Esperpento
Ver a la Guardia Civil entrando en un medio de comunicación por
razones políticas -que nadie mienta: no han entrado porque estén
vinculados a Púnicas, Gürtel o similares, como les pasa a otros
medios-refuerza la certeza de que hay que sacar al PP ya del poder o nos
va a reventar la convivencia en la cara. Sólo faltan Acebes, Rajoy y
Aznar diciéndonos que les creamos y que en Catalunya hay papeletas de
destrucción masiva. Las ganas de hacer lo que esté en nuestras
manos para salir de este esperpento crecen exponencialmente, pero, por
eso mismo, es tan importante no caer en las provocaciones de estos
infiltrados en la democracia que cada vez más muestran la hilacha
franquista de la que proceden.
No será que no se ha dicho. Son demasiadas las personas que venían
advirtiendo de que íbamos hacia un callejón sin salida. A Rajoy le ha
dado lo mismo. Mientras hablamos de Catalunya no hablamos de los
800 cargos del PP imputados por corrupción ni del vaciamiento de la
hucha de las pensiones ni de los regalos millonarios a bancos,
autopistas, eléctricas y constructoras. Ni, por supuesto, de la pérdida
radical de calidad de los puestos de trabajo. Catalunya es el
epíteto de la cortina de humo de la corrupción, el adjetivo “blanco” que
acompaña a la nieve eterna de Venezuela.
Soraya Sáez de Santamaría dice que le ha dado una verguenza enorme lo que ha pasado en el Parlament,
menos, al parecer, que ver a su Secretario General y Presidente del
Gobierno compareciendo en la Audiencia Nacional como testigo en el caso
de la corrupción del PP. El dolor de Soraya debe de ser también
en diferido. Netflix sabe que lo de Catalunya no preocupa a la
ciudadanía, ni en Barcelona ni en Madrid, y por eso el cartel de la
Puerta del Sol hace referencia a la corrupción (y el “sé fuerte” de
Rajoy a Bárcenas).
Los corruptos catalanes del 3% andan a la desesperada esperando una
amnistía que solo se podrían dar a sí mismos. Y el pueblo está luchando
entre las ganas de convertir la movilización popular en un avance
democrático frente al canovismo del PP, y la incertidumbre que produce
que quienes impulsan el proceso sean los postpujolistas y una ERC que no
siempre se ha sabido si subía o bajaba la escalera. Las
movilizaciones importantísimas en Catalunya ni se pueden perder ni deben
ser utilizadas por quienes mandaron disolver con antidisturbios las
manifestaciones que rodearon el mismo Parlament donde ahora quieren encastillarse los que dieron las órdenes de represión. Ni Trum va a ayudar a los pobres norteamericanos ni Puigdemont, Mas y Junqueras van a traer una República social.
De naciones y religiones
La nación y la religión son construcciones sociales que garantizan
cohesión social, especialmente en sociedades divididas en clases
sociales. La religión y la nación obtienen su fuerza de que la única
certeza del ser humano es que se va a morir y necesita algún tipo de
consuelo. Los dioses se encargan de cuidarnos al otro lado de la vida
(no hay mucha noticia de qué tal lo hacen) y las naciones son los barcos
que nos cruzan a la otra orilla mientras estamos vivos, no sin zozobra,
haciéndonos creer que venimos de la eternidad y vamos a la eternidad.
Con mayor atención, nos ayuda a pensar que la gente que queremos,
especialmente los hijos, van a estar en el mismo barco. Pensar en la
continuidad sosiega.
Los Austrias del siglo XVIII ya eran de Puigdemont y los borbones de Felipe V una dinastía hermanada con Rajoy y Fraga Iribarne.
Todo muy humano, todo muy pequeño. Empezamos a enterrar a los muertos
cuando empezamos a decir la palabra dios (los primeros, nuestros
antepasados Neandertales, que desaparecieron). Y todas las
naciones son “comunidades imaginadas” (Portugal podía ser parte de
España, Catalunya parte de Francia y España ha entregado más soberanía a
las multinacionales que si hubieran invadido los suevos y los alanos
nuevamente la península) lo que no les quita fuerza pero ayuda a relativizar cualquier esencia. Para
organizarnos socialmente es más luminosa la democracia que la nación o
la religión. Pero para primar la democracia por encima de la patria hace
falta sosiego.
