El presidente Valcárcel aboga ahora, a la desesperada ante su fallida estrategia hidráulica desafiante y abandonado por propios de su partido y extraños del resto de regiones españolas, por nacionalizar el agua para acabar con las discrepancias surgidas entre las Autonomías sobre las competencias compartidas para su gestión.
Con este lamento hídrico, que aquí no interesa (Madrid piensa que es ella quien necesita el agua del Tajo para asegurar su desarrollo), sigue, indefectiblemente, haciendo el ridículo con sus ocurrencias sin que nadie cercano lo aperciba para que cambie el disco.
Y hoy lo hizo delante de destacados dirigentes del PP, como su secretario general, Ángel Acebes, el ex presidente de la Xunta de Galicia, ex ministro franquista y senador, Manuel Fraga, el portavoz en el Senado, Pío García Escudero, el ex ministro de Defensa, el cartagenero Federico Trillo, o el ex ministro de Fomento, Rafael Arias Salgado.También por cortesía soportó estoicamente esta especie de perorata panocha, la presidenta derechista de la Comunidad Autónoma de Madrid, Esperanza Aguirre y Gil de Biedma. Y los resignados empresarios murcianos bien afincados en Madrid, José Manuel Martínez, presidente de MAPFRE, Luis del Rivero presidente de "Sacyr", y Eugenio Galdón, presidente de ONO, los tres hartos de oirle decir siempre lo mismo a Valcárcel.
Este es el principal mensaje presidencial tras el fiasco del "Agua para todos" caído en desgracia a manos de la más afortunada idea de "Murcia no se vende". Hoy no ha sabido decir otra cosa en una forzada comparencia pública en Madrid en día tan poco propicio para ello como un lunes de invierno y además en febrero.
Eso demuestra su desconocimiento del medio urbano capitalino, tal como también se evidenció hace pocas fechas en la cena-atraco organizada en plena cuesta de enero por la empresa editora del periódico "El Mundo" para sacarle dinero el vivo de P.J. Ramírez a la Comunidad Autónoma, vía "Caja Murcia", conociendo por viejos amigos murcianos la talla de boina que calzan los huertanos rectores muleños de la primera y cierto alto ejecutivo lorquino de la segunda.
Culpando de todos sus males políticos actuales a la Oposición y a los fiscales independientes de Madrid y Murcia, en definitiva a todos los que él mismo viene calificando en público de "rojos y comunistas" en unas últimas semanas de torpe acción política por el nerviosismo que le invade (él mejor que nadie sabrá por qué), Valcárcel enfila la recta final de su mandato con un patético sobresfuerzo para tratar de convencer ahora, en los tres meses efectivos que quedan de legislatura autonómica, de que él no es el problema y de que se merece seguir cuatro años más, hasta los dieciséis. Pero en algunos momentos, es verdad, rozó el límite de la sandez ante Antonio Garrigues y Florentino Pérez.
Su opinión sobre la necesidad o no de la provincia de Cartagena ("no hay un sentimiento generalizado"), es tan solo un ejemplo demostrativo, denota su miopía política y falta de imaginación para liderar cualquier cosa pero mucho menos una región sin auténtico proyecto posible hoy, que no el suyo quimérico, y de muy dudoso futuro por la pérdida de tiempo que ha supuesto su nefasta gestión por ignorancia supina y equipos de tercera división acompañándole en San Esteban.
En una conferencia-coloquio celebrada a los postres de un almuerzo en el Casino de Madrid, organizada por el grupo mediático vasco "Vocento", Valcárcel ha vuelto hoy a desgranar tópicos y a aburrir a una selecta audiencia con lugares comunes sobre la Región de Murcia, después de casi doce años en el cargo y con un balance nulo sin ningún género de duda.
Alguien debiera pedirle ya explicaciones políticas por seguir machacando la proverbial idea de Murcia y los murcianos por España y Europa, al destilar una imagen de percepción tan cateta, casposa y de gentes tan simples y vulgares, que no se corresponde para nada con una realidad global de nobleza.
