La izquierda española está gozosa en su conjunto. El mapa municipal y autonómico es una derrota electoral en toda regla del PP. Comienza así el principio de su deseado fin. Hasta en Galicia la 'Marea' nacionalista y progresista ha dado un certero golpe al feudo de la derecha liberal-conservadora. En Madrid, la victoria ha sido emblemática, por lo que encierra de premonitoria. En Barcelona, no digamos, por lo que supone para un nuevo pacto con el Estado. En el País Vasco y Navarra, vuelta al nacionalismo más recalcitrante. Y en Valencia, Sevilla, Zaragoza, Bilbao, Palma de Mallorca, Valladolid, Santa Cruz de Tenerife, San Sebastián, Alicante... el final ha sido toda una fiesta democrática tras arrebatar el poder al neofranquismo autoritario devenido en estructuralmente corrupto y ahora cogido al salvavidas de plástico de un muchacho catalán que aspira a contribuir a una nueva España con materiales de derribo desde Vía Layetana y sacralizando un Mercado al que, por contra, demonizan todos aquellos incapaces de competir, sabedores de no poder añadir valor y tener que refugiarse en la miseria del salario fijo que supone ser funcionario de tercera.
En Murcia no ha sido así. Valcárcel, haciendo honor a su bien ganada fama en Génova 13 de conseguidor de triunfos electorales, ha aguantado el tirón y el PP de la Región de Murcia ha perdido por la mínima su mayoría absoluta en la Asamblea Regional. Sonado fracaso, pues, de la izquierda clásica y de la izquierda emergente por sus aquí candidatos rígidos, sin perfil, de nula proyección pública anterior, sin poder social ni conexión con la realidad de la sociedad murciana en su conjunto, de perspectiva corta y sin mundo, aparte de sus pequeños universos diarios, dogmáticos y nada prácticos por demasiado utópicos, también sin programa, lo que concluye en falta de confianza del electorado en general porque tampoco demuestran conocimiento y capacidad de gestión de lo público. No son 'Syriza', ni mucho menos y se acercan más a lo que se entiende por jaula de grillos no exenta de nepotismo, como es el caso de la hermana de la eurodiputada Lola Sánchez, integrante de la candidatura 'Cartagena Sí Se Puede' y que ha logrado entrar, para aviarse ella fundamentalmente, como concejala en el nuevo Ayuntamiento de Cartagena.
¿De qué ha servido el cacareado 'Pacto del Moneo'? Aparte de para dejar fuera de juego a dos políticos comunistas que durante los últimos cuatro años se lo han currado en sus respectivos puestos -Pujante en la Asamblea y la Herguedas en el Ayuntamiento de Murcia- para proyectar una imagen de frente popular que ha hecho que muchos electores volátiles se repensasen su voto y hayan vuelto a confiar en un PP murciano corcomido por la corrupción o, en el mejor de los casos, arriesgarse a probar con 'Ciudadanos' con la casi certeza de que su voto de centro no iría luego a apoyar un proyecto de izquierdas en la Región de Murcia. El PP de Valcárcel conserva el poder del BORM, el principal ayuntamiento y también el de Lorca pese a la desastrosa gestión del terremoto. Y Cartagena lo ha perdido por la astucia de otro partido de derechas, Movimiento Ciudadano, que ha logrado embaucar finalmente a un PSRM necesitado de presentar algo importante al nuevo líder socialista nacional, para más inri, oriundo de esta región.
Como el ideólogo de la fórmula de pacto era un aficionado que siempre fracasó en política por no tener formación -ya ensayó sin suerte en anteriores comicios una candidatura de integración al Senado que se tornó en un escandaloso fiasco- y su afán de protagonismo es desmesurado por un egocentrismo que requeriría tratamiento por un especialista, su bien ganada fama de gafe ha vuelto a quedar probada con unos resultados que aconsejan la dimisión de todos aquellos que se dejaron arrastrar sin garantías por este 'rasputín' trasnochado y con un pasado de relaciones hoy reveladas como peligrosas a tenor de las imputaciones de jueces de la Audiencia Nacional. Unos 'palomos' para la política los jóvenes que pensaban sería un paseo militar arrebatar el poder a un Valcárcel con espolones y que conoce mejor que nadie al paisanaje al que se dirige.
