martes, 26 de septiembre de 2006

¿Quién es el verdadero dueño de la UCAM?


A un paso del comienzo del curso 2006-2007, los insistentes rumores sobre la, todo parece indicar, comprometida situación financiera de la UCAM son muy preocupantes. Con cuatro períodos lectivos consecutivos conociendo disminución de alumnos, su pasivo se estima desde dentro en unos 4.000 millones de pesetas, contraídos fundamentalmente con la CAM, Caja Murcia y Caja Madrid, mientras el patrimonio conjunto de su presidente, y del único hermano de éste, también se evalúa por los empleados más críticos con tan peculiar gestión económica, en unos 15.000 millones de pesetas en activos de la mercantil que utilizan ambos y, en menor medida la Fundación “San Antonio”, para adquirir a crédito los medios materiales que hacen funcionar este centro desde 1997.

Con las oportunas recalificaciones urbanísticas pendientes de una parte de los terrenos militares en pública subasta adquiridos en Cartagena para teóricas ampliaciones universitarias, esa cifra puede llegar a los 30.000 millones de pesetas en pocos años. ¿Estaríamos, en ese caso, ante un presunto delito de tráfico de influencias ante la alcaldesa Pilar Barreiro y el ex ministro de Defensa, Federico Trillo, al utilizar el señuelo de la UCAM (que no su personalidad jurídica) para unos negocios especulativos? En la Fiscalía murciana hay quienes piensan que sí y, ante una denuncia al respecto, ésta se pondría en marcha y requeriría información a la Agencia Tributaria. Pero esa parece la única forma que ahora tienen los Mendoza de enjugar la deuda que se va acumulando por la prodigalidad del fundador y así poder pagar todo lo que se debe. El único aval de las matrículas, ya no parece suficiente para obtener más créditos.

Pero, ¿para qué quiere José Luis Mendoza tanto dinero? Para alcanzar el poder económico que necesita y conseguir así sus más que ambiciosos objetivos, dicen quienes le conocen de tiempo. No estaríamos, pues, ante un hombre materialista ni codicioso de bienes terrenales lujosos sino ante un visionario hasta sobrio de más en su vida particular y diaria. Ni siquiera desea asegurar el futuro material de sus 14 hijos sino que expresa como destino de su herencia póstuma el óbolo de San Pedro. Ante eso, se comenta que Argüello y los “kikos” desconfían bastante de él por todo lo que pudiera estar en juego en esa fecha.

Pero mientras tanto Mendoza va cimentando su futuro como santo repartiendo dinero del cajón de la UCAM a parroquias, cofradías, hermandades, nunciaturas, cardenales, arzobispos y clérigos, necesitados o complacientes, amén de la organización de forzados o interesados congresos, jornadas, eventos, y de patrocinios y mecenazgos de ocasión como en la última visita a España de Juan Pablo II. La rehabilitación del Monasterio de los Jerónimos le ha costado 1.000 millones de pesetas cuando ya no basta con el importe de las matrículas para pagar toda la nómina anual. En algún caso se ha recurrido a la donación de la fortuna de algún anciano moribundo para poder salir del apuro a partir del mes de abril. En otros, se desconoce cómo se ha hecho frente a las obligaciones ordinarias de pago ante el plante de la CAM y Caja Murcia. Gracias al cardenal de Toledo, monseñor Cañizares, el gran protector de Mendoza, se pudo recurrir en su día de urgencia a Caja Madrid. Ante el “primum vívere”, de dinero para investigación, más bien nada de nada. “La UCAM soy yo”, repite y se lo cree.

¿Corre entonces algún peligro inmediato la UCAM? No lo parece ni es muy serio a la vista de lo anterior. El problema está en la calidad de enseñanza alcanzada y el riesgo de perderla en un solo curso y volver a tener más alumnos de fuera de la Región que de Murcia. Eso parece no importarle a Mendoza. Una quincena de doctores la han abandonado en los últimos tres meses y un grupo de significativos profesores han sido despedidos para aumentar la carga docente de los que, de momento, se han quedado. Otros han planteado en los juzgados de lo Social, procedimientos por acoso moral o despido improcedente. Ahí estamos sin un rechistar de los padres de alumnos, que todavía no perciben bien sobre sus intereses los efectos no deseados de esta crisis de concepto docente. La UCAM no será nunca así la “Navarra del sur”. De sus cuestionados doctorados, parece mejor no hablar.