Daba verdadera pena, amén de vergüenza ajena, verlo esforzarse, como un actor acabado, en recitar, sin ningún atisbo de convecimiento, una serie de verdades relativas, obviedades y una buena sarta de mentiras convenidas previamente con la reducida pirámide de intereses que todavía lo sustenta, muy a la desesperada, ante el avance creciente de los verdaderos demócratas para la regeneración y renovación de la vida pública murciana a partir del próximo mes de julio.Entre los presentes, también augustos personajes del residual gobierno franquista de Arias Navarro (no lo contará la prensa local hipotecada), como los ex ministros Juan Miguel Villar Mir y Carlos Pérez de Bricio; el primero llegó en 1975 a ser vicepresidente económico y el segundo titular de Industria.
Rodeado de fieles, guiñolistas, paniaguados, caraduras y pelotas de ocasión venidos desde Murcia y Lorca, y pícaros desde Cartagena y otros confines, este político noqueado, desprestigiado y ahora bajo una objetiva sospecha de corrupción desde la organizada y muy movilizada sociedad civil, pronto se ha dado cuenta de que el tongo orquestado en la sombra por "Caja Murcia" no resultaba para nada atractivo entre los comensales invitados a buen precio el cubierto. Aburrió enseguida a todo quisque.
El presidente se limitó entonces, sin mucho entusiasmo, a aligerar la lectura de los ocho folios de un verdadero "rollo" que le habían preparado en San Esteban y otras instancias, supuestamente profesionales, para predicar lo imposible por inalcanzable, ante audiencia madrileña afín pero que ya lo conoce y recuerda de otras veces anteriores por las especiales características de su nivel intelectual y político.
Aunque, precisamente él que está siempre a la orden ("las cajas de ahorros deben estar al margen de los políticos. No me gusta que sean moneda de cambio; ni que estén a merced del político de turno"), se mostró contrario a que la política interfiera en las cajas de ahorro, el presidente consideró que tienen que ser las CC.AA las que tomen las decisiones. "Lo que tiene sentido es que, si es inevitable que las cajas de ahorro al final estén un poco al vaivén en la parte que corresponda a la política, seamos los presidentes de las autonomías los que tomemos las decisiones sobre las cajas de ahorro", dijo Valcárcel en un claro insulto a la inteligencia de algunos ciudadanos más avisados en el preocupante tema específico de "Caja Murcia".
Valcárcel criticó que Zapatero no haya visitado todavía Murcia a pesar de haberse comprometido a ello varias veces. Reprochó al presidente del Gobierno que hable de ´Alianza de Civilizaciones´ cuando "hay problemas que resolver" dentro de sus fronteras, "como es la escasez de agua en zonas como Murcia".(Esto en Valcárcel resulta chocante escucharlo cuando él ha visitado durante sus tres mandatos, y total para nada, más veces los lejanos Estados Unidos que las cercanas Barranda, Raspay, Barinas o Almendricos).
El presidente abogó, en definitiva, por mantener la política del agua en manos del Gobierno central e impedir que las Comunidades Autónomas puedan tener capacidad de decisión en este ámbito. Nadie decisivo para ello, ni siquiera de su propio partido en este momento, acudió a escucharle a este puro acto propagandístico-electoralista, con uso de nativos figurantes, de estómago agradecido, como clac para esta ocasión.Sí estaban algunas "promesas" del PP, como Ana Pastor, Gabriel Elorriaga y el diputado murciano Martínez Pujalte, junto a colegas como Garre y Ayala, y los consejeros De la Cierva, Rubio, García y Ruiz Vivo.
Valcárcel explicó que la centralización de la política hidráulica es un principio recogido en la Constitución, de modo que, añadió, "sólo hay que acatar la Carta Magna para evitar que las comunidades autónomas puedan ofrecer gestiones propias del agua".
