MURCIA.- La investigación policial podría aportar grandes sorpresas sobre la agresión al consejero de Cultura, según fuentes del Ministerio del Interior. Sin descartar ninguna hipótesis, la policía central especializada trabaja en algunas de las relaciones externas de la Consejería a ciertos niveles y trata de establecer una razón dialéctica entre la agresión y esas relaciones de altura.
Aunque ha aparecido un inesperado testigo de los hechos, un vecino que presenció la agresión desde su ventana, hasta el momento el propio consejero Pedro Alberto Cruz (que se encuentra muy restablecido e, incluso, piensa asistir a FITUR, en Madrid, la próxima semana) no ha hecho grandes aportaciones a las investigaciones argumentando que no vió a sus agresores pese a que afirma que eran veinteañeros y no especifica si con acento extranjero o si eran dos o tres. Es la única versión, y unilateral, que ha trascendido hasta el momento.
Parece que el propio consejero desea correr ahora un tupido velo sobre los acontecimientos, tal vez porque la prudencia le aconseja mejor dejar trabajar a la policía desde su experiencia y profesionalidad, antes que aparecer como la pieza clave que pueda conducir a la conclusión de la labor policial en territorio nacional para que, tal vez, sea la Interpol quien llegue hasta el final.
Algun colaborador cercano sostiene que Cruz ha sido utilizado vilmente a favor de intereses de terceros, tres, y que la agresión le servirá para ir dejando gradualmente la política y volver a la Universidad de Murcia, cuya condena de la agresión puede haber sido la única sincera frente al bloque de otras verdaderamente hipócritas, alguna de ellas realmente alucinante tras la campaña de desprestigio desplegada por sus firmantes contra este consejero desde su llegada al cargo.
No hay que pasar por alto que, inmediatamente después de los hechos, Cruz habló con el presidente Valcárcel antes que con nadie. Y que quien hizo el relato de lo acontecido fue el propio Palacio de San Esteban en un comunicado oficial. La Policía no ha pronunciado una sola palabra hasta el momento.
Y quien no ha parado de hablar luego ha sido el propio Valcárcel, hasta repetirse e implicar en algo lejano y desconocido a Rajoy y De Cospedal. No en vano, también fue el primero en presentarse en el hospital para controlar personalmente la situación derivada de los acontecimientos e inspirar la versión salida de San Esteban de boca de un portavoz adjunto.
Según otras fuentes, el hampa murciana habría sido completamente ajena a los acontecimientos y, por ende, no son probables detenciones inmediatas en un entorno cercano.
Alguno de los que ahora tratan de desviar la atención parece saber perfectamente desde donde se puede haber inducido la acción contra Cruz aunque finja con un gran tremendismo de actor dramático mediocre. Se sabe casi con toda seguridad que el resto de consejeros no corre ningún riesgo real más allá de ser increpados en la calle por parte de funcionarios autonómicos.
Un puño americano es una arma que no utiliza cualquiera y quien lo hace sabe como hacerlo, certera y calculadamente, para lograr su objetivo en el más mínimo tiempo posible. Es un instrumento habitualmente en manos de profesionales y nunca está entre los que usan los elementos locales antisistema. No en vano, el consejero confesó hace unos días a su círculo más íntimo que estaba siendo seguido por desconocidos aunque no varió sus hábitos de vida.
Algun colaborador cercano sostiene que Cruz ha sido utilizado vilmente a favor de intereses de terceros, tres, y que la agresión le servirá para ir dejando gradualmente la política y volver a la Universidad de Murcia, cuya condena de la agresión puede haber sido la única sincera frente al bloque de otras verdaderamente hipócritas, alguna de ellas realmente alucinante tras la campaña de desprestigio desplegada por sus firmantes contra este consejero desde su llegada al cargo.
No hay que pasar por alto que, inmediatamente después de los hechos, Cruz habló con el presidente Valcárcel antes que con nadie. Y que quien hizo el relato de lo acontecido fue el propio Palacio de San Esteban en un comunicado oficial. La Policía no ha pronunciado una sola palabra hasta el momento.
Y quien no ha parado de hablar luego ha sido el propio Valcárcel, hasta repetirse e implicar en algo lejano y desconocido a Rajoy y De Cospedal. No en vano, también fue el primero en presentarse en el hospital para controlar personalmente la situación derivada de los acontecimientos e inspirar la versión salida de San Esteban de boca de un portavoz adjunto.
Según otras fuentes, el hampa murciana habría sido completamente ajena a los acontecimientos y, por ende, no son probables detenciones inmediatas en un entorno cercano.
Alguno de los que ahora tratan de desviar la atención parece saber perfectamente desde donde se puede haber inducido la acción contra Cruz aunque finja con un gran tremendismo de actor dramático mediocre. Se sabe casi con toda seguridad que el resto de consejeros no corre ningún riesgo real más allá de ser increpados en la calle por parte de funcionarios autonómicos.
Un puño americano es una arma que no utiliza cualquiera y quien lo hace sabe como hacerlo, certera y calculadamente, para lograr su objetivo en el más mínimo tiempo posible. Es un instrumento habitualmente en manos de profesionales y nunca está entre los que usan los elementos locales antisistema. No en vano, el consejero confesó hace unos días a su círculo más íntimo que estaba siendo seguido por desconocidos aunque no varió sus hábitos de vida.
Son ya bastantes los notables murcianos que interpretan como cortina de humo el empeño oficial por culpar a los grupos de oposición política y civil y piensan que el tema de las detenciones puede ir para muy largo pese a la entrega efectiva de Interior a las pesquisas.
Desde este Ministerio creen que la investigación podría aportar grandes sorpresas, incluso obligar a pagar altos precios políticos a los mas deslenguados por sus imposturas evidentes en estas horas de tanta precipitación por parte de demasiados espontáneos con cierto e inexplicable complejo de culpabilidad, a derecha e izquierda del espectro político-ideológico.
Desde este Ministerio creen que la investigación podría aportar grandes sorpresas, incluso obligar a pagar altos precios políticos a los mas deslenguados por sus imposturas evidentes en estas horas de tanta precipitación por parte de demasiados espontáneos con cierto e inexplicable complejo de culpabilidad, a derecha e izquierda del espectro político-ideológico.
Porque desde dentro del propio PP se explica oficiosamente que no hay que mirar a esos grupos de oposición o sindicatos de funcionarios, y en ese partido muchos se muestran completamente seguros de que estamos ante un aviso a navegantes desde círculos internacionales con los que, en algún momento, se han establecido relaciones desde la propia Comunidad Autónoma, y los cuales no se encontrarían completamente satisfechos hasta la fecha con el reconocimiento y compensación de su trabajo pese a entusiasmos iniciales.
Es muy posible que, tanto Valcárcel como Cruz, intuyan desde donde puede haber partido realmente la inducción de los hechos y prefieran mantener silencio, o desviar intencionadamente la atención, para no aumentar riesgos, al tiempo que solicitan protección policial al ministro del Interior para todo el entorno familiar ante el temor de un nuevo intento, nada descartable, por parte de eventuales sicarios a sueldo.
Es muy posible que, tanto Valcárcel como Cruz, intuyan desde donde puede haber partido realmente la inducción de los hechos y prefieran mantener silencio, o desviar intencionadamente la atención, para no aumentar riesgos, al tiempo que solicitan protección policial al ministro del Interior para todo el entorno familiar ante el temor de un nuevo intento, nada descartable, por parte de eventuales sicarios a sueldo.