Catalunya ha perdido el sosiego que le caracterizaba. El espectáculo del Parlament
nadie lo hubiera creído hace unos años y ayer mismo escuchaba a un
catalán siempre muy sensato decir -insensato- que el filibusterismo
parlamentario y demás coreografía “parecía algo del sur”, cayendo en ese
ver siempre la paja en el ojo ajeno e ignorar la viga en el propio que
refuerza el revuelto río catalán. No veo en ningún Parlamento del Sur a
su Presidenta diciendo: “Para una sesión de control no son necesarios
los diputados”. Forcadell se esfuerza. De la misma manera, España
retrocedió democráticamente cuando le dio el gobierno a Mariano Rajoy,
asediado por la corrupción desde comienzos de siglo- y a un PP que tiene
a la extrema derecha española, muy decimonónica, sentada en su bancada.
Podemos y la plurinacionalidad
Podemos nació con el discurso plurinacional como una de sus
señas de identidad. Uno de sus grandes logros, que debiera reconocer
incluso el independentismo, es que ha hecho del discurso de la
plurinacionalidad un sentido común en todo el estado inédito en
cualquier otro momento anterior. Hay un 35% en el conjunto del
Estado a favor del derecho a decidir. El PSOE, que regresó tras la
dictadura con el discurso de la autodeterminación, fue perdiéndolo por
el camino -lo mismo hizo con el compromiso socialista-, y sólo después
del nacimiento de Podemos ha vuelto, con Sánchez, a asumir que las
nacionalidades de 1978 son las naciones de 2017.
La claridad de Podemos
con la condición nacional plural de España le permitió poner en segundo
plano las cuestiones identitarias. Cuando fuimos a Catalunya a fundar
Podem, citábamos el derecho a decidir como algo que alcanzaba a todos
los ámbitos de la vida social, no sólo al engarce con España (el derecho
a decidir “sobre todo lo que nos afecta” era una exigencia del 15M
catalán) y, de inmediato, pasábamos a explicar por qué hacía falta,
desde las exigencias sociales, construir Podem en Catalunya. Uno de los
grandes errores de Podem es haber vuelto a caer en el discurso
identitario.
El nacimiento de Podem
En la construcción de Podem estaba claro que tanto el PP y Ciudadanos
como CiU -luego PdeCat-, estaban en el mismo bando a la hora de
defender los recortes, los desahucios, a las eléctricas, al turismo
abusivo, al control mediático, las desigualdades o a la represión
policial de las protestas. CiU y el PP compartían, además, un
historial de corrupción estremecedor. No en vano, Pujol siempre se llevó
muy bien con Felipe González, con Aznar y con Rajoy. La
burguesía española nunca ha tenido problemas con la burguesía catalana.
Sus problemas siempre han sido con el pueblo. El caso de ERC siempre ha
sido más complicado, pues ha oscilado entre la izquierda y la derecha de
manera desconcertante. En cualquier caso, sabíamos que la cuestión
nacional le pesaba más que cualquier otra consideración.
En esa
contradicción y la posibilidad de primar más las cuestiones sociales que
las identitarias reposa la posibilidad de hablar en el futuro con
ellos. Podem nació en Catalunya, y con mucha fuerza, pese a que
allí existían las CUP. La razón es muy clara: Podem no es
independentista (como sí lo son las CUP), Podem nunca iba a meterse en
la cama con la derecha catalana pospujolista del 3% y los recortes (como
sí han hecho las CUP al dar prioridad a la independencia) y Podem era
una fuerza genuinamente catalana hermanada con una fuerza que expresaba
la misma lucha en el conjunto del Estado, Podemos.
Tampoco se
referenciaba Podem ni con EUiA ni con ICV. Eran partidos donde el peso
del pasado lastraba su vuelo y su comportamiento durante el tripartito
había levantado muchas suspicacias sociales que se mantienen hoy en día.
La novedad que representa Podem y Podemos no se expresaba en estos
partidos y una suerte de “profesionalidad” política hacía que mucha
gente se sintiera más a gusto en una fuerza como Podem y su
hermanamiento con el “chico de la coleta”. La referencia de Pablo
Iglesias en Catalunya llevó a que Podemos ganase las elecciones
generales de diciembre de 2015 y de junio de 2016.