Preguntado luego de su intervención leída por esa posibilidad, la de gestión política centralizada por el Gobierno del Estado, el presidente murciano recordó que las Comunidades Autónomas ya tienen voz en las confederaciones hidrográficas, pero no voto, y por tanto, no pueden determinar si se lleva a cabo un trasvase de un río a otro.
A su juicio, adoptar una medida así "no corresponde a las Autonomías".
Asimismo, Valcárcel expresó su deseo de que las Cortes Generales "tumben" literalmente aquellas reformas estatutarias que reservan a la Comunidad Autónoma correspondiente la gestión del agua.
El gobierno murciano, de hecho, ha anunciado que presentará un recurso en este sentido contra la propuesta de nuevo Estatuto de Castilla-La Mancha ya aprobado en sus Cortes autonómicas.
Valcárcel, respecto al supuesto de que el Gobierno nacionalice el agua, opinó que no es un extremo "nuevo", aunque matizó que sería muy distinto que intente "fiscalizar cualquier posibilidad del uso del agua", ya que entonces habrá dificultades desde la empresa privada y desde las propias Comunidades Autónomas.
La diferente forma con la que éstas abordan la política hidráulica en sus reformas estatutarias no ha suscitado desavenencias en el seno del PP, que para Valcárcel, en un acto de cinismo e hipocresía, dijo es un partido "unido y sólido".
Por esta razón, eludió "perder el tiempo" sobre hipotéticas disensiones entre los populares de Aragón, Murcia o Castilla-La Mancha.
Lo que importa en este aspecto, afirmó Valcárcel, es "anteponer el interés de España por encima de los intereses autonómicos".
Después de decir sin empacho alguno estas tres últimas mentiras, que ni él mismo se las cree, redondeó con la más gorda de todas: "el proyecto de construir un aeropuerto en la Región, que en la anterior legislatura estaba ya encaminado, se guardó en un "cajón" al producirse el cambio político en el Gobierno central, si bien ahora, gracias al "coraje" del gabinete murciano, se ha convertido en "realidad inminente" lo de Corvera".
La retórica hueca de un Valcárcel falso converso ambiental, ya demasiado conocido por no decir nunca nada con sustancia, dió de sí perlas como las siguientes, increíbles en boca de quien lleva casi doce años sin saber por dónde tirar y que todavía se mueve en la anécdota de los grandes principios y pronunciamientos solemnes sin fuero, y en la prueba del algodón de conjugar mucho más el incierto futuro imperfecto que el más concreto y palpable participio pasado:
"... dar cuenta esta tarde del presente de Murcia es ya –y sobre todo- darles cuenta también del futuro de mi región, de los planes y proyectos de una Comunidad innovadora, abierta a Europa con firme decisión, comprometida con sus ciudadanos y con una España política y socialmente cohesionada, económicamente solidaria, medioambientalmente sostenible y culturalmente plural..."
"...crecer, y crecer responsablemente, significa planificar y dirigir todo crecimiento a la cohesión social. Si algo especifica al extraordinario crecimiento de la Región de Murcia, es que se trata de un crecimiento pensado, planeado, proyectado, y que tiene como destinatarios a todos los murcianos..."
"...Murcia crece solidariamente, Murcia ha democratizado el bienestar, y lo seguirá haciendo en el futuro gracias al Plan que define cuatro grandes objetivos:
- El crecimiento de los complejos productivos prioritarios de la Región, y en consecuencia, el crecimiento en todos ellos del empleo de calidad.
- El aumento de la competitividad y de la productividad.
- La sostenibilidad territorial y ambiental.
- Y la cohesión social..."
"El Arco Mediterráneo no es sólo la suma de las regiones que lo integran, sino una de las vertientes europeas con mayor posibilidad de desarrollo en su conjunto, hasta el extremo de ser considerado como la segunda Gran Dorsal Europea".
