Un nuevo partido, regionalista y de centro progresista, podría concurrir a las próximas elecciones autonómicas y municipales para recoger el voto perdido por un PP en trance de quedar muy pronto en testimonio político (ver artículo del director de "ABC" del pasado día 2 de julio) y un PSRM que, en sus primeras decisiones, ya ha demostrado que no es aquí todavía una alternativa madura de poder ni de gobierno, pese a una teórica renovación, que no alcanza a las esencias de la calidad democrática interna mínima exigible y se queda en las formas, el voluntarismo, la declaración de intenciones y una falta de suficiente seriedad, que resta aún mucha credibilidad a todas sus propuestas. La sociedad civil murciana avanzada no termina de confiar en la actual dirección de este partido y busca otras opciones propias de mayor nivel.
El PSRM no ha dejado de ser todavía lo que ha sido durante tanto tiempo, hasta llegar a perjudicar seriamente a esta región, y por eso sigue sacando a pasear a la menor ocasión a sus viejos fantasmas de siempre, como los Albacete Viudes, los Fuentes Zorita, los Miguel Navarro... Necesita una bisagra de control en la Asamblea Regional ante el derrumbe del PP valcarceliano y una IU, no menos fundamenta, para conformar una nueva mayoría de progreso que saque a esta región de la sima de inmundicia en la que está sumida por la irresponsabilidad histórica de unos cuantos, que no todos tienen despacho en el mismo San Esteban.
En ese sentido, y para recoger el voto de los descontentos con la política de clan de Valcárcel, y de un PSOE que no logra superar las hipotecas y lastres de su pasado, la sociedad civil más numerosa, progresista y de centro, ya se mueve intensamente para, a semejanza de las clases medias urbanas de Cataluña, Canarias, Cantabria, Navarra, Andalucía, Baleares, Aragón y Asturias, ofrecer aquí una tercera vía alternativa a dos proyectos regionales, inexistentes y/o agotados, y para evitar unas nuevas mayorías absolutas en España, que de nada sirven ante el Gobierno central de turno, desde su contribución murciana, a la hora de conseguir inversiones estratégicas sostenidas en la Región de Murcia. Lo que, de verdad, vale en las Cortes son los votos propios soberanos, que le falten a una minoría mayoritaria para asegurar su estabilidad en el Gobierno.
Esta nueva formación, parece que Unión Democrática de la Región de Murcia o algo así, es una fuga hacia delante de quienes no se identifican con el pasado de Valcárcel y no tienen confianza en un Saura, prácticamente inédito en cualquier clase de gestión, y, como ha demostrado, en rodaje. En esta etapa de gestación, profesionales, empresarios, funcionarios y docentes son los viveros de sus integrantes. En octubre se celebrará en Murcia su congreso constituyente, y a él vendrán invitados los líderes de todos los partidos regionalistas progresistas que hoy funcionan en nuestro país.
El verano se presenta bastante intenso para sus promotores y, a su vuelta, ofrecerán su programa y sus gestores a través de una página web en Internet. Habrá sorpresas cuando trasciendan algunos nombres de los promotores más comprometidos. El centro-derecha, está claro, abandona a un Valcárcel muy en manos de las mafias, los clanes y las sectas. Y de una conjura de necios, no menos determinante de su estrategia interna. Está dejado a su suerte.
El PSRM no ha dejado de ser todavía lo que ha sido durante tanto tiempo, hasta llegar a perjudicar seriamente a esta región, y por eso sigue sacando a pasear a la menor ocasión a sus viejos fantasmas de siempre, como los Albacete Viudes, los Fuentes Zorita, los Miguel Navarro... Necesita una bisagra de control en la Asamblea Regional ante el derrumbe del PP valcarceliano y una IU, no menos fundamenta, para conformar una nueva mayoría de progreso que saque a esta región de la sima de inmundicia en la que está sumida por la irresponsabilidad histórica de unos cuantos, que no todos tienen despacho en el mismo San Esteban.
En ese sentido, y para recoger el voto de los descontentos con la política de clan de Valcárcel, y de un PSOE que no logra superar las hipotecas y lastres de su pasado, la sociedad civil más numerosa, progresista y de centro, ya se mueve intensamente para, a semejanza de las clases medias urbanas de Cataluña, Canarias, Cantabria, Navarra, Andalucía, Baleares, Aragón y Asturias, ofrecer aquí una tercera vía alternativa a dos proyectos regionales, inexistentes y/o agotados, y para evitar unas nuevas mayorías absolutas en España, que de nada sirven ante el Gobierno central de turno, desde su contribución murciana, a la hora de conseguir inversiones estratégicas sostenidas en la Región de Murcia. Lo que, de verdad, vale en las Cortes son los votos propios soberanos, que le falten a una minoría mayoritaria para asegurar su estabilidad en el Gobierno.
Esta nueva formación, parece que Unión Democrática de la Región de Murcia o algo así, es una fuga hacia delante de quienes no se identifican con el pasado de Valcárcel y no tienen confianza en un Saura, prácticamente inédito en cualquier clase de gestión, y, como ha demostrado, en rodaje. En esta etapa de gestación, profesionales, empresarios, funcionarios y docentes son los viveros de sus integrantes. En octubre se celebrará en Murcia su congreso constituyente, y a él vendrán invitados los líderes de todos los partidos regionalistas progresistas que hoy funcionan en nuestro país.
El verano se presenta bastante intenso para sus promotores y, a su vuelta, ofrecerán su programa y sus gestores a través de una página web en Internet. Habrá sorpresas cuando trasciendan algunos nombres de los promotores más comprometidos. El centro-derecha, está claro, abandona a un Valcárcel muy en manos de las mafias, los clanes y las sectas. Y de una conjura de necios, no menos determinante de su estrategia interna. Está dejado a su suerte.