El PSRM ha insultado a la ciudadanía regional llevando al frente a un impresentable Tovar que ha hecho, encima, una candidatura a su medida con gentes de tercera y nula trayectoria política anterior. Como perros de presa han salido a diario y por orden atacando para defender la escasa calidad democrática de su líder tras el episodio del defenestrado Pedro López a imitación de lo hecho en Madrid con Tomás Gómez despues de ganar una primarias internas. Ese lastre de desconfianza por carnicero acompañará a Tovar y su gente, incluido el otro impresentable de Gras, el resto de su vida política si es que les queda mucha. Lo dudo porque Ferraz sabe ya del fracaso relativo y Pedro Sánchez va a comenzar a corregir rumbo en la Región de Murcia de cara a las elecciones generales con unos candidatos -algunos independientes- de mucho mejor perfil y exponentes del cambio generacional inevitable ya en el PSRM, donde su hija ya no tendrá más cabida.
Una Izquierda Unida avergonzada de su nombre ante la arrogancia de su hermana menor 'Podemos' ha confundido al electorado murciano en varios municipios - en otros, muy al contrario- después de trascender la bronca familiar que ha derivado en falta de acuerdo para integrar una sóla candidatura en la mayoría de los casos o allí donde ha mantenido marca y candidatos del pasado, caso de Cartagena por echar mano de sindicalistas ya conocidos por un supuesto envilecimiento a manos de la patronal o superados por la nuevas generaciones de gentes más preparadas en el plano profesional. La intención de algunos candidatos, caso de Murcia capital, ha sido emboscarse bajo el paraguas de compañeros de viaje no fuese a ser que trascendiesen las omisiones de la anterior legislatura para no pisar callos de financiadores desde concesiones municipales leoninas.
Finalmente, los emergentes no han servido más que como llaves para la gobernabilidad con unos y otros. Porque el electorado murciano los percibe con desconfianza al llegar por el atajo a la vida pública. Además, se demuestra en el caso de la izquierda que es un camelo eso de los colectivos sociales que, al menos, en nuestra región no pasan de ser espectros como evidencia la Plataforma Pro-Soterramiento, que es el más importante de todos y nunca consigue movilizar más que a cuatro gatos y por un tema tan importante como la yugulación de la ciudad de Murcia por una infraestructura que supone una gran barrera.
En 'Ciudadanos' han aterrizado un grupo de espontáneos de la política junto a transfugas profesionales y algún interesado infiltrado desde trama familiar local, con objetivo oculto por su mayor nivel intelectual pero quizá menor astucia que el abogado rural o el ingeniero técnico, que ha visto en su vida profesional golfadas empresariales y políticas de todo tipo junto al profesor de Secundaria harto de su rutina diaria y que busca en la política una salida previa a su jubilación para no volver a dar más clases. Esos son los mimbres de los que estamos hablando, en definitiva, soluciones a situaciones personales y profesionales sin más recorrido excepto en el caso de profesor títular universitario que no ve otra vía más cercana para llegar a ser catedrático pese a sus méritos acreditados. Si Rajoy echa mano del banquillo de Génova 13, se marcha para siempre y se refunda el PP, las posibilidades de esta criatura marca CNI y resucitada por el 'Ibex 35' para la ocasión, son parecidas al del experimento izquierdista al que emuló.
Porque asi es el caso de 'Podemos', más de lo mismo pero con muchos más aspirantes procedentes del paro estructural o el subempleo con titulación universitaria degradada. En el caso de la Región, casi monopolizada esta alternativa por enseñantes sindicalistas con escasos conocimientos de un mundo que no sea el suyo. La mayoría procedentes del más absoluto anonimato y surgidos de la necesidad de salir por algun sitio desde situaciones de verdadero fracaso profesional cuando no, además, personal. Es la tónica pero también se dan trayectorias brillantes, académicas y profesionales, de elementos que abandonarán pronto al comprobar el bajo nivel al que no están acostumbrados y la tropa con la que hay que lidiar a diario desde un ayuntamiento o un partido en el que se ha colado absolutamente de todo al igual que en el anterior. Experimento, pues, llamado a ir a menos por desintegración o fagocitación desde un PSOE en evolución y hacia La Moncloa.