"Contamos con la confianza de los empresarios y confiamos en ellos para la creación de empleo de calidad. Un empleo basado en la formación y con el que es posible seguir potenciando una economía y una sociedad basadas en el conocimiento".
"El segundo de los grandes objetivos que nos hemos propuesto es el aumento de la competitividad y la productividad mediante la mejora de las estructuras de fomento de la I+D+i, el impulso a los proyectos de esta naturaleza y el fortalecimiento de los partenariados público-privados de investigación, desde el fomento de la Sociedad de la Información y el desarrollo de una oferta diversa de servicios de apoyo a las empresas que ayuden a incorporar la innovación en su actividad".
"El tercero de los objetivos planteados, es el referido a la Sostenibilidad territorial y ambiental. Es éste un aspecto que mi Gobierno ha decidido convertir en el pilar básico de las actuaciones emprendidas en cualquier campo. Sabemos que es preciso conservar y apostar por el Medio Ambiente. Como sabemos que ello no es incompatible con el desarrollo, con el progreso de la Región".
"Murcia planifica sus objetivos a medio plazo, y además, los cumple".
"La reciente creación del Parque Tecnológico y el futuro Parque Científico de Murcia han de ser determinantes para ese crecimiento de nuestra tierra, dando cabida a las iniciativas empresariales que lo posibiliten y, asimismo, colaborando en el desarrollo de estas industrias..."
"nuestro objetivo no puede ser otro (...) que llevar todo ello a la práctica desde la responsabilidad medioambiental, que no es otra cosa que el sentido común, que nos ha llevado a definir parámetros de control y fiscalización sin parangón en España".
"La sostenibilidad del crecimiento no es para nosotros sólo un objetivo, sino una actitud, puesto que sin desarrollo y sin sostenibilidad no habrá futuro".
"Deseo finalizar mi intervención reiterando ante ustedes mi convicción de que el futuro no se logra hipotecando el presente..."
"La peor sequía no es la del agua sino la de las ideas, y lo dice el presidente de Murcia".
Deprimente, sencillamente deprimente y vergonzoso. La Región de Murcia no lo merece.
(En la foto de Alex, el Casino de Madrid, y en la de ABC, Valcárcel en su alocución)
Con este lamento hídrico, que aquí no interesa (Madrid piensa que es ella quien necesita el agua del Tajo para asegurar su desarrollo), sigue, indefectiblemente, haciendo el ridículo con sus ocurrencias sin que nadie cercano lo aperciba para que cambie el disco.
Y hoy lo hizo delante de destacados dirigentes del PP, como su secretario general, Ángel Acebes, el ex presidente de la Xunta de Galicia, ex ministro franquista y senador, Manuel Fraga, el portavoz en el Senado, Pío García Escudero, el ex ministro de Defensa, el cartagenero Federico Trillo, o el ex ministro de Fomento, Rafael Arias Salgado.También por cortesía soportó estoicamente esta especie de perorata panocha, la presidenta derechista de la Comunidad Autónoma de Madrid, Esperanza Aguirre y Gil de Biedma. Y los resignados empresarios murcianos bien afincados en Madrid, José Manuel Martínez, presidente de MAPFRE, Luis del Rivero presidente de "Sacyr", y Eugenio Galdón, presidente de ONO, los tres hartos de oirle decir siempre lo mismo a Valcárcel.
Este es el principal mensaje presidencial tras el fiasco del "Agua para todos" caído en desgracia a manos de la más afortunada idea de "Murcia no se vende". Hoy no ha sabido decir otra cosa en una forzada comparencia pública en Madrid en día tan poco propicio para ello como un lunes de invierno y además en febrero.
Eso demuestra su desconocimiento del medio urbano capitalino, tal como también se evidenció hace pocas fechas en la cena-atraco organizada en plena cuesta de enero por la empresa editora del periódico "El Mundo" para sacarle dinero el vivo de P.J. Ramírez a la Comunidad Autónoma, vía "Caja Murcia", conociendo por viejos amigos murcianos la talla de boina que calzan los huertanos rectores muleños de la primera y cierto alto ejecutivo lorquino de la segunda.
