Leo los comentarios de los lectores a la información de La Verdad sobre
la intervención de Garre ayer mañana en la Asamblea Regional en el
debate de su investidura. Todos los comentarios son muy críticos. Llevan
ya varios días así. No parece organizado sino espontáneo. Las opiniones
de los vídeos de este periódico también eran muy críticas con
Valcárcel.
La sucesión de noticias
implacables, incontestables sobre la situación de la región, a la que
nos ha conducido el gobierno del PP. Los grandes proyectos fallidos que
ahora son grandes, prominentes, inocultables evidencias del desastre (el
aeropuerto de Corvera, la desaladora de Escombreras, la televisión
autonómica, el soterramiento, el inverosimil parque de la Paramount,
Marina de Cope, Contentpolis, etc.), la falta de recursos en el
presupuesto para satisfacer a nadie que debilitan el clásico
clientelismo, la nueva amenaza de un recorte de 350 millones que ya está
más allá de lo soportable, la pesadilla del déficit y la deuda que no
para de crecer, la huida casi vergonzante de Valcárcel incumpliendo todo
lo prometido, el espectáculo interno que está dando el PP en la
sucesión, la corrupción omnipresente, el desprecio sobre la permanencia
de los imputados en puestos de alta responsabilidad, la falta de medidas
regeneradoras de la vida pública, la opacidad (ahí está la calificación
del parlamento regional como el menos transparente del país), y la
persistencia y agravamiento de la crisis social que es una realidad que
cada día es más sangrante y que puede estar generando cabreo y rabia en
muchos afectados dispuestos a castigar a los que creen responsables,
etc.
La figura de Valcárcel parece estar en caída libre y sólo le salvará la proximidad de las europeas pues estoy por afirmar que conforme se perciba nítidamente la profundidad de su legado funesto se desmoronará y caerá estrepitosamente del pedestal al que ha estado subido estos largos años (como suele ocurrir con otros presidentes cesantes: Zapatero, Aznar, etc.)
Pero a todo esto hay que añadir la incapacidad de transmitir ilusión del nuevo presidente, como ya hemos comprobado en su primer discurso, que básicamente nos afrece un continuismo en decadencia y más recortes, sin que aparezca nada definitivamente nuevo o que suponga una inflexión en la situación. Y por último la tozuda realidad de los datos, las cifras y los hechos: no hay margen para nada, la administración regional está quebrada, todo depende de la magnanimidad de Montoro, el paro no va a retroceder significativamente con unas previsiones de crecimiento que están en un 0,2% para este año, todo está hundido tras los lastres impagables de Corvera, Escombreras, la autovia del Noroeste, los intereses de la deuda, etc. No parece más que una agonía prolongada y con otro director de la orquesta del Titanic.
Lo dicho: algo está cambiando en las corrientes profundas y en las más superficiales, las sensación que siempre se tiene cuando se va a producir un cambio de mayorías. Sólo las dificultades de la oposición mayoritaria le da una pequeña oportunidad al PP, pero quizás no sea suficiente para lograr la salvación, y nuevas fuerzas políticas irrumpan con fuerza en la escena política e institucional alterando la monotonía permanente con la que nos han terminado por aburrir y hartar.
Y por último: tengo la convicción de que
si pierden la mayoría absoluta en 2015 no gobernarán pues no
encontrarán un socio estable para ello. Huelo el aroma estimulante
del cambio político, aunque en medio de un marasmo social y de
dificultades sin cuento, gobierne quien gobierne.
(*) Presidente del Foro Ciudadano