El recurso humano de más calidad, dicen empleados críticos, está diezmado como consecuencia de esa reciente crisis por las acusaciones paranoicas contra profesores miembros del Opus Dei, ante la pasividad del enigmático rector Montoro y el silencio doloso del obispo Reig Pla, en cuyo nombre, y por su orden, el presidente dice hacer la purga entre empleados sospechosos, acusados de infiltración para hacerse con la UCAM tras arrebatar teóricamente su control “de facto” a Mendoza. Hay quien dice que Reig consiente porque la Universidad y sus terrenos son materialmente de ambos hermanos cartageneros aunque de origen valenciano.

El presidente de la Fundación “San Antonio” supuestamente no distingue bien entre su bolsillo y la caja de la UCAM (abierta en 1997 con 200 millones de pesetas, suyos y de su hermano Vicente), sostienen sus críticos. Si bien no quiere más riqueza que la necesaria para tener, sin serlo, el poder de un cardenal y así rebasar en el Vaticano al fundador del Movimiento Neocatecumenal, Kiko Argüello, y al prelado del Opus Dei, monseñor Echevarria, su método es, al parecer, la compra de voluntades y conciencias con dinero, al decir de sus próximos.

Pese a que su capacidad de comprensión es muy limitada para casi todo, su modelo de universidad católica es el del CEU, y de ahí que ahora lo dirija todo en la UCAM, pese a su dispersión mental habitual, y puesto que considera a Montoro (un rector sin esas funciones) otro presunto traidor al estar en su mente que se debe a disciplinas exteriores y ajenas por hostiles. Pero el día a día de la UCAM, que tampoco entiende, le aburre. Sigue sin saber lo que es una universidad y carga la gestión ordinaria de la empresa sobre su sufrido hermano Vicente. No existe hoy dirección estratégica alguna en el campus de los Jerónimos, donde se imparte la licenciatura de Ciencias del Deporte sin contar con ni una sola instalación deportiva.

Mendoza está seguro, sin embargo, de alcanzar la santidad por lo conseguido con la UCAM. Los obstáculos que encuentra y las críticas, públicas y privadas que sufre, las interpreta en clave de martirio y penitencia necesaria por ser el instrumento para un deseo divino. No oculta, incluso presume de ello, que su obra es una inspiración trascendente tras una comunicación personal con quien lo ha elegido como herramienta de pensamiento y acción. Aunque ahora, tras la grave crisis estival, se muestra más humilde con los demás, sigue queriendo ser el más poderoso de entre los murcianos contemporáneos, catequizando a quienes encuentra a su paso o logra mantener en su órbita. Es su máxima prioridad vital.

En Murcia, gran parte de la clase dirigente (para Mendoza, masones) lo considera con el peligro de un iluminado y piensa que está haciendo el ridículo. Creído ya de su importancia y poder social, acude el primero a las manifestaciones políticas organizadas contra el gobierno socialista de Zapatero por la extrema derecha que hoy representa el PP. Eso no gusta en Roma, como tampoco gusta un Mendoza en manos del milenarista cardenal Cañizares, que le hacer ver masones por todas partes, y le inculca el temor a la proximidad de un castigo bíblico universal, tal que el tsunami del Índico.

Para Mendoza todo son medios utilizados para la mayor gloria de la única autoridad que dice reconocer: Dios Tras hacerse con COPE TV en la Región de Murcia y poner en marcha la agencia de noticias católica “Véritas”, la primera de fuertes deudas con “Retevisión” y la segunda sin aparente mercado de clientes, ahora desea tener un periódico propio tras romper negociaciones con los anteriores editores de “El Faro” y más tarde con el grupo “Intereconomía”, editor del semanario integrista “Alba” y socio de la gestora del canal autonómico murciano “La 7”. En eso está ahora con más ahínco tras su impotencia mediática del pasado verano y tener que recurrir a favores en “La verdad” ante un nuevo curso académico de incierto desarrollo por la desafección de tantos docentes agraviados por su fanatismo trufado de falsos testimonios.

Sus candidatos para dirigir ese anhelado diario son un tal Botías y Ruiz-Vivo, pese a que Valcárcel y Mendoza no mantienen buenas relaciones personales. Su político preferido, ante las fuertes reservas del presidente de la Comunidad Autónoma, es el alcalde Cámara, a quien ha llegado a llevar a Roma, y rector futuro de la UCAM si no se tuercen los últimos designios del fundador. El alcalde de Murcia se ha convertido en un benefactor claro tras cederle por diez años a los esposos Mendoza miles de metros de suelo municipal en torno a la UCAM, sobre los que está prevista una clínica privada universitaria para mayor negocio de quien emula a otros laicos históricos muy despiertos, que alcanzaron el altar haciendo del dinero un medio de santidad más tras justificar el sentido de atesorar tanta riqueza.