Culpando de todos sus males políticos actuales a la Oposición y a los fiscales independientes de Madrid y Murcia, en definitiva a todos los que él mismo viene calificando en público de "rojos y comunistas" en unas últimas semanas de torpe acción política por el nerviosismo que le invade (él mejor que nadie sabrá por qué), Valcárcel enfila la recta final de su mandato con un patético sobresfuerzo para tratar de convencer ahora, en los tres meses efectivos que quedan de legislatura autonómica, de que él no es el problema y de que se merece seguir cuatro años más, hasta los dieciséis. Pero en algunos momentos, es verdad, rozó el límite de la sandez ante Antonio Garrigues y Florentino Pérez.
Su opinión sobre la necesidad o no de la provincia de Cartagena ("no hay un sentimiento generalizado"), es tan solo un ejemplo demostrativo, denota su miopía política y falta de imaginación para liderar cualquier cosa pero mucho menos una región sin auténtico proyecto posible hoy, que no el suyo quimérico, y de muy dudoso futuro por la pérdida de tiempo que ha supuesto su nefasta gestión por ignorancia supina y equipos de tercera división acompañándole en San Esteban.
En una conferencia-coloquio celebrada a los postres de un almuerzo en el Casino de Madrid, organizada por el grupo mediático vasco "Vocento", Valcárcel ha vuelto hoy a desgranar tópicos y a aburrir a una selecta audiencia con lugares comunes sobre la Región de Murcia, después de casi doce años en el cargo y con un balance nulo sin ningún género de duda.
Alguien debiera pedirle ya explicaciones políticas por seguir machacando la proverbial idea de Murcia y los murcianos por España y Europa, al destilar una imagen de percepción tan cateta, casposa y de gentes tan simples y vulgares, que no se corresponde para nada con una realidad global de nobleza.
Daba verdadera pena, amén de vergüenza ajena, verlo esforzarse, como un actor acabado, en recitar, sin ningún atisbo de convecimiento, una serie de verdades relativas, obviedades y una buena sarta de mentiras convenidas previamente con la reducida pirámide de intereses que todavía lo sustenta, muy a la desesperada, ante el avance creciente de los verdaderos demócratas para la regeneración y renovación de la vida pública murciana a partir del próximo mes de julio.Entre los presentes, también augustos personajes del residual gobierno franquista de Arias Navarro (no lo contará la prensa local hipotecada), como los ex ministros Juan Miguel Villar Mir y Carlos Pérez de Bricio; el primero llegó en 1975 a ser vicepresidente económico y el segundo titular de Industria.
Rodeado de fieles, guiñolistas, paniaguados, caraduras y pelotas de ocasión venidos desde Murcia y Lorca, y pícaros desde Cartagena y otros confines, este político noqueado, desprestigiado y ahora bajo una objetiva sospecha de corrupción desde la organizada y muy movilizada sociedad civil, pronto se ha dado cuenta de que el tongo orquestado en la sombra por "Caja Murcia" no resultaba para nada atractivo entre los comensales invitados a buen precio el cubierto. Aburrió enseguida a todo quisque.
El presidente se limitó entonces, sin mucho entusiasmo, a aligerar la lectura de los ocho folios de un verdadero "rollo" que le habían preparado en San Esteban y otras instancias, supuestamente profesionales, para predicar lo imposible por inalcanzable, ante audiencia madrileña afín pero que ya lo conoce y recuerda de otras veces anteriores por las especiales características de su nivel intelectual y político.
Aunque, precisamente él que está siempre a la orden ("las cajas de ahorros deben estar al margen de los políticos. No me gusta que sean moneda de cambio; ni que estén a merced del político de turno"), se mostró contrario a que la política interfiera en las cajas de ahorro, el presidente consideró que tienen que ser las CC.AA las que tomen las decisiones. "Lo que tiene sentido es que, si es inevitable que las cajas de ahorro al final estén un poco al vaivén en la parte que corresponda a la política, seamos los presidentes de las autonomías los que tomemos las decisiones sobre las cajas de ahorro", dijo Valcárcel en un claro insulto a la inteligencia de algunos ciudadanos más avisados en el preocupante tema específico de "Caja Murcia".