¿Podem independentista? No: Podem con la democracia
Imágenes como las de la policía investigando una imprenta son
intolerables y hay que sacar consecuencias. Pero es precisamente la
provocación del PP la que no nos debe hacer cometer errores. La
coherencia de Podemos con el derecho a decidir va hasta el final. Y así
se hará. Pero no se pueden tomar decisiones definitivas en mitad de un
vendaval. Y ni siquiera así hay hoy una mayoría independentista en
Catalunya. La diputada de CSQP quitando las banderas españolas,
aun siendo muy desafortunada no tuvo con ese mal gesto su peor
comportamiento. Esto no es una guerra de banderas en modo alguno. Lo
peor es hacer cosas sin la autorización de las bases que te han hecho
diputada.
Para Rafael Hernando la bandera republicana y la bandera
franquista son dos extremos comparables, aunque una fuera constitucional
y la otra fascista. La derecha española lleva golpeándonos con
la bandera roja y amarilla desde 1936 y recurrentemente no pierde la
ocasión de insistir en ello. En una reciente “jura de bandera” en mayo de 2017,
en la localidad cordobesa de Dos Torres, estos españoles excluyentes
depositaron una corona de flores junto a una cruz de homenaje a sus
caídos donde se leía: “Señor, glorifica a los que cayeron por tu honor y
la grandeza de España”. El presentador remató: “No quisieron servir a
otra bandera. No quisieron andar otro camino. No supieron vivir de otra
manera”).
Las “juras de bandera” apelan al vientre y ocultan más que
aclaran (por cierto, ¿qué lealtad por España tienen los corruptos del PP
que, como en Boadilla del Monte, epicentro de la Gürtel, participan de
esos actos?). No sale ninguna luz de las guerras de banderas. Lo
relevante es ¿tu condición de diputado o diputada la obtuviste con un
discurso independentista? Ahí es donde debe jugar la honestidad.
Podem nunca hizo campaña en Catalunya defendiendo la
independencia. Las inscritas y los inscritos de Podem nunca -nunca- han
dado su apoyo a la independencia y, mucho menos, a la subalternidad de
Podem a la lógica independentista del PdeCat, ERC y las CUP.
Las inscritas y los inscritos de Podem han entendido el 1-O como una
mera movilización -con su importancia, por supuesto-, y no han
autorizado a su dirigencia a apoyarla como si fuera el Referémdum real
que Podemos defiende desde que nació como fuerza política. Todos
entendemos que hay una voluntad en mucha gente de darle un bofetón con
el 1-O al inmovilismo del PP. Pero el 1-O significa más cosas.
Entre otras, darle la dirección de algo tan importante como la voluntad
popular catalana a los que siempre la han desoído, además de que conduce
a callejones sin salida que sólo fomentan la melancolía.
No es verdad
que haya que quemar las naves con la excusa de una movilización popular
que se empeña en reclamar el todo representando solamente una parte. La
independencia son palabras mayores que generan multitud de respuestas,
incluso de los que pueden estar en la calle manifestándose a favor del
derecho a decidir. Por eso es tan importante un referéndum con todas las
garantías que genere un nuevo contrato social respetado por todos. Lo
del 1-O es una movilización. Ni más ni menos.
Después de la Comuna de
París -pese a las peticiones de prudencia de Marx- vino la represión
brutal de Thiers. Medir bien los tiempos es una virtud
revolucionaria. Entiendo a los que dicen que hay que forzar las
movilizaciones para romper el orden político e instaurar el nuevo. Les
recomendaría que volvieran a leer a Gramsci y la recomendación de hacer
guerra de trincheras cuando no tiene sentido hacer guerra de
movimientos. No vaya a ser que te salgan las rupturas por la
culata.
Y leer también a Poulantzas y Bob Jessop para recordar que lo
que resulte del comportamiento del Estado tiene que ver con la
correlación de fuerzas en sociedades de clase. No haces un nuevo bloque
histórico con quienes se aprovechan de la tendencia del Estado a
privilegiar sus intereses sobre los de las mayorías -la derecha
catalana-.
Y tampoco conviertes una contradicción que no tiene un apoyo
de la mayoría en el eje vertebrador de tu protesta. Porque le estás
mintiendo, cuando menos, a la mitad que cree en el derecho a decidir
pero no cree en la independencia. Hacen bien los alcaldes y alcaldesas
que están obrando con prudencia ante la consulta. Representan a todos
los vecinos, y por representar a una parte no pueden ni deben poner en
juego todo el entramado institucional y llenar de incertidumbre los
municipios y sus trabajadores. De la misma manera, la perspectiva del PP
de encarcelar a media Catalunya -Presidente, consellers, alcaldes,
voluntarios- sólo recuerda a algunas frases del dictador Franco en
algunos momentos infaustos de nuestra historia.
