La economía regional murciana tiende a empeorar en 2006-07. Su pilar básico, la agricultura de exportación, comienza a tener una seria recesión estructural por la competencia exterior en nuestros tradicionales mercados europeos. No es, obviamente, un problema de falta de agua. La competitividad de Holanda, Marruecos y Argentina es la que, realmente, está acabando con nuestras posibilidades de futuro en producciones de primor y calidad, en el tomate y en el limón. La actual campaña citrícola, la tradicionalmente más rentable en los últimos años, ha sido un desastre en 2005-06. Su Valor AñadidoBruto dentro de la economía murciana fué ya de - 1,65 el año pasado, según la Fundación de las Cajas de Ahorro Confederadas, entre ellas la CAM y Cajamurcia.
Esto explica, en gran parte, el fuerte déficit de la balanza exterior murciana y su tasa de cobertura tan desfavorable desde el año 2000. Murcia no parece preparada para digerir la globalización con unos mercados universales prácticamente abiertos. Todo indica que este año será mucho peor enmedio de un crecimiento del PIBR que tendrá poco que ver con la tasa del + 3,56% alcanzada en 2005, sólo por detrás de Madrid, Andalucía y Cantabria pero por delante de La Rioja (3,39%), Comunidad Valenciana (3,37%) o Cataluña(3,32%). Ese particular escenario nuestro tiende a desaparecer rápidamente ayudado por la vertiginosa alza en el precio del petróleo.
La Construcción, cuyo VAB en 2005 alcanzó el + 6,48%, hasta ocupar el liderato español, también va a sufrir una fuerte desaceleración este año y a provocar un importante desempleo como consecuencia de la contracción generalizada de la demanda de vivienda turística-residencial, tanto en la costa como en el interior, y de la caída en la compra de pisos y viviendas unifamiliares por los precios tan elevados que han alcanzado ante la perspectiva de una subida de los tipos de interés el próximo mes de junio, el recortado poder adquisitivo de los murcianos como consecuencia de la inflación más alta de España y, finalmente, una menor capacidad de endeudamiento ante una precariedad laboral que no remite en nuestra región.
El principal componente del encarecimiento de la vivienda entre nosotros es el precio del suelo urbanizable y la especulación en busca de altos beneficios de las empresas promotoras; los materiales de construcción y la mano de obra, apenas han experimentado alzas notables en 2005. Un 25,6% de la mano de obra murciana ocupada (unas 200.000 personas) estaba en este sector, sin contar el empleo inducido ni los trabajadores ilegales. El impacto de la recesión sectorial puede llegar a ser brutal, hasta afectar seriamente al empleo de la población inmigrante.
Una de las reacciones de algunos promotores murcianos ante coyuntura tan adversa, por lo menos hasta el año 2010, y la resistencia de un sector muy concienciado de la sociedad civil ante la ocupación intensa del territorio, especialmente el litoral todavía libre de edificaciones, ha sido orientar su actividad hacia países más exóticos y muy necesitados de inversión foránea para comenzar a desarrollar su sector turístico, hoy en destinos inexistentes. Una aventura que no les resultará tan fácil como creen por necesitar una infraestructura operativa mínima tan lejos de Murcia como Rumanía o Bulgaria, Méjico o Brasil, y República Dominicana. Y que les puede hacer volver fracasados a donde fueron rechazados por su sesgo, precisamente tercermundista, y tener que dedicarse a construir para alquilar con, obviamente, rentabilidades mucho menores de las que se han llegado a alcanzar.(NEM)