Valcárcel criticó que Zapatero no haya visitado todavía Murcia a pesar de haberse comprometido a ello varias veces. Reprochó al presidente del Gobierno que hable de ´Alianza de Civilizaciones´ cuando "hay problemas que resolver" dentro de sus fronteras, "como es la escasez de agua en zonas como Murcia".(Esto en Valcárcel resulta chocante escucharlo cuando él ha visitado durante sus tres mandatos, y total para nada, más veces los lejanos Estados Unidos que las cercanas Barranda, Raspay, Barinas o Almendricos).
El presidente abogó, en definitiva, por mantener la política del agua en manos del Gobierno central e impedir que las Comunidades Autónomas puedan tener capacidad de decisión en este ámbito. Nadie decisivo para ello, ni siquiera de su propio partido en este momento, acudió a escucharle a este puro acto propagandístico-electoralista, con uso de nativos figurantes, de estómago agradecido, como clac para esta ocasión.Sí estaban algunas "promesas" del PP, como Ana Pastor, Gabriel Elorriaga y el diputado murciano Martínez Pujalte, junto a colegas como Garre y Ayala, y los consejeros De la Cierva, Rubio, García y Ruiz Vivo.
Valcárcel explicó que la centralización de la política hidráulica es un principio recogido en la Constitución, de modo que, añadió, "sólo hay que acatar la Carta Magna para evitar que las comunidades autónomas puedan ofrecer gestiones propias del agua".
Preguntado luego de su intervención leída por esa posibilidad, la de gestión política centralizada por el Gobierno del Estado, el presidente murciano recordó que las Comunidades Autónomas ya tienen voz en las confederaciones hidrográficas, pero no voto, y por tanto, no pueden determinar si se lleva a cabo un trasvase de un río a otro.
A su juicio, adoptar una medida así "no corresponde a las Autonomías".
Asimismo, Valcárcel expresó su deseo de que las Cortes Generales "tumben" literalmente aquellas reformas estatutarias que reservan a la Comunidad Autónoma correspondiente la gestión del agua.
El gobierno murciano, de hecho, ha anunciado que presentará un recurso en este sentido contra la propuesta de nuevo Estatuto de Castilla-La Mancha ya aprobado en sus Cortes autonómicas.
Valcárcel, respecto al supuesto de que el Gobierno nacionalice el agua, opinó que no es un extremo "nuevo", aunque matizó que sería muy distinto que intente "fiscalizar cualquier posibilidad del uso del agua", ya que entonces habrá dificultades desde la empresa privada y desde las propias Comunidades Autónomas.
La diferente forma con la que éstas abordan la política hidráulica en sus reformas estatutarias no ha suscitado desavenencias en el seno del PP, que para Valcárcel, en un acto de cinismo e hipocresía, dijo es un partido "unido y sólido".
Por esta razón, eludió "perder el tiempo" sobre hipotéticas disensiones entre los populares de Aragón, Murcia o Castilla-La Mancha.
Lo que importa en este aspecto, afirmó Valcárcel, es "anteponer el interés de España por encima de los intereses autonómicos".
Después de decir sin empacho alguno estas tres últimas mentiras, que ni él mismo se las cree, redondeó con la más gorda de todas: "el proyecto de construir un aeropuerto en la Región, que en la anterior legislatura estaba ya encaminado, se guardó en un "cajón" al producirse el cambio político en el Gobierno central, si bien ahora, gracias al "coraje" del gabinete murciano, se ha convertido en "realidad inminente" lo de Corvera".
