidad de los billetes es fácil de comprobar con el método
"toque, mire, gire", indica Varela, pues "si se toca el billete por los
dos extremos se nota una impresión en relieve".
"Si
miramos el billete al trasluz podremos ver que la princesa Europa
aparece en dos zonas del billete, en la parte izquierda, en la marca de
agua, y en la parte derecha, en la banda metálica, en una ventana que
hay", añade.
Por último, los billetes presentan dos
novedades que no tienen los anteriores de la misma serie: el número
verde esmeralda pasa a ser azul oscuro cuando se gira el billete y hay
un holograma con satélite, que muestra pequeños símbolos euro que se
mueven alrededor del número que indica el valor del billete y que se
aprecian con más claridad bajo una luz directa.
Se
han tardado seis años en preparar y poner en circulación la serie Europa
al completo, aunque previamente "el BCE y los bancos centrales
trabajaron durante varios años para establecer el diseño, las
características de seguridad que incluirían y preparar los billetes para
la producción masiva".