No es coherente con el ideario y el programa de Podem y con
la voluntad de las bases de la formación en Catalunya que su actual
dirección -después de muchas expulsiones de disidentes- y algunos
parlamentarios de Podem, hayan apoyado decisiones conducentes a la
independencia. Han desoído la voluntad de las bases de Podem y se han situado, para muchos inscritos e inscritas, fuera de la organización. Por un lado, han incumplido los estatutos (véase al final), aunque no sea lo más grave. El problema es que han roto su compromiso con quienes les pusieron ahí.
Si no escuchas a las bases en Catalunya no eres de Podem
Lo realmente grave es que han desoído a las bases de Podem.
Y una dirección que rechaza la opinión de sus bases se sitúa fuera de
la organización política que la eligió. Esas mismas bases han pedido al
Secretario General catalán una Asamblea Ciudadana donde podría
renovar su relación con la militancia o dejar paso a una nueva dirección
que exprese lo que las inscritas e inscritos opinen sobre dos grandes
asuntos: la relación con la independencia (y, por tanto, con el 1-O) y
la creación de un nuevo sujeto que debiera representar ese hermanamiento
con Podemos y que, parece sensato, debiera llamarse algo parecido a En comú Podem, debiera
articularse en diálogo con el código ético de Podem y con las demás
fuerzas políticas con las que se quiere confluir.
Lejos de consultar a
las bases, la dirección de Podem ha tomado decisiones rupturistas y,
además, quebrando las normas parlamentarias. No es muy
afortunado decir sin más que los reglamentos son absurdos y pueden
ignorarse. La actual dirección de Podem se ha situado en el ámbito de
otras fuerzas políticas más que en el ámbito propio de Podem.
Por si fuera poco, la dirección actual de Podem decide
contraprogramar a su organización, lo que otorga a todo el cúmulo de
disparates un tinte grotesco. El 11 de septiembre, el Secretario General
de Podemos, Pablo Iglesias, junto con Ada Colau, alcaldesa de
Barcelona, y Xabi Domenech, referente de los “comunes”, han convocado a
un acto de reivindicación de la soberanía catalana. El soberanismo
catalán, que siempre ha defendido la izquierda, no ha sido
independentista. Y en Podemos siempre se ha tenido muy claro que el
actual estado de cosas es estricta responsabilidad del PP de Rajoy, que
decidió usar torticeramente la parcialidad que ha construido en el
Tribunal Constitucional para frenar el Estatut con el recurso de 2006 y
la sentencia de 2010.
La Diada es un día de reivindicación de la soberanía
catalana. Y es de justicia celebrarlo. Y así lo va a hacer Podem y los
comunes con el apoyo de Podemos. ¿Tiene sentido que a la misma
hora que tu partido organiza un acto de reivindicación de la soberanía
catalana apoyes un acto de defensa de la independencia? La voluntad de
la actual dirección de Podem, después de desoír a las bases, es
claramente de ruptura con su propio partido.
La refundación de Podemos
Y tiene que hacerlo también en Catalunya
si quiere ser la fuerza renovada y emergente que solvente lo que lo
viejo -especialmente el PP y el PdeCat- no puede solventar. En Andalucía
también hay un proceso interno abierto, y aunque haga menos ruido no
tiene menor importancia.
De la misma manera, Podemos tiene que clarificar el papel de sus corrientes
una vez que el “errejonismo” ya no tiene presencia nacional y concentra
sus esfuerzos en la Comunidad de Madrid (con grandes perspectivas de
éxito). Los Anticapitalistas (IA) tuvieron, después de negarse a
configurar una lista con Pablo Iglesias, un muy aceptable 13% en
Vistalegre II (18.000 votos) y es sensato que esa presencia esté
representada, al menos con esa proporción, en el partido.
El
reconocimiento de ese 13% en Podemos también debiera servir para que los
medios ubiquen en su justa proporción las quejas de los
Anticapitalistas en las disputas internas, especialmente en las
construidas por los medios que ya no saben de qué hablar para disparar
contra Podemos (la última, la construcción absurda de la discusión en
torno a la comisión de garantías que, como todo el mundo sabe, es
apertura de los telediarios y de sesión especial en Naciones Unidas
cuando se trata del PP, del PSOE o de Ciudadanos).
