Hay que ver el morro de la consejera de Economía a la hora de manipular la realidad presente y proyectada de la Región de Murcia. Última o penúltima siempre en cualquier estadística seria y solvente sobre el conjunto de España, la sacralización y dictadura del ladrillo está a punto de pasarle la peor factura de toda su historia. Propaganda electoral de fantasmales aeropuertos y parques científicos virtuales aparte, el panorama que se vislumbra para justo antes del verano aparece desolador e inquietante para los murcianos. Hay demasiados rumores que apuntan a un gran desastre local anunciado.
El turismo estará a la mitad, o menos este año, en las playas murcianas después de conocer una primera disminución del 25% en 2007. Con ese precedente, la ruina del turismo residencial y el precio del crudo al alza, el proyecto de Corvera se desinfla en el propio seno de “Aeropuertos de Murcia S.A.” con la discreta huída de sus socios y la deuda arrastrada (20.000 millones de euros) por “Sacyr”, la compañía que debe construir este innecesario aeródromo privado. Además, con la situación de liquidez, más que problemática, y una refinanciación inasumible, por la que atraviesan Caja Murcia y la CAM, el Banco de España no les autorizará invertir en proyecto tan incierto.
¿Por qué no nos habla la consejera de las decenas de empresas que ya están cerrando en nuestros polígonos industriales de postín, caso del Industrial Oeste o Cabezo Beaza, a partir de procedimientos judiciales ejecutivos? ¿Por qué el consejero de Turismo, tras su fracaso personal en 2007, se tira a la arena, tal que un espontáneo, y nos cuenta una milonga inverosímil para justificar su periplo con séquito por el Mar Rojo y la fuerte e innecesaria inversión en FITUR cuando el turismo rural se torna en una explotación familiar prácticamente inviable?
Nos mienten a sabiendas los dos porque las cifras y resultados les delatan. La mayor inflación de España en 2007 (4,7%) denota una gestión murciana desastrosa vista desde el Banco Central Europeo, gran guardián de la ortodoxia y del rigor presupuestario.
Es un clamor también que nuestro débil modelo industrial tiende a contraerse con rapidez y que se ha renunciado a la innovación ante la falta de competitividad creciente de nuestra producción por un menor peso relativo. El reciente informe “Hispalink” ya nos pronostica que, por debilitado, nuestro sector secundario no está en condiciones de relevar al ladrillo como motor económico regional. Y eso contradice al discurso oficial propagado desde San Esteban para consumo, y justificación, de sectarios, bienpensantes e indolentes. Lo cierto es que, además, entre nuestro aparato productivo se ha disparado la insolvencia, en línea con Elche, Alicante y Valencia.
Ese mismo informe, salido de las Cámaras de Comercio” y siempre amigo de la Región de Murcia, avanza un notable ajuste a la baja para 2008 y mucho más para 2009. Que le pregunten al Transporte cómo lleva Valcárcel las riendas de la economía murciana. La flota está literalmente parada porque sus amigos y financiadores le impusieron acabar con la agricultura intensiva, argumentando una teórica falta de agua y la competencia de Marruecos, y así dedicar el suelo al golf y a urbanizaciones de turismo residencial masivo para enriquecimiento rápido, según parece, de los clientes de un determinado bufete de la Platería.
Unas urbanizaciones que también conocen a diario la notificación del juzgado por falta de pago de muchos de los residentes respecto de su hipoteca. Ese modelo de crecimiento fugaz, que no de desarrollo sólido, está llevando a la Región de Murcia al precipicio de la ruina desde el hundimiento del consumo privado y el crecimiento exponencial del desempleo. En esto, precisamente, ya hemos sido líderes en 2007 y, seguro, conservaremos el “maillot” amarillo hasta el 2010, por lo menos. También nuestro sector servicios conoce una depresión profunda, a tenor de las últimas estadísticas, donde aparecemos los primeros de España en el ritmo de su destrucción, lo que explicaría la ausencia total de demanda de oficinas pese a la enorme sobre oferta.
La suspensión de pagos del centro comercial “Mandarache”, en Cartagena, y el fracaso de las rebajas de enero en el resto de centros comerciales de la Región, incluido “El Corte Inglés” con las ventas a menos de la mitad que hace un año, resulta una pista segura sobre la realidad que nos oculta el gobierno regional de extrema derecha. Que tampoco ignora los 5.000 millones de euros que 175.000 especuladores murcianos llevan perdidos en los vaivenes de la Bolsa española en el último mes por el engaño de muchos de los intermediarios financieros a la hora de estructurarles sus inversiones en renta variable.