La retórica hueca de un Valcárcel falso converso ambiental, ya demasiado conocido por no decir nunca nada con sustancia, dió de sí perlas como las siguientes, increíbles en boca de quien lleva casi doce años sin saber por dónde tirar y que todavía se mueve en la anécdota de los grandes principios y pronunciamientos solemnes sin fuero, y en la prueba del algodón de conjugar mucho más el incierto futuro imperfecto que el más concreto y palpable participio pasado:
"... dar cuenta esta tarde del presente de Murcia es ya –y sobre todo- darles cuenta también del futuro de mi región, de los planes y proyectos de una Comunidad innovadora, abierta a Europa con firme decisión, comprometida con sus ciudadanos y con una España política y socialmente cohesionada, económicamente solidaria, medioambientalmente sostenible y culturalmente plural..."
"...crecer, y crecer responsablemente, significa planificar y dirigir todo crecimiento a la cohesión social. Si algo especifica al extraordinario crecimiento de la Región de Murcia, es que se trata de un crecimiento pensado, planeado, proyectado, y que tiene como destinatarios a todos los murcianos..."
"...Murcia crece solidariamente, Murcia ha democratizado el bienestar, y lo seguirá haciendo en el futuro gracias al Plan que define cuatro grandes objetivos:
- El crecimiento de los complejos productivos prioritarios de la Región, y en consecuencia, el crecimiento en todos ellos del empleo de calidad.
- El aumento de la competitividad y de la productividad.
- La sostenibilidad territorial y ambiental.
- Y la cohesión social..."
"El Arco Mediterráneo no es sólo la suma de las regiones que lo integran, sino una de las vertientes europeas con mayor posibilidad de desarrollo en su conjunto, hasta el extremo de ser considerado como la segunda Gran Dorsal Europea".
"Contamos con la confianza de los empresarios y confiamos en ellos para la creación de empleo de calidad. Un empleo basado en la formación y con el que es posible seguir potenciando una economía y una sociedad basadas en el conocimiento".
"El segundo de los grandes objetivos que nos hemos propuesto es el aumento de la competitividad y la productividad mediante la mejora de las estructuras de fomento de la I+D+i, el impulso a los proyectos de esta naturaleza y el fortalecimiento de los partenariados público-privados de investigación, desde el fomento de la Sociedad de la Información y el desarrollo de una oferta diversa de servicios de apoyo a las empresas que ayuden a incorporar la innovación en su actividad".
"El tercero de los objetivos planteados, es el referido a la Sostenibilidad territorial y ambiental. Es éste un aspecto que mi Gobierno ha decidido convertir en el pilar básico de las actuaciones emprendidas en cualquier campo. Sabemos que es preciso conservar y apostar por el Medio Ambiente. Como sabemos que ello no es incompatible con el desarrollo, con el progreso de la Región".
"Murcia planifica sus objetivos a medio plazo, y además, los cumple".
"La reciente creación del Parque Tecnológico y el futuro Parque Científico de Murcia han de ser determinantes para ese crecimiento de nuestra tierra, dando cabida a las iniciativas empresariales que lo posibiliten y, asimismo, colaborando en el desarrollo de estas industrias..."
"nuestro objetivo no puede ser otro (...) que llevar todo ello a la práctica desde la responsabilidad medioambiental, que no es otra cosa que el sentido común, que nos ha llevado a definir parámetros de control y fiscalización sin parangón en España".
"La sostenibilidad del crecimiento no es para nosotros sólo un objetivo, sino una actitud, puesto que sin desarrollo y sin sostenibilidad no habrá futuro".
"Deseo finalizar mi intervención reiterando ante ustedes mi convicción de que el futuro no se logra hipotecando el presente..."
"La peor sequía no es la del agua sino la de las ideas, y lo dice el presidente de Murcia".
Deprimente, sencillamente deprimente y vergonzoso. La Región de Murcia no lo merece.
(En la foto de Alex, el Casino de Madrid, y en la de ABC, Valcárcel en su alocución)