A través de Riera, conoció Zaplana al intermediario de relaciones públicas, Chema Serrano (un protegido de Adrián Ángel Viudes desde su época municipal), y por concurso de ambos, supuestamente, Carlos Egea vio muy facilitada la expansión de "Caja Murcia" en la Comunidad Valenciana siendo Zaplana presidente de la Generalidad. Una foto publicada en los periódicos de la época, con un Egea más que satisfecho junto a un Zaplana "triunfador", selló públicamente esa alianza de intereses puntuales (que no gustó mucho en su día ni a "Bancaja" ni a la CAM pese a su escasa incidencia final) procurada por amigos comunes. La recompensa vino enseguida para los "facilitadores" en forma de asesorías cultural y de comunicación en la entidad expandida, con retribuciones finales nunca bien conocidas por el público impositor. Ahí se gestó, la más que opaca en su presupuesto, "Semana Grande", susceptible aún de pesquisas por la Fiscalía si procede.
Es a Riera a quien se dirige Zaplana, en plena época socialista, para que le ayude a ganar algún dinero y, según expresa el mismo exministro, comprarse un automóvil "Opel", del modelo "Vectra" con seis vávulas. En ese momento, Zaplana, con despacho abierto de abogado en Benidorm, estaba alejado a la fuerza de la política por sus enfrentamientos con los liberales alicantinos de Segurado, y posterior expulsión bajo sospechas, liderados por el abogado Luis Carlos Amérigo, hoy cónsul de México, y confesaba estar falto de dinero. No ocultaba su necesidad de estar en política para no pasar estrecheces. El único amigo que le ayudó en aquella época (se decía en Benidorm que don Eduardo no sabía redactar ni un contrato, incluso se dudaba, sin fundamento, de que realmente se hubiese licenciado en Derecho tras ir de la Universidad de Alicante a la de Valencia, y viceversa una y otra vez) era el hombre de negocios y promotor inmobiliario alcoyano, Joaquín Domenech, hoy segundo de a bordo en la alicantina "Ciudad de la Luz", quien le mandaba como clientes a todos los jóvenes argelinos que tenían problemas con la Policía, ya que era de su propiedad en aquel momento el local alquilado al Consulado de la República de Argelia en Alicante.
Pero no eran esos los únicos amigos de Zaplana en la Región de Murcia. El conocido abogado democristiano y exdirigente nacional de las Juventudes de UCD, Jaime Sánchez-Vizcaino, hoy flamante secretario del consejo de administración de "Polaris World" y de "Aeropuertos de Murcia", dice la rumorología que gracias a sus buenas relaciones con Carlos Valcárcel, Sánchez Carrillo y Tomás Fuertes, y el alto funcionario de la Comunidad Autónoma, todavía destinado en el INFO, el jurista y hombre de la máxima confianza de Patricio Valverde desde su época en el INFO, Francisco Martínez Ruíz, figuran entre quienes no ocultaban, ni ocultan, para nada una relación estrecha con el entorno del ya presidente de la Generalidad, de donde indirectamente salió más de un buen negocio para otros amigos del también exjoven centrista y jefe del gabinete presidencial, el auditor de cuentas Juan Francisco Sánchez, enseguida relacionado por ellos y otros militantes del PP, con una nueva compañía de seguros de nombre "Metrópolis".
No son tampoco los únicos. El célebre diputado popular murciano Jesús Martínez Pujalte (hermano de su exjefe de gabinete, Antonio Luís Martínez-Pujalte); el alcalde de Murcia y profesor de la UMU, Miguel Ángel Cámara, secretario regional del PP; el catedrático Javier Guillamón, miembro del consejo de administración de la CAM hasta 2007 por insistencia y la intransigencia del exministro, y el exrector de la Universidad de Murcia, José Ballesta, pasan por ser los hombres de Zaplana dentro de sus planes políticos en la Región de Murcia, para colocarlos en la esperada situación de orfandad que va a producir la casi segura marcha de Ramón Luis Valcárcel, después de doce años al frente de la Región, e impedir así el ascenso a San Esteban de su rival interno eterno y paisano, el también exministro Federico Trillo-Figueroa, aspirante a jubilarse en esta periférica "Baviera", que ya desea, a su medida, por fín biprovincial. (ZPI)