MADRID.- El próximo
domingo, día 30 de agosto, El Corte Inglés celebrará una Junta General
de Accionistas muy especial. Se producirá, como siempre, el último
domingo de agosto. Pero esta vez el presidente, Dimas Gimeno, se estrena
ante los accionistas (sucedió a su tío, Isidoro Álvarez, en septiembre
de 2014) en una reunión en la que se someterá a aprobación una
modificación de los estatutos para dar entrada en el capital, por
primera vez en su historia, a inversores de “fuera de la casa”, según publica hoy www.capitalmadrid.com
Se
trata de hacer posible la venta de un 10% al jeque qatarí Sheikh
Hamad en una operación que pone en valor la autocartera a un precio
que es el más alto jamás usado para transacciones de acciones del
grupo y que además es superior al valor en libros.
La pregunta de cuánto vale en realidad El Corte Inglés ha sido siempre motivo de curiosidad y alguna que otra controversia. Los escasos datos disponibles sobre sus cuentas (no cotiza en Bolsa y tiene muy pocas obligaciones de información) han alimentado las especulaciones durante años, engordadas en ocasiones por pleitos de algunos herederos que pretendían vender sus acciones a mayor precio que el que se les ofrecía.
Hasta ahora, nunca nadie, excepto el propio grupo, ha comprado acciones de El Corte Inglés. Así ha llegado a hacerse con una autocartera que ronda el 10% del capital. Nunca se ha realizado tampoco una transacción que diera un valor a los títulos como el que se ha pactado con el jeque qatarí y que supondrá plusvalías muy importantes que pueden superar los 500 millones.
Dependiendo de que se cumplan o no las condiciones del acuerdo sobre ventas y beneficio de explotación, el valor final del grupo pactado por El Corte Inglés y Sheikh Hamad oscilará entre los 8.000 y los 10.000 millones. La operación se lleva a cabo mediante un préstamo a través de instrumentos convertibles en acciones al cabo de tres años. Dependiendo de si se cumplen en todo o en parte las cláusulas de aumento de beneficio, los mil millones de euros que pone sobre la mesa el jeque qatarí servirán para canjearlos por entre el 10% y el 12,5% del capital. De ahí la oscilación en la posible valoración total de la sociedad.
En cualquier caso, y según la extensa documentación que El Corte Inglés envió a principios de año a la Bolsa de Dublín con motivo de la emisión de 500 millones de euros en bonos, el patrimonio neto del grupo (su valor en libros) se situaba a 28 de febrero de 2014 (último día de su anterior año fiscal) en 7.845 millones de euros.
La cifra a 28 de febrero de 2015 será dada a conocer en la junta de accionistas del próximo día 30, pero no es previsible que sufra grandes modificaciones, porque a las reservas voluntarias se le sumarán los beneficios del año (los últimos fueron de 172 millones) y se le restará la cantidad repartida en dividendos (el último reparto fue de 42,7 millones). El precio pactado con el jeque qatarí se sitúa, por tanto, por encima del valor en libros del grupo.
Puesta en valor
Durante las últimas semanas, Carlota Areces, sobrina del fundador y dueña de aproximadamente un 10% del grupo, ha mostrado su oposición a la operación pactada con el jeque qatarí aduciendo que El Corte Inglés vale más de 10.000 millones de euros. Uno de sus principales argumentos es que solo las propiedades inmobiliarias están valoradas en una cifra muy superior a esa y que lógicamente el fin de la crisis inmobiliaria las revalorizará aún más.
Es cierto que la agencia de tasación Tinsa valoró en 15.126 millones de euros las propiedades inmobiliarias de El Corte Inglés en explotación a 28 de febrero de 2014. A esa cifra hay que añadirle otros 2.300 millones más de solares y propiedades que a esa fecha estaban en construcción o adscritas a otro tipo de instalaciones. Ello da como resultado unos 17.400 millones de euros.