El subsector de la conserva vegetal, ya muy diezmado, vuelve de nuevo a perder mercado, y el sector de automoción ve como, mes a mes, se le desploman las ventas de coches ante la previsión de su patronal nacional, ANFAC, de llegar al 50% de las de 2007. Es una consecuencia directa de un modelo pivotado sobre la precariedad laboral a todos los efectos. Y que cifra toda su suerte operativa en el endeudamiento permanente de las empresas como lubricante que sirve para todo: desde alimentar la tarjeta de crédito de la esposa del gerente a soportar los gastos lúdicos del fin de semana. Trastocado el sistema, se acabó el consumo desbocado y comienzan los despidos por falta de ventas y de financiación para aguantar de manera artificial una vez más.
¿Es seguro, pues, que nuestras cajas de ahorro no han trabajado el segmento de hipotecas “sub prime” en los últimos cinco años con una precaria mano de obra inmigrante e instalada en la explotación laboral? A la crisis sistémica que viene importada de Estados Unidos hacia Europa, a la propia española generada por el ladrillo y la falta de innovación, con unas exportaciones caídas, se une la crisis del modelo económico de la Región de Murcia basado en la precariedad laboral y en la economía sumergida. Es el “modelo Valcárcel” caracterizado por los espejismos que hacen soñar; hasta el punto de concederle una hipoteca a trabajadores eventuales sin patrimonio con el que responder ni cualificación para poder reciclarse y seguir pagando desde otro empleo.
Es muy posible que el nivel de morosidad que en la Región de Murcia se va a alcanzar, por una injustificada sobre dimensión de sus instituciones financieras, acabe con ellas más pronto que tarde por la desconfianza que suscitan en el interbancario y, por tanto, la imposibilidad de digerir, con sus recursos propios, la exigencia del mercado en los próximos meses. Está en la mente de todos, aunque no sea deseable, lo que puede pasar con la más débil, por un “efecto arrastre”, si estalla después de las elecciones una de las empresas más emblemáticas y emergentes de nuestra economía regional aunque la deuda de aquella esté ya convenientemente estructurada y titulizada (repartida a efectos de riesgo) entre murcianos ignorantes pero codiciosos.
La salida no parece fácil en primera instancia. El plan artificial de relanzamiento económico frente a la crisis financiera y productiva, puesto en marcha por el gobierno regional, ignorante y marginal, no servirá absolutamente de nada, aparte de para conceder más subvenciones a los amigos. Y hablar, desde el puro voluntarismo de parques científicos desde los que desarrollar un I+D teórico, tampoco conduce a ningún sitio porque ese no es el mundo de la Región (ni una sola patente ha registrado el CEBAS en su casi medio siglo de existencia) y los que eventualmente puedan venir formalmente, lo harán en busca de incentivos, y cuando terminen de cobrar, seguirán el ejemplo de “General Electric Plastics”. ¿No aprendimos bastante ya de fiascos como el de los diamantes de Cieza, del gran inversor extranjero de La Unión o de Promural?
Ese talento muleño que preside la CROEM y que aspira a su reelección, el constructor Miguel del Toro, se queja de la mala imagen pública percibida de la Región de Murcia pero no se recuerda que él haya hecho activamente nada contra la corrupción galopante de mal llamados empresarios, que han convertido esta tierra en un foco de blanqueo de capitales, con la complicidad de cooperadores financieros necesarios, y del tráfico de estupefacientes a gran escala, tal como ha puesto en conocimiento de la DEA (Drug Enforcement Administration) norteamericana el abogado murciano, Diego de Ramón, con pruebas en la mano. Hablamos de más de 30.000 millones de euros, posiblemente en las arcas de los de siempre. Consta que el ministro de Justicia, y candidato por Murcia, está al corriente.
El turismo estará a la mitad, o menos este año, en las playas murcianas después de conocer una primera disminución del 25% en 2007. Con ese precedente, la ruina del turismo residencial y el precio del crudo al alza, el proyecto de Corvera se desinfla en el propio seno de “Aeropuertos de Murcia S.A.” con la discreta huída de sus socios y la deuda arrastrada (20.000 millones de euros) por “Sacyr”, la compañía que debe construir este innecesario aeródromo privado. Además, con la situación de liquidez, más que problemática, y una refinanciación inasumible, por la que atraviesan Caja Murcia y la CAM, el Banco de España no les autorizará invertir en proyecto tan incierto.
