El Pontífice así lo manifestó ante unos 9.000 fieles que asistieron en el Aula Pablo VI del Vaticano a la audiencia pública de los miércoles, cuya catequesis dedicó a los órdenes mendicantes surgidas en el siglo XIII, en especial los franciscanos y los dominicos, fundadas por Francisco de Asís y Domingo de Guzmán.
El Obispo de Roma dijo que esas órdenes surgieron para enfrentarse a los desafíos de la época que representaban movimientos, como los cátaros o los albigenses, que anhelando una vida cristiana más auténtica y denunciando el modo de vivir de sacerdotes y monjes, a los que acusaban de traicionar el Evangelio y no practicar la pobreza, acabaron alejándose de la comunión eclesial.
El Papa señaló que esos movimientos cayeron en antiguas herejías, como el desprecio del mundo material y la negación de la libre voluntad y encontraron apoyo en Francia e Italia porque denunciaron "un desorden real" en la Iglesia de la época, causado "por el comportamiento poco ejemplar de algunos miembros del clero".
Los franciscanos y los dominicos, señaló el Papa, demostraron con su vida sobria que es posible vivir la pobreza evangélica sin separarse de la Iglesia.
"También hoy, a pesar de vivir en una sociedad donde a menudo prevalece el tener sobre el ser, se es muy sensible a los ejemplos de pobreza y de solidaridad que los creyentes ofrecen con elecciones valientes", afirmó el Papa.
Benedicto XVI aseguró que el mundo escucha "con mucho gusto" a los maestros cuando éstos dan ejemplo y que por ello para difundir el Evangelio hay que dar ejemplo de los que se anuncia, "ser espejos de la caridad divina".
El Papa Ratzinger agregó que la aparición de las órdenes mendicantes es la prueba concreta de cómo los santos son los auténticos reformadores de la Iglesia, capaces de promover una renovación eclesial estable y profunda.