Conclusión en mitad de tanto ruido
El régimen nacido de la Constitución de 1978, que ha prestado
buenos servicios y ha permitido también sobrevivir a especímenes del
franquismo apenas reconvertidos, está dando sus últimas bocanadas.
El reinado de Felipe VI no va a prosperar si no aporta soluciones al
reto catalán y si no se revierten las enormes desigualdades sociales que
están creciendo en el Reino de España. No es verdad que estemos ante
un manido “choque de trenes” que genera cierta sensación de equilibrio
de fuerzas.
Mientras España es un estado enorme, Catalunya no lo es
tanto. El desafío catalán es inviable y se presenta agrandado por
interés propio y ajeno. Y no vale acusar a Catalunya de nacionalista
ignorando que el españolismo centralista no lo es menos. El nacionalismo
catálan es defensivo -busca su propio reconocimiento- mientras que el
españolista es ofensivo -para ser necesita incorporar a Catalunya
imponiéndole sus reglas-. No son iguales. Forma parte de lo que hay que
discutir mirando hacia delante.
Hay una certeza: nada de lo viejo puede
escribir el futuro. Ni el PP ni el PdeCat van a firmar ningún
nuevo contrato social. El cambio político en España ha llegado para
quedarse y las nuevas generaciones saben que España es plural. Podemos y
Podem, ERC, el PSOE, el PNV, Bildu, deben tener grandeza de miras y
sentar las bases de esa España plurinacional y ajena a la corrupción que
nos permita convivir como un país que deje de cuestionarse a cada paso.
Ni siquiera Ciudadanos debiera quedar fuera de ese pacto. El reto
plurinacional tiene que venir de la mano del reto social. De lo
contrario será un fraude. Y en ese reconocimiento del derecho a decidir
todo, incluida la capacidad de una vida digna que hoy está negada por la
pérdida de derechos laborales, tendrá espacio la posibilidad de curar
la herida social y la herida territorial que nos persigue desde al menos
el siglo XIX. La tarea política no la pueden hacer los
tribunales, y aún menos un Tribunal Constitucional que ha puesto en duda
su credibilidad por su inclinación al PP. Cuando los problemas son
políticos se solventan políticamente.
Y ahí se le ha acabado el tiempo
al PP, el partido más corrupto de Europa, que cada día nos regala una
prueba más de su ignominia (la más reciente, constatar que ha regalado
40.000 millones con el rescate bancario sin que se le mueva un músculo
de la cara). Va siendo hora de que los parlamentos y gobiernos
del Reino de España se parezcan más a las españolas y españoles y no
solo a una parte. Se participe o no en la movilización del 1-O, más allá
de cómo procesemos las barbaridades que promete hacer el gobierno de
Rajoy y de los juicios de intenciones de los convocantes, lo relevante
es el día siguiente y que todos los demócratas tengamos un horizonte que
se convierta en un mandato a la política: sentémonos de una maldita vez
a hablar.
Tres artículos del documento organizativo de Vistalegre 2
Documento Organizativo VA II:
“Artículo 22 . Asamblea Ciudadana Autonómica. La Asamblea
Ciudadana Autonómica es el máximo órgano de decisión en cada comunidad
autónoma y posee, de forma permanente, la máxima capacidad de decisión
en dicho territorio, siempre en coherencia con los acuerdos emanados de
la Asamblea Ciudadana de Podemos. Así, les corresponde autonomía
respecto a todas las cuestiones de especial relevancia para el conjunto
de la organización en ese territorio, siempre que no contravengan los
principios generales de Podemos ni las decisiones de una Asamblea
Ciudadana de ámbito territorial superior.”
Artículo 29 . El Consejo Ciudadano Autonómico es el órgano
encargado de debatir, decidir y ejecutar la dirección política de
Podemos en su territorio entre Asambleas Ciudadanas Autonómicas
ordinarias, y siempre de acuerdo con lo aprobado en estas y con la línea
estratégica general de Podemos.”
“Artículo 33 . La Secretaría General Autonómica es el órgano que
ejerce la representación política e institucional de Podemos en el
territorio, coordinando sus actividades y asegurando la coherencia
estratégica de su discurso y acción política, así como la coordinación y la coherencia estratégica con Podemos a nivel estatal”).
(*) Profesor titular de Teoría del Estado en la Universidad Complutense