¿Por qué no nos habla la consejera de las decenas de empresas que ya están cerrando en nuestros polígonos industriales de postín, caso del Industrial Oeste o Cabezo Beaza, a partir de procedimientos judiciales ejecutivos? ¿Por qué el consejero de Turismo, tras su fracaso personal en 2007, se tira a la arena, tal que un espontáneo, y nos cuenta una milonga inverosímil para justificar su periplo con séquito por el Mar Rojo y la fuerte e innecesaria inversión en FITUR cuando el turismo rural se torna en una explotación familiar prácticamente inviable?
Nos mienten a sabiendas los dos porque las cifras y resultados les delatan. La mayor inflación de España en 2007 (4,7%) denota una gestión murciana desastrosa vista desde el Banco Central Europeo, gran guardián de la ortodoxia y del rigor presupuestario.
Es un clamor también que nuestro débil modelo industrial tiende a contraerse con rapidez y que se ha renunciado a la innovación ante la falta de competitividad creciente de nuestra producción por un menor peso relativo. El reciente informe “Hispalink” ya nos pronostica que, por debilitado, nuestro sector secundario no está en condiciones de relevar al ladrillo como motor económico regional. Y eso contradice al discurso oficial propagado desde San Esteban para consumo, y justificación, de sectarios, bienpensantes e indolentes. Lo cierto es que, además, entre nuestro aparato productivo se ha disparado la insolvencia, en línea con Elche, Alicante y Valencia.
Ese mismo informe, salido de las Cámaras de Comercio” y siempre amigo de la Región de Murcia, avanza un notable ajuste a la baja para 2008 y mucho más para 2009. Que le pregunten al Transporte cómo lleva Valcárcel las riendas de la economía murciana. La flota está literalmente parada porque sus amigos y financiadores le impusieron acabar con la agricultura intensiva, argumentando una teórica falta de agua y la competencia de Marruecos, y así dedicar el suelo al golf y a urbanizaciones de turismo residencial masivo para enriquecimiento rápido, según parece, de los clientes de un determinado bufete de la Platería.
Unas urbanizaciones que también conocen a diario la notificación del juzgado por falta de pago de muchos de los residentes respecto de su hipoteca. Ese modelo de crecimiento fugaz, que no de desarrollo sólido, está llevando a la Región de Murcia al precipicio de la ruina desde el hundimiento del consumo privado y el crecimiento exponencial del desempleo. En esto, precisamente, ya hemos sido líderes en 2007 y, seguro, conservaremos el “maillot” amarillo hasta el 2010, por lo menos. También nuestro sector servicios conoce una depresión profunda, a tenor de las últimas estadísticas, donde aparecemos los primeros de España en el ritmo de su destrucción, lo que explicaría la ausencia total de demanda de oficinas pese a la enorme sobre oferta.
La suspensión de pagos del centro comercial “Mandarache”, en Cartagena, y el fracaso de las rebajas de enero en el resto de centros comerciales de la Región, incluido “El Corte Inglés” con las ventas a menos de la mitad que hace un año, resulta una pista segura sobre la realidad que nos oculta el gobierno regional de extrema derecha. Que tampoco ignora los 5.000 millones de euros que 175.000 especuladores murcianos llevan perdidos en los vaivenes de la Bolsa española en el último mes por el engaño de muchos de los intermediarios financieros a la hora de estructurarles sus inversiones en renta variable.
El subsector de la conserva vegetal, ya muy diezmado, vuelve de nuevo a perder mercado, y el sector de automoción ve como, mes a mes, se le desploman las ventas de coches ante la previsión de su patronal nacional, ANFAC, de llegar al 50% de las de 2007. Es una consecuencia directa de un modelo pivotado sobre la precariedad laboral a todos los efectos. Y que cifra toda su suerte operativa en el endeudamiento permanente de las empresas como lubricante que sirve para todo: desde alimentar la tarjeta de crédito de la esposa del gerente a soportar los gastos lúdicos del fin de semana. Trastocado el sistema, se acabó el consumo desbocado y comienzan los despidos por falta de ventas y de financiación para aguantar de manera artificial una vez más.
¿Es seguro, pues, que nuestras cajas de ahorro no han trabajado el segmento de hipotecas “sub prime” en los últimos cinco años con una precaria mano de obra inmigrante e instalada en la explotación laboral? A la crisis sistémica que viene importada de Estados Unidos hacia Europa, a la propia española generada por el ladrillo y la falta de innovación, con unas exportaciones caídas, se une la crisis del modelo económico de la Región de Murcia basado en la precariedad laboral y en la economía sumergida. Es el “modelo Valcárcel” caracterizado por los espejismos que hacen soñar; hasta el punto de concederle una hipoteca a trabajadores eventuales sin patrimonio con el que responder ni cualificación para poder reciclarse y seguir pagando desde otro empleo.