Esa cifra es difícilmente utilizable para calcular el valor total de la compañía, ya que una cosa es la tasación de los inmuebles y otra muy diferente su venta. Si El Corte Inglés decidiese deshacerse de parte de sus propiedades inmobiliarias y quedarse de alquiler en ellas, como han hecho otras muchas grandes empresas, podría hacer caja suficiente para eliminar sus deudas financieras, dejaría pues de pagar intereses a los bancos, pero tendría que pagar unas rentas anuales que lastrarían su beneficio, ya que estamos hablando de 4,9 millones de metros cuadrados construidos, de los que 3,4 millones corresponden a grandes almacenes e hipermercados y 1,2 millones a oficinas y locales de varios usos, todos ellos en lugares con el metro cuadrado caro.
En cuanto a la deuda financiera con los bancos, y según la documentación enviada a la Bolsa de Dublín auditada por Deloitte, a 28 de febrero de 2014 ascendía a 3.478 millones de euros, que han sido sometidos a sucesivas renegociaciones y cuya cuantía descenderá cuando el grupo aplique los mil millones del pacto con el jeque qatarí a devoluciones de préstamos.
Los gastos financieros de El Corte Inglés ascendieron a 305 millones de euros en el año finalizado en febrero de 2014, cifra que no es alarmante para el conjunto de sus cuentas, pero que le obligan a hacer esfuerzos adicionales para lograr que su beneficio de explotación no llegue muy mermado a la última fila de la cuenta (el beneficio neto distribuible). Entre estos esfuerzos puede destacarse la venta al Santander de la mayoría de su financiera.
En el balance de El Corte Inglés a 28 de febrero de 2014, las propiedades físicas (plantas y equipamiento) estaban contabilizadas con la cifra de 12.941 millones de euros, cifra inferior en más de 4.000 millones de euros a la valoración de los inmuebles. Eso le da al grupo una plusvalía latente importante que podría ser utilizada en caso de tener que valorar alguna vez las acciones para una hipotética salida a Bolsa. La propia Carlota Areces ha reconocido que esta opción (la de salir a cotizar) no es en absoluto descartable en el futuro y Dimas Gimeno, el nuevo presidente, parece que lo va encaminando en esa misma dirección, buscando la manera de ir prescindiendo de la deuda bancaria y poner en valor las participaciones minoritarias de herederos de la familia del fundador que podrían hacer caja a buen precio.
De momento, lo que se ha puesto en valor ha sido la autocartera, que procede en su mayor parte de la compra del 6% que tenía la familia asturiana Gonzalez, emparentada con el fundador, y que vendió en 2012 sus acciones a un precio que suponía valorar El Corte Inglés en su conjunto en 5.500 millones de euros. Esa misma cifra de 5.500 millones fue la esgrimida por un grupo de peritos para valorar al grupo cuando César Areces, sobrino del fundador, quiso vender su 0,69% del grupo. Sus abogados dijeron que el valor real era de 14.000 millones y al final, después de años de pleitos, El Corte Inglés le compró sus títulos a un precio que suponía valorar el grupo en 7.250 millones tras llegar a un acuerdo extrajudicial.
Otros tres hermanos de César también vendieron su participación (un 2,04% en total) pero aquí la valoración fue más baja, porque al ser empleados (directivos) del grupo, se les aplicó el mismo precio que El Corte Inglés pone a los títulos con los que se va retribuyendo durante sus años de trabajo a ciertos empleados y que luego venden cuando se desvinculan de la empresa o se jubilan. El tema también ha dado para varias sentencias en los tribunales, e incluso la inhibición del Tribunal Supremo que se negó a fijar un precio justo para las acciones.
