Ramón Luis Valcárcel se sacó de la chistera otro conejito para justificar la acuciante corrupción de los suyos en la Región de Murcia después que la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia imputase al alcalde de Cieza (PP) por prevaricación y tráfico de influencias. Aquel que semanas antes juró y perjuró en una entrevista televisada que cesaría de inmediato a cualquier alcalde que fuese imputado se terminó retractando con un argumento que rozaría lo cómico si no hablásemos de un tema tan serio como la corrupción en los ayuntamientos: Valcárcel prescindirá del alcalde de Cieza si se comprueba que la denuncia del fiscal tiene "rigor".
Que dios nos pille confesamos si dependemos de las comprobaciones de este aprendiz de gañán y de sus rigores políticos. ¿Por qué esta actitud tan complaciente con la corrupción? ¿Por qué ese miedo a sus propios alcaldes? Dicen las malas lenguas que Ramón Luis está atado de manos y pies pues en sus ayuntamientos conocen las supuestas tropelías urbanísticas cometidas por su gobierno regional. Cesar un alcalde apegado a su sillón podría significar que a éste le diese por "cantar" de lo lindo.
Dicen los rumores que por estas y otras razones que no diremos el PP está al borde de la quiebra política, a la que sucederá con toda probabilidad una quiebra social y electoral. Ya se pueden ver síntomas de que incluso en la sede de Génova tratan de tomar distancia por lo que se pueda avecinar. A estas alturas quienes nos movemos en ámbitos restringidos de información y conocemos indirectamente las cocinas de los partidosm sabemos que el Partido Popular no ganará las elecciones en la Región de Murcia y que en sus ejecutivas la palabra derrota va ganando peso conforme nos acercamos a la cita electoral de mayo.
Asediados y acorralados por la Fiscalía, enfrentandos en sectores duros y blandos, entre candidatos y aspirantes, con un discurso que según pasan los días se difumina ante los despropósitos urbanísticos, sin rumbo y sin un proyecto creíble que ilusione, los populares saben ya por encuestas que manejan que Valcárcel, si es que puede llegar a presentarse (no lo tengo del todo claro), no repetirá como presidente; ya nadie se cree a este fariseo que en 12 años ha sido incapaz de traer a la Región un solo proyecto de los que prometió en su discurso de investidura en 1995.
Un nuevo partido de centro, de corte regionalista, liberal en lo económico pero con pinceladas progresistas, que apuesta por la provincialidad de Cartagena, el UDeRM del prestigioso abogado Diego de Ramón es lo último que le faltaba a Valcárcel, ahora ya seguro de no poder salir victorioso frente al discurso fresco de Saura y la honestidad con mayúsculas de un De Ramón que aspira a recoger el voto de aquellos decepcionados con el PP murciano, cansados de tanta corrupción y tanto caciquismo mediático.
Los próximos meses se presentan interesantísimos, prepárense. La Región de Murcia será una fortaleza popular que caerá con todo el peso de la ley y con el consiguiente despertar de una sociedad civil hasta ahora hipnotizada por las consignas manipuladoras de los Ruiz Vivo y compañía. El trasvase del Ebro como frame mental que da votos está siendo arrinconado por el Murcia no se Vende. El PP aguanta a la desesperada herido de muerte. A buen seguro que nos vamos a divertir.
http://lasombradeaznar.blogspot.com
Que dios nos pille confesamos si dependemos de las comprobaciones de este aprendiz de gañán y de sus rigores políticos. ¿Por qué esta actitud tan complaciente con la corrupción? ¿Por qué ese miedo a sus propios alcaldes? Dicen las malas lenguas que Ramón Luis está atado de manos y pies pues en sus ayuntamientos conocen las supuestas tropelías urbanísticas cometidas por su gobierno regional. Cesar un alcalde apegado a su sillón podría significar que a éste le diese por "cantar" de lo lindo.
Dicen los rumores que por estas y otras razones que no diremos el PP está al borde de la quiebra política, a la que sucederá con toda probabilidad una quiebra social y electoral. Ya se pueden ver síntomas de que incluso en la sede de Génova tratan de tomar distancia por lo que se pueda avecinar. A estas alturas quienes nos movemos en ámbitos restringidos de información y conocemos indirectamente las cocinas de los partidosm sabemos que el Partido Popular no ganará las elecciones en la Región de Murcia y que en sus ejecutivas la palabra derrota va ganando peso conforme nos acercamos a la cita electoral de mayo.
Asediados y acorralados por la Fiscalía, enfrentandos en sectores duros y blandos, entre candidatos y aspirantes, con un discurso que según pasan los días se difumina ante los despropósitos urbanísticos, sin rumbo y sin un proyecto creíble que ilusione, los populares saben ya por encuestas que manejan que Valcárcel, si es que puede llegar a presentarse (no lo tengo del todo claro), no repetirá como presidente; ya nadie se cree a este fariseo que en 12 años ha sido incapaz de traer a la Región un solo proyecto de los que prometió en su discurso de investidura en 1995.
Un nuevo partido de centro, de corte regionalista, liberal en lo económico pero con pinceladas progresistas, que apuesta por la provincialidad de Cartagena, el UDeRM del prestigioso abogado Diego de Ramón es lo último que le faltaba a Valcárcel, ahora ya seguro de no poder salir victorioso frente al discurso fresco de Saura y la honestidad con mayúsculas de un De Ramón que aspira a recoger el voto de aquellos decepcionados con el PP murciano, cansados de tanta corrupción y tanto caciquismo mediático.
Los próximos meses se presentan interesantísimos, prepárense. La Región de Murcia será una fortaleza popular que caerá con todo el peso de la ley y con el consiguiente despertar de una sociedad civil hasta ahora hipnotizada por las consignas manipuladoras de los Ruiz Vivo y compañía. El trasvase del Ebro como frame mental que da votos está siendo arrinconado por el Murcia no se Vende. El PP aguanta a la desesperada herido de muerte. A buen seguro que nos vamos a divertir.
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