Es muy posible que el nivel de morosidad que en la Región de Murcia se va a alcanzar, por una injustificada sobre dimensión de sus instituciones financieras, acabe con ellas más pronto que tarde por la desconfianza que suscitan en el interbancario y, por tanto, la imposibilidad de digerir, con sus recursos propios, la exigencia del mercado en los próximos meses. Está en la mente de todos, aunque no sea deseable, lo que puede pasar con la más débil, por un “efecto arrastre”, si estalla después de las elecciones una de las empresas más emblemáticas y emergentes de nuestra economía regional aunque la deuda de aquella esté ya convenientemente estructurada y titulizada (repartida a efectos de riesgo) entre murcianos ignorantes pero codiciosos.
La salida no parece fácil en primera instancia. El plan artificial de relanzamiento económico frente a la crisis financiera y productiva, puesto en marcha por el gobierno regional, ignorante y marginal, no servirá absolutamente de nada, aparte de para conceder más subvenciones a los amigos. Y hablar, desde el puro voluntarismo de parques científicos desde los que desarrollar un I+D teórico, tampoco conduce a ningún sitio porque ese no es el mundo de la Región (ni una sola patente ha registrado el CEBAS en su casi medio siglo de existencia) y los que eventualmente puedan venir formalmente, lo harán en busca de incentivos, y cuando terminen de cobrar, seguirán el ejemplo de “General Electric Plastics”. ¿No aprendimos bastante ya de fiascos como el de los diamantes de Cieza, del gran inversor extranjero de La Unión o de Promural?
Ese talento muleño que preside la CROEM y que aspira a su reelección, el constructor Miguel del Toro, se queja de la mala imagen pública percibida de la Región de Murcia pero no se recuerda que él haya hecho activamente nada contra la corrupción galopante de mal llamados empresarios, que han convertido esta tierra en un foco de blanqueo de capitales, con la complicidad de cooperadores financieros necesarios, y del tráfico de estupefacientes a gran escala, tal como ha puesto en conocimiento de la DEA (Drug Enforcement Administration) norteamericana el abogado murciano, Diego de Ramón, con pruebas en la mano. Hablamos de más de 30.000 millones de euros, posiblemente en las arcas de los de siempre. Consta que el ministro de Justicia, y candidato por Murcia, está al corriente.
El nada sospechoso Sarkorzy ha dicho en Londres hoy mismo lo siguiente: "Pedimos más transparencia al sistema financiero mundial y europeo. No aceptamos que la falta de transparencia pueda afectar al crecimiento, que necesitamos para darle trabajo a todos", para luego añadir que quiere "un capitalismo de empresarios, no de especuladores".
Tomen nota el señor Del Toro y sus secuaces de por donde va el capitalismo inteligente y comparenlo con las prácticas bancarias habituales, propiciadas aquí por los señores Egea y Sala, a ver si coinciden o difieren con la exigencia del presidente francés. Es algo ahora fundamental para estar en línea con la exigencia que viene de un mayor control de quien no practica el autocontrol.
Lo tienen claro, pues, Del Toro y Valcárcel si creen que la provocada e insoluble crisis de imagen de la Región se arregla con una costosa campaña de publicidad y relaciones públicas, porque no falta día que alguno de los suyos no contribuya, un poco más, al proceso de deterioro de la confianza en los murcianos por parte del resto de España. De la que no tienen ya los europeos, es preferible no decir nada.
La crisis económica mundial en ciernes va a golpear sin piedad a la Región de Murcia por instalarse en la autocomplacencia de la macroeconomía y haber dilapidado los fondos, estructurales y de cohesión, de la Unión Europea que, bien empleados, la hubiesen puesto un poco más a resguardo. Ahora no queda tiempo ni de arriar los botes de salvamento. Y tiempo habrá de acordarse de Valcárcel y de toda su estirpe...política.
El 10 de marzo veremos si da la cara antes de anunciar que deja el cargo para no afrontar las consecuencias de su propia herencia nefasta. Pagaremos caro haber dado tanta cancha a un caradura incompetente.
PD.-) El reciente barómetro del Colegio de Economistas de la Región de Murcia constata esta desaceleración de la economía y la caída de la renta familiar de los murcianos. Entre nuestros economistas casi ha desaparecido cualquier rastro de optimismo porque, desastre del ladrillo aparte, ni la industria ni la agricultura pueden tomar hoy el relevo a la Construcción. Y como salida piadosa para no alarmar, dicen, sólo queda un margen teórico en el turismo y los servicios. Es una forma, como otra cualquiera, de atar una mosca por el rabo.