Ahora, el pacto con el jeque qatarí tiene la virtud de fijar el suelo a partir del cual El Corte Inglés puede pensar en precios de una hipotética salida a Bolsa en un futuro a medio plazo. Y aun tiene otro efecto positivo: las operaciones de las familias Areces y González que han sumado a la autocartera un 8,7% del capital del grupo proporcionarán una plusvalía de entre 300 y 450 millones de euros cuando los bonos en manos de Sheikh Hamad se canjeen por acciones. Si a eso se le suman las acciones que ha ido comprando a empleados, la plusvalía puede pasar con facilidad de los 500 millones si al final el grupo se valora en 10.000 millones.
La pregunta de cuánto vale en realidad El Corte Inglés ha sido siempre motivo de curiosidad y alguna que otra controversia. Los escasos datos disponibles sobre sus cuentas (no cotiza en Bolsa y tiene muy pocas obligaciones de información) han alimentado las especulaciones durante años, engordadas en ocasiones por pleitos de algunos herederos que pretendían vender sus acciones a mayor precio que el que se les ofrecía.
Hasta ahora, nunca nadie, excepto el propio grupo, ha comprado acciones de El Corte Inglés. Así ha llegado a hacerse con una autocartera que ronda el 10% del capital. Nunca se ha realizado tampoco una transacción que diera un valor a los títulos como el que se ha pactado con el jeque qatarí y que supondrá plusvalías muy importantes que pueden superar los 500 millones.
Dependiendo de que se cumplan o no las condiciones del acuerdo sobre ventas y beneficio de explotación, el valor final del grupo pactado por El Corte Inglés y Sheikh Hamad oscilará entre los 8.000 y los 10.000 millones. La operación se lleva a cabo mediante un préstamo a través de instrumentos convertibles en acciones al cabo de tres años. Dependiendo de si se cumplen en todo o en parte las cláusulas de aumento de beneficio, los mil millones de euros que pone sobre la mesa el jeque qatarí servirán para canjearlos por entre el 10% y el 12,5% del capital. De ahí la oscilación en la posible valoración total de la sociedad.
En cualquier caso, y según la extensa documentación que El Corte Inglés envió a principios de año a la Bolsa de Dublín con motivo de la emisión de 500 millones de euros en bonos, el patrimonio neto del grupo (su valor en libros) se situaba a 28 de febrero de 2014 (último día de su anterior año fiscal) en 7.845 millones de euros.
La cifra a 28 de febrero de 2015 será dada a conocer en la junta de accionistas del próximo día 30, pero no es previsible que sufra grandes modificaciones, porque a las reservas voluntarias se le sumarán los beneficios del año (los últimos fueron de 172 millones) y se le restará la cantidad repartida en dividendos (el último reparto fue de 42,7 millones). El precio pactado con el jeque qatarí se sitúa, por tanto, por encima del valor en libros del grupo.
Puesta en valor
Durante las últimas semanas, Carlota Areces, sobrina del fundador y dueña de aproximadamente un 10% del grupo, ha mostrado su oposición a la operación pactada con el jeque qatarí aduciendo que El Corte Inglés vale más de 10.000 millones de euros. Uno de sus principales argumentos es que solo las propiedades inmobiliarias están valoradas en una cifra muy superior a esa y que lógicamente el fin de la crisis inmobiliaria las revalorizará aún más.
Es cierto que la agencia de tasación Tinsa valoró en 15.126 millones de euros las propiedades inmobiliarias de El Corte Inglés en explotación a 28 de febrero de 2014. A esa cifra hay que añadirle otros 2.300 millones más de solares y propiedades que a esa fecha estaban en construcción o adscritas a otro tipo de instalaciones. Ello da como resultado unos 17.400 millones de euros.
Esa cifra es difícilmente utilizable para calcular el valor total de la compañía, ya que una cosa es la tasación de los inmuebles y otra muy diferente su venta. Si El Corte Inglés decidiese deshacerse de parte de sus propiedades inmobiliarias y quedarse de alquiler en ellas, como han hecho otras muchas grandes empresas, podría hacer caja suficiente para eliminar sus deudas financieras, dejaría pues de pagar intereses a los bancos, pero tendría que pagar unas rentas anuales que lastrarían su beneficio, ya que estamos hablando de 4,9 millones de metros cuadrados construidos, de los que 3,4 millones corresponden a grandes almacenes e hipermercados y 1,2 millones a oficinas y locales de varios usos, todos ellos en lugares con el metro cuadrado caro.
