“La filosofía perenne”
(1.945) del escritor inglés Aldous Huxley fue un libro muy importante en mi vida porque me dio una visión universal de la
espiritualidad existente en todas las tradiciones culturales de la Humanidad.
La noción de filosofía perenne (en latín, philosophia perennis)
define la existencia de un conjunto universal de verdades y valores
comunes a todos los pueblos y culturas.
De acuerdo con Aldous Huxley, la filosofía perenne es la metafísica
que reconoce una Realidad divina sustancial al mundo material, a la
vida y a las mentes; la psicología que encuentra en el alma algo
similar, o incluso idéntico, a esa Realidad divina; la ética que
sitúa el objetivo final del hombre en el conocimiento de la Base
inmanente y trascendente de todos los seres; lo que es inmemorial y
universal.
SABIDURÍA UNIVERSAL
Según Ken Wilber, la filosofía perenne es esa visión del mundo que
comparten la mayor parte de los principales maestros espirituales,
filósofos, pensadores e incluso científicos del mundo entero. Se la
denomina perenne o universal porque aparece implícitamente en todas
las culturas del planeta y en todas las épocas. Lo mismo la
encontramos en India, México, China, Japón y Mesopotamia, que en
Egipto, el Tíbet, Alemania o Grecia.
Pueden hallarse rudimentos de la filosofía perenne en las
tradiciones de los pueblos primitivos en todas las regiones del
mundo, y en sus formas plenamente desarrolladas tiene su lugar en
cada una de las religiones superiores.
Una versión de este máximo factor común en todas las precedentes y
subsiguientes teologías fue por primera vez escrita hace más de
veinticinco siglos, y desde entonces el inagotable tema ha sido
tratado una y otra vez desde el punto de vista de cada una de las
tradiciones religiosas y en todos los principales idiomas de Asia y
Europa.
SIMILITUDES
Los rudimentos de la filosofía perenne se pueden encontrar entre la
tradición popular de pueblos primitivos en todas las regiones del
mundo, y en sus formas completamente desarrolladas que han tenido su
eco en cada una de las grandes religiones.
Los pueblos de diversas culturas y épocas han experimentado y
registrado percepciones comparables sobre la naturaleza de la
realidad, el ego, el mundo, y el significado y el propósito de la
existencia.
Estas similitudes apuntan a unos principios universales subyacentes
que forman la base común de todas las religiones. Las diferencias
entre estas percepciones fundamentales surgen de las diferencias en
las culturas humanas y se pueden explicar a la luz de tales
condicionamientos culturales.
PERCEPCIONES
Entre estas percepciones están las siguientes afirmaciones:
El mundo físico o fenomenológico no es la única realidad; existe
otra realidad no-física. El mundo material es la sombra de una
realidad superior que no puede ser abarcada por los sentidos, pero el
espíritu y el intelecto humano dan testimonio de ello en su más
profunda esencia.
El ser humano refleja la naturaleza de esta realidad de dos caras:
mientras el cuerpo material está sujeto a las leyes físicas del
nacimiento y la muerte, el otro aspecto de la existencia humana no
está sometido a la decadencia o a la pérdida, y es idéntico al
intelecto o al espíritu, que es el núcleo del alma humana. En el
occidente moderno, este segundo aspecto o realidad ha sido
frecuentemente pasado por alto o ignorado.
Todos los humanos poseen una capacidad, que sin embargo no es usada y
por tanto está atrofiada, para la percepción intuitiva de la verdad
última o absoluta y la naturaleza de la realidad. Esta percepción
es la meta final de los seres humanos, y su ejercicio y desarrollo
son el propósito de sus existencias. Las grandes religiones intentan
establecer (o restablecer) la conexión entre el alma humana y esta
última y más alta realidad. Dicha realidad, en las religiones
procedentes de Abraham (Judaísmo, Cristianismo e Islam), es llamada
Dios; Dios es el principio absoluto desde el cual toda existencia es
originada y al cual toda existencia retornará. En las religiones
no-teístas, tales como Budismo, Jainismo y Taoísmo, lo último o lo
absoluto está caracterizado de una manera un tanto diferente.
Estas percepciones globales se piensa que son válidas o fiables
debido a su consistencia y a las similitudes entre ellas, a pesar de
sus, a menudo, orígenes independientes.
ORIGEN
La idea fue asumida por el filósofo y matemático alemán Gottfried
Leibniz, quien la usó para designar la filosofía común y eterna
que subyace tras todas las religiones y, en particular, tras las
corrientes místicas dentro de ellas.
La expresión "filosofía perenne" también se ha utilizado
como una traslación del concepto hindú de Sanatana Dharma, la
"verdad o norma eterna e inmutable" que ha existido en
todas las civilizaciones de la Humanidad.
La existencia de una filosofía perenne es el principio fundamental
del tradicionalismo, formalizado en los escritos de René Guénon. El
erudito y escritor indio Ananda Coomaraswamy, asociado con el
tradicionalismo, también escribió extensamente sobre este tema.
Pero el término fue usado en primer lugar en el siglo XVI por
Agostino Steuco en su libro titulado: “De perenni philosophia libri
X” (1.540), en el que la filosofía escolástica es vista como el
pináculo de la sabiduría cristiana a la cual todas las demás
corrientes filosóficas apuntan de una manera u otra.
METAFÍSICA
Es la metafísica que reconoce una realidad divina en el mundo de las
cosas, vidas y mentes; la psicología que encuentra en el alma algo
similar a la realidad divina, o aun idéntico con ella; la ética que
pone la última finalidad del hombre en el conocimiento de la base
inmanente y trascendente de todo el ser; la cosa es inmemorial y
universal.
Sería, en primera instancia, la metafísica que descubre el velo de
lo aparente y nos muestra la divinidad en la vida, en el pensamiento
y en el trasfondo del mundo material.- También sería la psicología
que nos rescata del alma nuestra cada vez más escondida esencia
divina.- Y en definitiva, también en la praxis, aquella ética que
reduce todo empeño a uno solo, la hermenéutica y gnosis de toda
inmanencia y transcendencia del Ser.
CITAS
Algunas citas del libro de Aldous Huxley no tienen desperdicio:
Sobre los gobernantes.- "La política de aquellos cuya meta está
más allá del tiempo es siempre pacifica; son los idólatras del
pasado y el futuro, del recuerdo reaccionario y el sueño utópico,
los que desencadenan las persecuciones y las guerras."
Sobre los regímenes totalitarios.- "Los regímenes totalitarios
justifican su existencia mediante una filosofía de monismo político,
según el cual el Estado es Dios en la tierra, la unificación bajo
la planta del divino Estado es la salvación, y todos los medios
tendientes a tal unificación, por más perversos que intrínsecamente
sean, son justos y pueden emplearse sin escrúpulos."
(*) Periodista