Una treintena de miembros de los grupos de Murcia y Alicante realizaron estos días unas jornadas de trabajo en el Parque Regional Cabo Cope-Puntas de Calnegre para evaluar in situ las especies de interés prioritario para la Comunidad Europea que alberga.
Los grupos de Adena trabajaron junto con diversas organizaciones nacionales y universidades para dar a conocer los tesoros que encierran estas aguas y que suponen un extenso vivero de fauna y flora, que incluye, entre otras, las famosas praderas de Posidonia oceanica, la Pinna nobilis, conocida como nácar o mejillón gigante del Mediterráneo, y los menos conocidos arrecifes de vermétidos, que funcionan como auténticas depuradoras y nos permiten disfrutar de una de las franjas costeras de mayor calidad del litoral.
Los portavoces de ambos grupos afirmaron que «la temida crisis puso en evidencia que el modelo económico basado en la construcción indiscriminada de urbanizaciones ha entrado en una recesión imparable, y en su lugar resurge el modelo de la buena gestión y protección de los espacios naturales».
Proyectos como la construcción de la macrourbanización en Cabo Cope con 11.000 viviendas, 24 hoteles, cinco campos de golf y una marina deportiva, así como el puerto de El Gorguel, en La Unión, son inviables y deben ser abandonados, según la responsable de la campaña de costas de Greenpeace, Pilar Marcos.
Por su parte, la Asociación de Naturalistas del Sureste (Anse) y Greenpeace exigen la creación urgente de una Red de Reservas Marinas en aguas murcianas, en la que se recoja siete áreas, consideradas de especial protección, para salvaguardar su productividad, riqueza marina y ecosistema. El objetivo que se marcan los ecologistas es evitar su degradación por la acción del hombre.
El mapa de espacios protegidos englobaría la bahía de Águilas; el parque regional marítimo terrestre de Calnegre, Cabo Cope e Isla del Fraile; Isla Cueva de Lobos (Mazarrón); el parque regional marítimo Cabo Tiñoso-La Muela y Roldán (incluido Isla Plana); Calblanque y Cabo de Palos; Isla Grosa y por último el Cañón submarino de La Azohía y la bahía de Mazarrón.
La superficie total propuesta es de más de 27.000 hectáreas, y con esta reserva los ecologistas quieren evitar su degradación, igual que la que sufren otras zonas de la Región, como la bahía de Portmán colmatada de residuos mineros.
También critican el deterioro de La Manga como consecuencia de la urbanización en primera línea de playa, o la contaminación de las aguas generadas por los vertidos procedentes de la industria química en la bahía de Escombreras, en Cartagena.
Los ecologistas proponen estas siete zonas por la existencia de praderas de posidonia oceánica en sus fondo, con un alto grado de conservación; por la presencia frecuente de Delfín mular y por las comunidades de moluscos, en la bahía de Águilas y el parque regional terrestre de Calnegre-Cabo Cope e Isla del Fraile.
También por ser la Isla Cueva de Lobos una zona de reproducción de aves marinas, o por tener en Cabo Tiñoso-La Muela una de las superficies más extensas de la Península sin urbanizar.
Los ecologistas argumentan que el parque marítimo terrestre de Calblanque-Cabo de Palos es una costa rica en sustratos geológicos y geomorfológicos, y que Isla Grosa es una zona volcánica de enorme valor medioambiental.
La principal amenaza de la bahía de Águilas es la acuicultura de dorada y lubina, que ha destruido ya la mayor parte de hábitat de posidonia oceánica. El parque regional marítimo de Calnegre-Cabo Cope e Isla del Fraile peligra por la construcción de una macrourbanización un gran puerto deportivo, según indican los ecologistas.
Por su parte, la principal amenaza de la Isla Cueva de Lobos es la presión del turismo, la sobrepesca en la zona y la futura construcción de un puerto de abrigo. El parque regional marítimo terrestre de Cabo Tiñoso-La Muela y Roldán peligra por los proyecto de los puertos deportivos de La Azohía e Isla Plana, y Calblanque-Cabo de Palos por la excesiva presión turística y los proyectos de extracción de arenas para la regeneración artificial de las playas.
Por último Isla Grosa peligra por la excesiva presencia de embarcaciones de recreo, y el cañón submarino de La Azohía, por la presión pesquera.
Pescado de Cartagena con mercurio y zinc
El mercurio y el zinc de los peces contaminados por el puerto industrial de Escombreras van directos a nuestro organismos", advierte Pilar Marcos, de Greenpeace.
Los pescados se alimentan de los vertidos procedentes de las industrias instaladas en el valle de Escombreras y se comercializan, según denuncia. "Las aguas próximas al valle están consideradas como una de las zonas más contaminadas de Europa por Naciones Unidas y por la Agencia Europea de Medio Ambiente", señala Marcos.
Greenpeace y Anse, en colaboración con la Universidad de Murcia, están filmando imágenes del fondo marino a través de un robot teledirigido y de una cámara integrada en el barco 'Artic Sunrise', donde se puede apreciar la existencia de una tubería que lleva vertiendo metales pesados al mar, según sostienen los ecologistas.
El director de la campaña Océanos de Greenpeace, Sebastián Losada, avisa del alarmante descenso de ejemplares de atún rojo en el litoral y habla de la necesidad de crear una reserva natural donde puedan procrear, ya que "la mayoría de las capturas se realizan cuando el atún sube a la superficie, justo cuando lo van a desovar".
"La población de este depredador, imprescindible para los ecosistemas del Mediterráneo, ha disminuido ya un noventa por ciento por culpa de la sobrepesca", señala.