En cuanto a la deuda financiera con los bancos, y según la documentación enviada a la Bolsa de Dublín auditada por Deloitte, a 28 de febrero de 2014 ascendía a 3.478 millones de euros, que han sido sometidos a sucesivas renegociaciones y cuya cuantía descenderá cuando el grupo aplique los mil millones del pacto con el jeque qatarí a devoluciones de préstamos.
Los gastos financieros de El Corte Inglés ascendieron a 305 millones de euros en el año finalizado en febrero de 2014, cifra que no es alarmante para el conjunto de sus cuentas, pero que le obligan a hacer esfuerzos adicionales para lograr que su beneficio de explotación no llegue muy mermado a la última fila de la cuenta (el beneficio neto distribuible). Entre estos esfuerzos puede destacarse la venta al Santander de la mayoría de su financiera.
En el balance de El Corte Inglés a 28 de febrero de 2014, las propiedades físicas (plantas y equipamiento) estaban contabilizadas con la cifra de 12.941 millones de euros, cifra inferior en más de 4.000 millones de euros a la valoración de los inmuebles. Eso le da al grupo una plusvalía latente importante que podría ser utilizada en caso de tener que valorar alguna vez las acciones para una hipotética salida a Bolsa. La propia Carlota Areces ha reconocido que esta opción (la de salir a cotizar) no es en absoluto descartable en el futuro y Dimas Gimeno, el nuevo presidente, parece que lo va encaminando en esa misma dirección, buscando la manera de ir prescindiendo de la deuda bancaria y poner en valor las participaciones minoritarias de herederos de la familia del fundador que podrían hacer caja a buen precio.
De momento, lo que se ha puesto en valor ha sido la autocartera, que procede en su mayor parte de la compra del 6% que tenía la familia asturiana Gonzalez, emparentada con el fundador, y que vendió en 2012 sus acciones a un precio que suponía valorar El Corte Inglés en su conjunto en 5.500 millones de euros. Esa misma cifra de 5.500 millones fue la esgrimida por un grupo de peritos para valorar al grupo cuando César Areces, sobrino del fundador, quiso vender su 0,69% del grupo. Sus abogados dijeron que el valor real era de 14.000 millones y al final, después de años de pleitos, El Corte Inglés le compró sus títulos a un precio que suponía valorar el grupo en 7.250 millones tras llegar a un acuerdo extrajudicial.
Otros tres hermanos de César también vendieron su participación (un 2,04% en total) pero aquí la valoración fue más baja, porque al ser empleados (directivos) del grupo, se les aplicó el mismo precio que El Corte Inglés pone a los títulos con los que se va retribuyendo durante sus años de trabajo a ciertos empleados y que luego venden cuando se desvinculan de la empresa o se jubilan. El tema también ha dado para varias sentencias en los tribunales, e incluso la inhibición del Tribunal Supremo que se negó a fijar un precio justo para las acciones.
Ahora, el pacto con el jeque qatarí tiene la virtud de fijar el suelo a partir del cual El Corte Inglés puede pensar en precios de una hipotética salida a Bolsa en un futuro a medio plazo. Y aun tiene otro efecto positivo: las operaciones de las familias Areces y González que han sumado a la autocartera un 8,7% del capital del grupo proporcionarán una plusvalía de entre 300 y 450 millones de euros cuando los bonos en manos de Sheikh Hamad se canjeen por acciones. Si a eso se le suman las acciones que ha ido comprando a empleados, la plusvalía puede pasar con facilidad de los 500 millones si al final el grupo se valora en 10.000 millones.